Fuente: La Jornada Alfredo Jalife-Rahme 13.11.22
BRICS constituye un bloque geoeconómico a carta cabal, pero debido al contencioso en Ucrania, donde se juega el nuevo orden multipolar soberanista
, se agregó un giro geopolítico en forma simultánea cuando hacen cola para ingresar más de una docena de relevantes países emergentes (sic)
–desde Turquía, pasando por Arabia Saudita, hasta Argentina– que ya no desean obedecer ciegamente los dictados dolarcéntricos de Washington que opera en forma egocéntrica sin transferencia de tecnología –la cual otorga su competidor chino tanto en el 15-RCEP (https://bit.ly/3Tw876f) como en sus acuerdos comerciales con el 10-ASEAN (bloque de los 10 países del próspero sudeste asiático).
El PIB nominal del pentapartita BRICS asciende a 26.24 billones de dólares (¡25.35 por ciento del PIB global, de 103.5 billones!), frente a 25.03 billones de Estados Unidos, según datos estimados del Fondo Monetario Internacional para 2022.
El PIB nominal individual de cada uno de los BRICS es: China, 18.3 billones de dólares; India, 3.5 billones; Rusia, 2.13 billones; Brasil, 1.9 billones, y Sudáfrica, 0.41 billones.
Pero no todo es geoeconomía ni hipermaterialismo economicista cuando tres de sus cinco miembros –el famoso RIC (Rusia/India/China), del esquema del ex premier ruso Yevgeny Primakov– forman parte del club nuclear: Rusia, con 4 mil 477 bombas nucleares (https://bit.ly/3ErlYGv); China, 350 (https://bit.ly/3Ty8gpQ), e India, 160 (https://bit.ly/3X0ppLR), según el Boletín de Científicos Atómicos, lo cual les confiere un estatuto geoestratégico singular a escala global y regional.
Asimismo, dos de sus integrantes –Rusia y China– son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, al que pronto deberá adherirse India –y en un descuido, hasta Brasil.
Se desprende así que BRICS es un bloque metageoeconómico de primer nivel con alcances geoestratégicos, mientras la administración Biden, como consecuencia de las extrañas elecciones del 6 de noviembre –que aún no se resuelven en el Senado ni en la gubernatura de Arizona–, se revuelve en un debate interno entre sus militares, quienes desean negociar ya una salida diplomática al contencioso de Ucrania, según NYT (https://nyti.ms/3NZWZxa), y la triada maximalista jázara (https://amzn.to/2MR0PfM) de Jake Sullivan / Antony Blinken / Vicky Nuland que persiste en desear desangrar a Rusia, aun bajo el riesgo de un Armagedón nuclear.
Por cierto, los cinco miembros BRICS forman parte del G-20 –creado después de la quiebra de Lehman Brothers en 2008, y que de facto sustituyó los designios/alcances del disfuncional G-7–que se congrega en Bali (Indonesia) el 15 y 16 de noviembre–, donde se reunirán en forma paralela los presidentes Biden y Xi (https://on.ft.com/3UztqFp), mientras Rusia tendrá la representación de su canciller Sergei Lavrov, cuyos movimientos diplomáticos serán intensamente escudriñados.
Anadolu Agency cita al canciller ruso Sergei Lavrov de que “por lo menos una docena de países están interesados en adherirse al bloque de economías emergentes (sic) BRICS (https://bit.ly/3TzpsLz)”: el interés en esta asociación global es muy, muy, elevado y continúa creciendo. No es solamente Argelia, Argentina e Irán. De hecho, existe más de una docena de tales países
, comentó Sergei Lavrov después de su reunión con su contraparte india, el muy capaz y sagaz Jaishankar, quien ha parado en seco la altivez de varios países europeos del caduco orden mundial.
A mi juicio, los criterios de adhesión al BRICS son muy rigurosos y deberían ser más flexibles tomando en cuenta que algunos candidatos
pueden jugar un implosivo papel de caballos de Troya, por lo que también hay que tener sumo cuidado en su selección.
El futuro geoeconómico/geopolítico está del lado de los BRICS, mientras el G-7 se desvanece.
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