Fuente: https://www.jornada.com.mx/2024/03/12/opinion/014a2pol Magdalena Gómez 12/03/24
En ese punto de polarización , la noche del 7 de marzo fue asesinado el estudiante de la Normal de Ayotzinapa, Yanqui Kothan Gómez Peralta, de 23 años, por policías de la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero, en circunstancias que es indispensable investigar y sancionar a los responsables. Este crimen, si bien no guarda relación con las desapariciones de los 43, sí afecta el corazón de la histórica escuela que justo estaba a unas horas de conmemorar su aniversario 98 y ha reactivado con toda razón el encono contra el Estado en especial de organizaciones como la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm) que ya definió su agenda de movilizaciones al respecto y la suma a su acompañamiento al caso de los 43. Por otra parte, este crimen también ha reactivado la estigmatización histórica racista y clasista de sectores sociales contra las normales rurales y en especial contra la de Ayotzinapa.
Sobre los hechos y circunstancias, la versión inicial de la Secretaría de Seguridad Pública fue que la muerte de Yanqui Kothan Gómez Peralta, estudiante de la normal de Ayotzinapa, fue producto de un enfrentamiento, en el antiguo libramiento al municipio de Tixtla, pues, él y dos compañeros se trasladaban en una camioneta con reporte de robo y no atendieron la señal de la policía estatal de hacer alto en un filtro de revisión. Tal enfrentamiento no tiene evidencias y la propia Fiscalía de Guerrero consideró revisar la versión y de parte de la familia y normalistas ya se denunció que se sembraron armas; también se presentó la necropsia del joven Kothan con resultados negativos en sustancias toxicas y etílicas, y pólvora por supuesto manejo de armas, señalando además que no entregaron a su madre su teléfono celular ni el del otro estudiante que fue detenido y al parecer ya liberado. El tercero logró escapar. Entre versiones ya la Fiscalía General de la República atrajo la investigación, lo cual no es garantía dada su cuestionable actuación. Por su parte la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) inició una investigación. Desde las horas siguientes al homicidio estudiantes de Ayotzinapa se trasladaron a Chilpancingo a realizar actos de protesta, que incluyeron la quema de dos unidades de la policía estatal. El sábado 9 de marzo retuvieron a guardias nacionales y los liberaron ilesos, pero incendiaron sus dos vehículos. Señales de que no esperaran sentados a que se haga justicia. Tienen muy presente que el 12 de diciembre de 2011 , los normalistas de Ayotzinapa Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, murieron al ser impactados por disparos de policías federales y estatales y la justicia espera aún.
Los familiares de los 43 normalistas ya anunciaron su exigencia de esclarecimiento y reiteraron el respaldo al abogado Vidulfo Rosales, lo que generó la ira del Presidente de la República al declarar que se presentarán a denunciar en los actos de campaña de Claudia Sheinbaum y no en los de la oposición. Ya está en curso una campaña para deslizar desviaciones a la investigación sobre el crimen del estudiante Kothan, muy apreciado en la normal, en el club Guadalupano de Tixtla y en la comunidad de Tixtla así lo expresaron en el acompañamiento ritual en sus calles a su sepelio. Quien recuerda aquella expresión de no despertemos al México bronco
al parecer el crimen del 7 de marzo ya despertó al normalismo rebelde y combativo que, sin duda, se reactivará más allá de Ayotzinapa. Sobra el compromiso de que se continuarán las investigaciones el próximo gobierno. Será obligado.