Atilio Boron analiza el triunfo de Milei: “fue una construcción mediática prolijamente planificada”

Fuente: https://frenteantiimperialista.org/atilio-boron-analiza-el-triunfo-de-milei-fue-una-construccion-mediatica-prolijamente-planificada/                            logo

Nótese que, tal como la asegura un informe de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), entre 2016 y 2022 la transferencia de ingresos del trabajo al capital ascendió a los 87 mil millones de dólares, de los cuales 48 mil millones de dólares se trasladaron en 2021 y 2022, años en que gobernó una coalición “nacional y popular”. El resultado: gravísimo deterioro del salario que, incluso, llega a estar en la economía formal por debajo de la línea de la pobreza. ¿Podía esperarse otra cosa que la frustración y el enojo de amplias franjas del electorado ante esta dolorosa realidad económica? ¿Qué anticuerpos tenían como para haber evitado caer seducidos por un discurso disparatado, plagado de mitos absurdos (¡como por ejemplo, que la Argentina de inicios del siglo XX era el país más rico del mundo, entre tantos otros dislates!), pero que vociferaba la necesidad poner término a una situación intolerable dejando de lado todo lo viejo y execrando a una supuesta “casta” que, mirando su propio beneficio, los había condenado a la pobreza y la indigencia?

¿Cómo visualiza la oposición a Milei, habrá un movimiento que vigile su programa?

Dependerá de la reorganización y rearticulación del campo popular, de sus propuestas concretas de lucha, del carácter de su estrategia defensiva ante los previsibles ataques de un gobierno obsesionado por recortar derechos laborales y sociales y provocar un maxi-ajuste de la economía. También de la emergencia de liderazgos creíbles y dotados de un gran poder de convocatoria, capaces de atraer a los millones de persona hundidas en la miseria y la inseguridad por la ilimitada voracidad del capital.

El sistema de partidos ha saltado por los aires y, peor aún, las fuerzas políticas y las identidades que marcaron gran parte de la vida política argentina desde mediados del siglo pasado y hasta hace unos pocos años –el radicalismo y el peronismo– han entrado en una crisis de inéditas proporciones. Probablemente reaparezcan, en clave neoliberal y bajo formas mutantes y, probablemente, aberrantes que poco o nada tendrán que ver con el ADN que los constituyó.

El radicalismo orgánico se desvaneció y sus votantes se lanzaron con todas sus fuerzas a votar a quien había insultado groseramente a los dos más importantes líderes de esa fuerza política: Yrigoyen y Alfonsín. Y el aparato del peronismo, y los votantes de esa corriente, solo en una minoría apoyaron la candidatura de Massa. Basta ver lo ocurrido con provincias usualmente baluartes de la votación peronista (La Rioja, Salta, Tucumán, Chaco, Catamarca, Santa Cruz y en menor medida otras) para comprobar que ese electorado ya está disponible para cualquier demagogo o cualquier arreglo cupular que decidan los grupos que en cada provincia se apoderaron de ese sello. Ni los radicales ni los peronistas son hoy por hoy fuerzas políticas con una organización, liderazgo y estrategias de lucha política de alcance nacional. Se han fragmentado en 24 partes, una por cada provincia, y dispuestas a negociar su voto según las circunstancias.

¿Cómo es y cómo será la relación de Milei con las Fuerzas Armadas?

Creo que será muy buena. La vicepresidenta Victoria Villarruel es una desembozada apologista de la dictadura genocida, admiradora del dictador Jorge Rafael Videla y sus compinches en la violación de los Derechos Humanos; será ministra de Defensa y Seguridad.

La socialización política reaccionaria de las Fuerzas Armadas, tarea para la cual el Comando Sur y los diversos tratados de colaboración militar entre los Estados Unidos y la Argentina juegan un papel muy importante, seguramente les abrirá el camino para encargarse de la represión que necesariamente exigirán las políticas ultraneoliberales de Milei.

En línea con lo que dijera e hiciera Patricia Bullrich como ministra de Seguridad del gobierno de Macri, Milei le otorgará luz verde a las Fuerzas Armadas y las policías para descargar su potencial represivo contra el “enemigo interior” con total impunidad. La “Doctrina Chocobar”, era un protocolo que habilitaba a las fuerzas federales a disparar sin dar la voz de alto contra cualquier sospechoso, lo que implica un gravísimo retroceso en materia de respeto de las garantías individuales y la vigencia del Estado de Derecho. Fue dejada sin efecto por una de las primeras iniciativas del gobierno de Alberto Fernández, pero  desgraciadamente parecería ser que dicha doctrina estará de regreso con el nuevo gobierno.

No obstante,  habrá que ver cómo reaccionan las fuerzas de seguridad en el momento en que deban toparse con millares de jóvenes, mujeres y niños reclamando justicia más allá de que las enseñanzas de la historia contemporánea de América Latina demuestran que la confusión entre seguridad interior y defensa exterior suele ser la madre de gravísimas violaciones a los Derechos Humanos, como ocurriera en México en los años anteriores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En los Estados Unidos o en los países europeos ambas funciones están claramente delimitadas. El nuevo gobierno argentino parece dispuesto a hacer una apuesta de más que obvias funestas consecuencias. Pero, en este como en otros temas, como las políticas de recortes o anulación de derechos, sería un error subestimar la reacción de la sociedad argentina, que en varias ocasiones ha dado muestras de oponerse a feroces dictaduras o salvajes planes de ajuste económico. La historia argentina ofrece numerosos ejemplos de resistencia y si bien la sociedad ha cambiado mucho en los últimos tiempos no sería extraño que esa rebeldía reapareciera una vez más con fuerza volcánica, aún en ausencia de apropiadas estructuras organizativas. El “Cordobazo” de 1969 y la insurgencia popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 son espectros que sin duda perturbarán el sueño de quienes pretendan destruir las conquistas económicas, sociales y culturales que el pueblo argentino obtuvo mediante grandes luchas.

El triunfo de Milei, geopolíticamente hablando, ¿cómo podría afectar a la Región?

Perjudica en primer lugar a la Argentina, porque en consonancia con lo que pide Washington convertirá a este país en un ariete para reducir la presencia de China en la Región, aún a costa de perjudicar los intereses nacionales de la Argentina, de sus sectores exportadores y de la mano de obra a estos vinculada. La de Milei es, probablemente, una victoria “soñada” por el establishment norteamericano. porque encuentra en el sur del continente a un fanático dispuesto a ejecutar sin chistar las menores sugerencias provenientes de Washington: cerrilmente anticomunista (en una definición de tal vaguedad  que va desde Lula hasta el Papa Francisco, pasando por China, Cuba, Venezuela y Nicaragua); alineado incondicionalmente con el Imperio, justificador del genocidio en curso en Gaza, admirador del Estado terrorista israelí y de la sociedad norteamericana, Milei desde la Casa Rosada alentará con su ejemplo similares comportamientos entre los líderes de la derecha de países vecinos.

Tal vez, y otra vez hay que tener en cuenta los clivajes al interior del bloque dominante, podría llegar tan lejos como para no solo excluir a la Argentina de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), sino inclusive rechazar o postponer sine die la decisiva incorporación de nuestro país al BRICS plus, que debería concretarse el 1 de enero del próximo año.

En pocas palabras, la cruzada en contra del “enemigo chino”, según los documentos del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, ha encontrado su profeta en estas lejanas y turbulentas tierras del Sur.  Y, desde el punto de vista geopolítico, con Milei en la presidencia de la Argentina se resiente la gravitación en el tablero internacional de Latinoamérica y el Caribe.

(Entrevista realizada por Juan José Peralta Ibáñez para Correo del ALBA, el 20 de noviembre de 2023)

 

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