Publicado originalmente en “I principii”, L’Adunata dei Refrattari, Nueva York, el 13 de junio de 1936. Traducción de Pilar García Colmenarejo.
Lo confirmo: a mí la llamada a los principios me importa un pimiento, porque sé que bajo ese nombre van las opiniones.
Esto es así de manera particular en el ámbito político.
“El hombre sin principios —Explica Max Sartin— es un hombre sin identidad, listo para asumir en cada ocasión de la vida actitudes diferentes, que no tienen ningún nexo entre sí excepto el capricho, la pasión o el interés de quién los asume. En política, individuos semejantes se llaman camaleones o veletas”.
Militando desde hace más de veinte años bajo la misma bandera política, no habiendo obtenido en el curso de esta modesta pero no indigna militancia ninguna ventaja que no fuese de índole moral, no me reconozco en la definición citada más arriba.