Aprobar leyes que nada cambian mientras expulsan a familias de sus casas

Isabel Cervera

Aprobar leyes que nada cambian mientras expulsan a familias de sus casas

“Cuando la tiranía se hace ley,
la rebelión es un derecho”

Alguna prensa mercenaria del poder político y los intereses de las empresas inmobiliarias, como Las Provincias, ha calificado a nuestras hijas e hijos, militantes del Sindicato de vivienda de Orriols, de “ocupas” y “gamberros”, tras el asalto de las fuerzas y cuerpos de seguridad a 13 viviendas del bloque liberado por ellos, según fueron informados a primera hora de la mañana, la policía no tenía orden judicial para ejecutar (tan solo una de las viviendas) esto sucede cuando, por enésima vez, estás hijas de obreras, trabajadoras y estudiantes ponen su cuerpo y su coraje en la defensa del derecho habitacional para las personas del barrio sin recursos.

Está finca, obtenida mediante subasta por Miquel Llora Martín que aparece como único administrador de la empresa Real Mican SL, inscrita en el registro mercantil con un presupuesto de 3000 euros, se dedica al negocio inmobiliario como no podía ser de otra manera, ese negocio que impulsa la gentrificación en los barrios, promocionando viviendas turísticas en detrimento de las necesidades urgentes y prioritarias, las de la extrema necesidad, 14 familias vulnerables, organizadas con el Sindicato de vivienda de Orriols pusieron sus esperanzas durante algunas semanas en poder permanecer bajo un techo que los cobijara, no ha sido así.

Un desproporcionado despliegue policial ha ido sacando una a una a las personas que habitaban el bloque, algunas de ellas, nuestras hijas e hijos que acompañaban a las familias, el día anterior, hicieron frente al desahucio de María y Antonio, dos personas con problemas de salud que vivían en ese domicilio desde hacía más de 13 años, de hecho, María sufrió un síncope durante la posterior entrevista con servicios sociales y la única asistencia que recibió fue la de nuestras chicas y chicos del sindicato.

No es tolerable que todo este drama social tenga una repercusión mediática tangencial, manipulada, mezquina, cobarde y chapucera, el rigor periodístico es un principio fundamental del código deontológico y no cumplirlo es señal inequívoca del sometimiento a intereses espurios.

 

Nosotras, madres obreras que llevamos toda la vida en las luchas sociales, agradecemos y admiramos a nuestras jóvenes irreductibles, organizadas, concienciadas, por su coraje y profundo amor por la justicia social, las hemos visto llorar de impotencia cuando han perdido un desahucio, firmes y valientes cuando estaban siendo agredidas por los mercenarios cobardes del poder establecido.

Nuestras hijas e hijos solo pretenden ser okupas de la conciencia colectiva que sea capaz de articular la movilización social, esa que logró la jornada laboral de 8 horas a costa de sangre y vidas humanas, de los derechos de los inmigrantes, de las mujeres, de los sintecho, de los sistemas de protección social, de una enseñanza accesible, gratuita y de calidad, así que nosotras, madres orgullosas de seres humanos que son sujetos históricos por su capacidad y voluntad de transformar, solo podemos desear a quienes colaboran mediante la violencia física e institucional, mediante las injurias y la indiferencia un rápido viaje a los vertederos de la historia, ese es el lugar reservado para el vasallaje.

Sabemos en qué consisten sus “castigos ejemplarizantes”, a su lado vamos a estar, nosotras y muchas organizaciones que saben en qué consisten los procesos que hacen cambiar el mundo… ellas, ellos, llevan un mundo nuevo en sus corazones.

“Un desalojo, otra okupación”, “Vosotros por dinero, nosotros por amor”.

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