Aprendiendo de Sembène: Contando las historias que importan

Fuente: https://cidafucm.es/spip.php?article45586                African Arguments                                                                       Dika Ofoma                                                                       24/03/2023

Cien años después del nacimiento de Ousmane Sembène un cineasta en ciernes describe su despertar social y el descubrimiento del difunto director senegalés.

Crecí

Crecí principalmente con las películas de Nollywood. Debido a que estaba rodeado de tías que eran incondicionales admiradoras de Patience Ozokwo, significó que, a una edad temprana, desarrollé un interés en los videos caseros de Nollywood que veían todas las noches. Pronto, cultivé una preferencia por ellos sobre los dibujos animados que se esperaba que viera y me gustaran. Antes de poder escribir composiciones sobre mi comida favorita y las vacaciones de Navidad en mi ciudad natal, podía recitar partes de películas como Terrible Sin, Abuja Connection y For Better, For Worse.

A medida que crecí y comencé a prestar más atención a estas películas, me di cuenta de lo defectuosas que eran. Y estos defectos iban más allá de los bajos valores de producción, discordante audio e intrincadas tramas. Comencé a estar en desacuerdo con el mensaje de estas películas.

Algunos insinuaban fuertemente que la violación era consecuencia del acoso sexual de la mujer o la forma en que interactuaba con hombres. Otros eran propaganda cristiana pentecostal que predicaba el fuego del infierno para cualquiera que viviera de una manera desviada de las doctrinas cristianas. Y cuando no eran de éstos temas eran sobre suegra y nuera peleándose por el dominio sobre un hombre. O porno de miseria sobre malvados parientes. Me cansé de la repetición.

Disminuyendo mi interés en Nollywood busqué entretenimiento en otra parte. Hollywood, con sus desenlaces de grupos focales y finales felices me aburría. Me encerré en el mundo de los libros. La mayoría eran de autores nigerianos y otros africanos. Mi interés por la literatura africana me abrió a diversas narraciones, a escritores que construían personajes con los que me relacioné de inmediato, anclados en sus sociedades y culturas. Leí novelas como la de Chinua Achebe Chike and the River, Eze Goes to School de Michael Crowder y Onuora Nzekwu, Mother’s Choice de Agbo Areo, Potter’s Wheel de Chukwuemeka Ike, Sugar Girl de Kola Onadipe, The African Child de Camara Laye y otros títulos de la serie Macmillan Pacesetter.

Experimenté un tipo de deleite similar cuando me topé con Moolaadé de Ousmane Sembène en 2020. Me atrajeron sus motivadas desviaciones narrativas. Moolaadé es una película de declaración contra la mutilación genital femenina. Pero no es su relevancia social lo que lo hizo destacar para mí. Más bien es la forma en que Sembène maneja la narración de historias. En historias como esta- socialmente motivada- centradas en la opresión patriarcal-, la narración es a menudo arruinada por el sentimentalismo sermoneador. Pero Sembène construye Moolaadé sobre la resistencia y el desafío a las normas patriarcales.

Lo que más me impresionó de Moolaadé fue la ausencia de un complejo salvador. Ambientado en un pueblo rural de Burkina Faso, Sembène podría haber elaborado la historia de una manera que hubiera utilizado la influencia de la educación occidental para alterar la cultura de la circuncisión femenina. Más bien, instrumentaliza a las mujeres para el trabajo de disrupción. Lideradas por la protagonista, Coile, las mujeres de la comunidad se rebelan contra la circuncisión de sus hijas. Las mujeres habían experimentado el trauma de la mutilación genital y no querían que sus hijas pasaran por eso. Sembène encuentra que eso es motivación suficiente para inspirar una revuelta contra el patriarcado.

Moolaadé contrasta marcadamente con el tropo de Nollywood de recibir su merecido para los personajes femeninos que se atreven a oponerse al patriarcado. Donde las mujeres de Sembène son seres completos y complejos con agencia, cuya existencia no está atada a su relación con un hombre, Nollywood castigaría rutinariamente a similares protagonistas que se atrevieran a vivir una existencia similar.

En una escena de Faat Kine (2000), Sembène tiene a un grupo de mujeres de mediana edad tranquilamente sentadas discutiendo, entre otras cosas, su vida sexual y su estado de soltería. Son solteras, independientes y exitosas, pero su riqueza material no las protege de las normas patriarcales de su sociedad, sobre todo de la presión de casarse con un hombre. Una de ellas se lamenta: “Mujeres solteras. Trabajadoras. Jefes de hogares. Tenemos todas las responsabilidades de un hombre pero ninguna de las ventajas”.

Con ese singular comentario, Sembène revela dónde radica su empatía. Su protagonista femenina, la homónima Faat Kine, ha sido capaz de subir la escalera del éxito generalmente reservada para hombres a fuerza de voluntad y valor, después de haber sido abandonada dos veces por hombres que habían prometido amarla.

Faat Kine fue realizada en el cambio de milenio. Si hubiera sido realizada por un cineasta de Nollywood de esa época, Faat Kine habría sido una historia de advertencia sobre la promiscuidad. Habría terminado también de diferente manera. Su esposo, que la había abandonado, habría regresado a su vida, prescindiendo de cualquier necesidad de justificar su regreso, siendo su verdadera prioridad la necesidad de mantener la unidad familiar tal como la dispuso el Dios Cristiano.

Mientras que el Nollywood de los años 90 y 2000 tenía a la doctrina cristiana para propagar, el Nollywood de hoy no tiene idea de qué hacer con la narración de historias más allá del entretenimiento (no es que sean expertos en esto), llevando a una aburrida película tras otra. No quiero sugerir que los cineastas tengan que hacer películas ideológicamente motivadas, como hizo Sembène, para ser reconocidos como artistas, pero contar historias tiene un propósito más allá del entretenimiento y el escape.

Las películas de Sembène son también humorísticas. Xala (1975) es una comedia sobre un hombre que descubre, para su alarma, que no puede estar a la altura de las circunstancias en su noche de boda con su tercera esposa y se embarca en la búsqueda de una cura para su impotencia. Pero Xala es en realidad una sátira sobre los líderes posteriores a la independencia de África que, tras derrocar al colonizador blanco toman el poder y abandonan pronto a su propio pueblo, seducidos por influencias extranjeras en su búsqueda de gratificación personal.

La filmografía de Sembène está marcada por películas con fuerte trasfondo político y social. Como te hacen reír y llorar, tienen un mensaje más profundo que transmitir. Inicialmente se había propuesto ser novelista, su despertar político e intelectual fue provocado por sus experiencias en Francia como trabajador portuario y sindicalista en la década de 1950. Pero como los libros eran inaccesibles para la mayoría de sus compatriotas que no sabían leer ni escribir, recurrió a contar sus historias en imágenes en movimiento.

Desde su primer largometraje La Noire De… hasta Moolaadé, su última película, Sembène se preocupó por criticar el colonialismo, satirizando la ineptitud de los líderes independentistas y denunciando la hipocresía de la religión, especialmente de las religiones abrahámicas. También hizo, en mi opinión, algunas de las películas feministas más destacadas de su época y más allá. Para Sembène, contar historias, ya sea a través del libro o de la cámara, era una herramienta para el cambio social.

Sus películas fueron repetidamente prohibidas por sus supuestas provocaciones y lo que fue criticado como sus negativas representaciones de Senegal. Pero Sembène no se inmutó y continuó haciendo películas con carga política. Los cineastas de Nollywood a menudo se defienden de las críticas por su renuencia a explorar temas de conciencia social y política argumentando que el público no aprecia este contenido, razón por la cual terminan haciendo «lo que el público quiere«.

Estoy seguro de que Sembène no socavaría su integridad artística con fines comerciales. Su determinación de hacer las películas que le dieron un propósito frente a todo tipo de oposición nos enseña resiliencia.

La situación política en África no ha mejorado desde que Sembène nos dejó. Las cosas han ido de mal en peor. Si estuviera vivo hoy habría seguido haciendo alegorías críticas con la clase política. Que todos seamos tan resistentes como él.

Me ha influido mucho el enfoque narrativo de Sembène. Si bien solo he hecho cortometrajes, he sido consciente sobre el tipo de historias que elijo contar y lo que quiero que la audiencia saque de ellas. Con mi primer cortometraje, Soma, quería llamar la atención sobre la vida rural en el sureste de Nigeria, donde las niñas menores de edad son vendidas en matrimonio para pagar la deuda de sus padres. Es una práctica tan extendida ahora que es considerada como una tradición.

También he llegado a prestar más atención cuando escribo sobre las mujeres. Sé que está de moda escribir personajes femeninos fuertes, pero he elegido preocuparme menos por su fuerza y más por su humanidad. Las mujeres son complejas y falibles, por lo que cuando escribo sobre mujeres mi objetivo es capturar los matices que las humanizan.

En definitiva, lo que me ha enseñado Sembène es que no basta con contar historias; es imperativo contar las historias que importan.

Dika Ofoma@DikaOfoma

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