Apocalipsis occidental. El lince

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El Occidente psicópata ya no da más de sí y actúa como un drogadicto: cada vez necesita más dosis para mantenerse. O intentarlo. Esta es la lógica de la aventura neonazi del país 404, antes conocido como Ucrania, en Kursk (como hicieron sus antepasados, entrar en Rusia es fácil, lo difícil es salir y más con vida), de la aventura neonazi del IV Reich sionista, antes conocido como Israel, y de muchos otros movimientos occidentales de los últimos días. Ni una cosa ni otras son posibles sin el diseño, apoyo y aval occidental, con EEUU a la cabeza y sus vasallos europeos y asiáticos de comparsas. Así hay que verlo.

¿Os recuerdo que el bufón Zelenski dijo que quería hacer del país 404 «un gran Israel», es decir, un país armado, nuclear y belicoso?

Entre los habituales consumidores del estercolero mediático hay dos cosas: entusiasmo y pesimismo. Los unos, porque se creen todas las mierdas supremacistas, lo otros porque entienden que hay debilidad.

Todo lo que está pasando está interrelacionado y hay que verlo solo desde la perspectiva del estertor del agónico. Pero el miedo en Occidente es palpable, pese a todo. Por eso hoy los neonazis atacan una central nuclear. Por eso EEUU envía submarinos y barcos a las costas de Líbano. Fingir que Occidente se está viendo superado por unos vasallos indóciles está muy bien para quien tenga el encefalograma plano.

Tanto el país 404 como el IV Reich sionista lanzan operaciones al más puro estilo «terrorista», atacando principalmente poblaciones civiles, y la respuesta de Rusia, en el primer caso, y la de Irán, en el segundo (y esto será objeto de un próximo análisis), están relacionadas. Rusia ha respondido garantizando la protección y evacuación de las poblaciones civiles y creando medidas anti-terroristas. Nada de declaración de guerra ni de operación militar especial, ni zarandajas por el estilo. No hace falta. El país 404 no existe y después de esto ya no será ni un recuerdo. Y Rusia chulea a la OTAN diciendo que no está a su altura a nivel militar. Discrepad si queréis, pero no antes de pensar.

(Publicado en el blog del autor, el 12 de agosto de 2024)

 

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