Ante un invierno con Trump, un verano con Camus

Manuel Pérez Rocha L.*
El día después de las elecciones en Estados Unidos, los colegas del Instituto de Estudios Políticos (IPS), mi trinchera desde hace 16 años, nos reunimos para compartir nuestra perplejidad y, tras una especie de catarsis, afirmamos que ¡juntos lograremos navegar este siguiente termino presidencial!

Pero cada pelotazo en la cara duele. Los nombramientos que está haciendo Donald Trump apuntan a que cumplirá con sus ultraderechistas promesas, incluyendo expulsar a millones de indocumentadoscombatir al enemigo interno, que son quienes se le opongan.

El pasmo es doble. ¿Por qué no ganó Kamala Harris? Hay una plétora de análisis, incluso en este diario, y una combinación de factores; el apoyo de la administración Biden-Harris a la genocida guerra de Israel contra Gaza, que ha costado al pueblo estadunidense miles de millones de dólares, mientras la inflación rampante impacta los bolsillos de la gente; el continuo desentendimiento del Partido Demócrata de las clases trabajadoras y su alineamiento con el aparato industrial militar y con Wall Street (ver Saxe Fernández, La Jornada, 14/11/24); hasta el error de Harris de aparecer en campaña con Liz Cheney y su papá el halcón militar y torturador Dick Cheney del partido Republicano, corresponsable de la guerra contra Irak.

Lo más probable es que sea una combinación de esos y otros factores, pero dolorosamente también persiste un elemento de misoginia. Mi colega John Feffer, director de la revista Foreign Policy in Focus, del IPS, fue a Pensilvania a tocar puertas para convencer a la gente de votar por la democracia. Dice que tuvo respuestas inauditas; “hablé con jóvenes enojados que decían que iban a votar por Trump. Hablaban de él como si fuera Tony Montana, el gánster interpretado por Al Pacino en la película Scarface: violento, sin ley y poderoso […] y que se enfrentaría a los enemigos extranjeros de Estados Unidos y sería duro con la delincuencia en el país. Varios me dijeron […] que una mujer presidenta sería demasiado débil para lograr eso”. Asimismo, recibió respuestas con nociones absurdas, lanzadas por Trump y Fox News, de que Harris es marxista y comunista. Concuerdo con Feffer de que el nivel de comprensión política de la población es escandalosamente bajo (https://acortar.link/V44AWG).

Aceptando la realidad, hay que evitar la desolación. Como dice Tope Folarin, director del IPS, “todos en nuestro instituto tenemos amigos, colegas, seres queridos y miembros de nuestra comunidad que estarán en riesgo en los próximos años. Sabemos que el fascismo se alimenta de la desesperación. Así que sólo hay un camino a seguir: ‘fight like hell’ (luchar a todo lo que da), como nos instó la legendaria activista sindical Mother Jones”. Explica Folarin que en EU y todo el mundo, los votantes se sienten abandonados por sus políticos. Han sufrido una pandemia, desastres climáticos e intentan llegar al fin del mes en una economía desigual, mientras las empresas nos estafan y los directores ejecutivos se llevan las ganancias. La extrema derecha ha utilizado ese dolor como arma para poner a la gente contra sí, y no en contra de los verdaderos villanos. En efecto, el IPS, que es la institución de investigación progresista más antigua del país, ha vivido muchas tormentas políticas en sus 61 años y, a decir de Folarin, a menudo es ahí donde los movimientos encuentran las soluciones más urgentes, audaces y creativas a las crisis de nuestro tiempo. Durante la primera administración de Trump, IPS participó con cientos de organizaciones articulando movimientos por la justicia racial y de género, los derechos de los inmigrantes y la justicia económica, que lograron poner frenos al caos trumpista. IPS cuenta con aliados en el caucus progresista del Congreso, en 17 gobiernos estatales (donde reside la mayoría de estadunidenses) y en comunidades de todo el país. “Y con aliados como la Campaña de los Pobres (https://acortar.link/V44AWG)”, dice Folarin, trabajaremos para aprobar políticas transformadoras, que graven a los ricos, hagan más asequible la vivienda, protejan nuestro planeta y más” (https://acortar.link/8Lgit9).

En cuanto a gravar a multimillonarios, Sarah Anderson, directora del Pro­grama de Economía Global del IPS, escribió el artículo En medio de la oscuridad, algunos puntos brillantes en la lucha contra la desigualdad. Allí describe cómo el estado de Washington rechazó la derogación del impuesto sobre las plusvalías y sobre las nóminas que financian seguros de cuidado de adultos mayores, y cómo votantes de Illinois apoyaron aumentar impuestos a millonarios. Destaca cómo se han aprobado reformas favorables a los trabajadores en estados republicanos, como Nebraska, Missouri y Alaska, incluyendo garantizar el retiro del trabajo pagado (https://tinyurl.com/4au2euvm).

Las terroríficas amenazas de Trump a millones de seres humanos, en contraste con la lucha eterna por los derechos humanos, me lleva a concluir con un fragmento de Albert Camus: “Volvía a descubrir en Tipasa que había que guardar intactas dentro de uno mismo una frescura, una fuente de alegría; amar el día que escapa a la injusticia y volver al combate con esa luz conquistada […]. Yo había sabido siempre que las ruinas de Tipasa eran más jóvenes que nuestras obras en construcción o nuestros escombros. El mundo empezaba allí cada día con una luz siempre nueva. ¡Oh, luz!, ése es el grito de todos los personajes enfrentados, en el drama antiguo, a su destino. Ese último recurso era también el nuestro y ahora yo lo sabía. En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible” (https://tinyurl.com/4ytxf566). En adelante me preocuparé de lo que pasará con Trump, pero leeré más a Camus y a humanistas que ayuden a aliviar el alma.

*Institute for Poilicy Studies www.ips-dc.org

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