La humorista también ha denunciado lo ocurrido en el programa de Mañaneros de RTVE, El Tablero de Canal Red o En Boca de Todos de Cuatro. Desde AraInfo hemos hablado con la humorista sobre lo ocurrido.

La cronología de las amenazas: de Twitter a Instagram

Todo comenzó un miércoles, alrededor de las tres de la tarde, cuando Ane recibió la primera amenaza del que posteriormente supo que era el zaragozano José Alejandro López de Guzmán. Este usuario, a quien la humorista describe como «fachirulo», le deseó que «ojalá” le “cogieran entre cinco menas” y le “dieran una paliza de muerte». Este mensaje, enviado como respuesta a un tweet en el que Ane discutía un tema diferente, claramente reflejaba la molestia del agresor por sus posturas antirracistas, algo que Ane ha defendido públicamente en numerosas ocasiones.

Pero Ane, lejos de amedrentarse, decidió exponer la amenaza citando el mensaje y burlándose de su agresor. «Me parece muy importante siempre exponer los mensajes de amenazas que nos hacen, pero dentro de un contexto de burla, porque si no solo amplificamos el mensaje de terror que intentan transmitir», nos cuenta.

Posteriormente, el agresor continuó enviando mensajes cada vez más violentos, donde incluían amenazas explícitas de muerte, violación y hasta la posibilidad de atropellarla con un coche.

Ante esta escalada de violencia, Ane bloqueó al usuario en X, pero este continuó creando nuevas cuentas para seguir acosándola y amenazándola. La situación se tornó más grave cuando el agresor decidió trasladar sus ataques a Instagram, enviándole mensajes de audio que Ane describe como «aterradores».

El intento de confrontación y la denuncia

En un intento de plantar cara al agresor, Ane decidió citarlo para un encuentro cara a cara en la Plaza de Zabalburu, a las seis y media de la tarde. «Le dije, pues estas cositas me las vas a decir a la cara». Sin embargo, tras esperar durante 40 minutos en la plaza, el agresor no apareció. «Me hizo perder mi valioso tiempo», lamenta Ane, frustrada por no haber podido enfrentarse directamente a la persona que tanto la había acosado.

Al día siguiente, Lindane decidió llevar el caso a la comisaría, aunque con pocas esperanzas de que la denuncia tuviera algún efecto real. «Tenía muy claro cuál iba a ser el trato hacia mí» y “de hecho, acerté, por desgracia”, ya que al explicar la situación a los oficiales, la humorista se topó con una actitud de desdén y falta de comprensión sobre el acoso en redes sociales. «Nada más entrar en comisaría, me dijeron que si las amenazas venían de redes sociales, lo tenía ‘clarinete'», relata. A pesar de ser transferida a otro oficial que mostró un poco más de empatía, Ane percibió una clara “falta de formación y de interés” por parte de la policía para manejar estos casos.

«En la propia denuncia aparece una cláusula que dice que si en 72 horas no han encontrado a la persona que te hace las amenazas, no se continúa con la investigación», nos relata Ane, mostrando su frustración por la falta de diligencia en estos casos. A pesar de esto, decidió proceder con la denuncia porque quería que quedara constancia de las amenazas. «Quería que constase que yo había denunciado a esta persona por amenazas», afirmó, aunque sin muchas expectativas de que el agresor sea finalmente identificado o castigado.

La motivación detrás del acoso: silenciar a las mujeres en el espacio público

Ane está convencida de que la motivación principal detrás de estos ataques es el intento de silenciar a las mujeres que se expresan públicamente, especialmente en temas sensibles como el feminismo y el antifascismo. «Ellos lo que buscan es silenciarnos, al igual que un agresor callejero pretende que tengas miedo, que agaches la cabeza y que no ocupes esos espacios que ellos consideran suyos en la calle».

Para Ane, el acoso que sufren las mujeres en redes sociales es una extensión del patriarcado, que busca mantener a las mujeres «quietitas y calladitas». La humorista, que utiliza sus plataformas para hacer comedia y expresar sus opiniones políticas, considera que su visibilidad pública rompe con estos mandatos, lo que provoca la ira de los agresores. «Eso les molesta muchísimo porque estamos rompiendo con uno de los principales mandatos del patriarcado», subraya.

El impacto emocional del acoso: entre la fortaleza y el agotamiento

A pesar de llevar tiempo lidiando con este tipo de acoso, Ane reconoce que el impacto emocional puede ser devastador. «Hay días que es agotador, francamente agotador», mencionando que algunas veces las amenazas logran afectarla más de lo que desearía. Sin embargo, también señala que ha desarrollado una especie de resistencia al acoso proveniente de la extrema derecha, lo cual le permite manejarlo con cierta fortaleza emocional.

Lo que Ane encuentra más desgastante, sin embargo, es el acoso que recibe por parte de personas que deberían ser sus aliados naturales. «También hay acoso por parte de gente de izquierda, y eso es bastante más devastador porque te das cuenta de que gente que debería estar de tu lado, o al menos no atacándote, te ataca». Esta traición, según ella, está motivada por la misma incomodidad que provoca ver a mujeres ocupando espacios públicos de manera activa.

El apoyo de la comunidad online: una red de solidaridad

A pesar de la crudeza de la situación, Ane ha encontrado un enorme apoyo en la comunidad online. «He recibido un mogollón de apoyo de la comunidad online, ha sido clave. No he estado sola en ningún momento», comentó emocionada. La solidaridad que ha recibido le ha proporcionado una red de apoyo que va más allá de las relaciones personales cercanas, extendiéndose incluso a personas que no conocía antes del incidente.

El apoyo online ha sido tan efectivo que, en cuestión de horas, los internautas lograron identificar al agresor, encontrando detalles como su nombre, fotos e incluso sus calificaciones académicas. «Tengo hasta sus putas notas de la FEP, si esto es cierto», bromeó Ane, evidenciando el poder de las redes cuando se utilizan para el bien común.

La dificultad de perseguir el acoso en redes sociales: una cuestión de voluntad

Aunque Ane ha denunciado formalmente al agresor, tiene poca confianza en que las autoridades hagan algo al respecto. «Sé que no va a llegar a ningún lado», afirma con resignación, señalando que la impunidad es la razón principal por la cual estos ataques continúan ocurriendo. Y rechaza la idea de que las amenazas en Twitter sean difíciles de rastrear. «Es muy fácil dar con la IP de alguien, y prueba de ello es que en 48 horas un grupo de personas, en absoluto expertas en esta materia, han sido capaces de dar con nombre, apellido, notas de la AFP y todo de este tío».

Para la humorista, el problema no reside en la tecnología, sino en la falta de voluntad para aplicar la ley de manera efectiva. «Ya existe una ley que prohíbe amenazar a alguien, pero nadie investiga, a nadie le importa», lamenta. Según Ane, el sistema actual “permite, legitima y ampara a los acosadores”, dejándolos actuar con total impunidad.

El papel de las plataformas y las autoridades: entre la pasividad y la complicidad

En cuanto a las plataformas como X, Ane es escéptica sobre cualquier mejora real en la seguridad de los usuarios bajo el liderazgo de personas como Elon Musk. «Twitter es una plataforma del enemigo, no aspiro a que Twitter sea un lugar más amable, aspiro a que gente como Elon Musk desaparezca», comenta tajantemente.

Para Ane, el problema es sistémico y no se limita a las plataformas. «El problema es que existe un sistema que permite, legitima y ampara a estas personas que nos acosan».

Recientemente, y según nos cuenta Lindane, el sindicato ultraderechista Esan ha remitido este jueves un escrito al consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, en la que tilda de «falsas y degradantes» las palabras de la humorista bilbaina y pide aplicarle la ley mordaza. En concreto el artículo 37 de la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana por «faltas de respeto y consideración» a miembros de los cuerpos policiales en las entrevistas que realizó estos días.

El mensaje a otras mujeres: No ceder al miedo

Finalmente, Ane envia un mensaje a otras mujeres que podrían estar enfrentando situaciones similares de acoso y amenazas en redes sociales. «Tener miedo es legítimo, pero ellos lo que quieren es que tengamos miedo», señaló, instando a las mujeres a no dejarse intimidar. «Realmente son unos cobardes, no se atreven a confrontarnos en persona», afirma, mencionando que la exposición pública de los agresores es una herramienta poderosa para desarmarlos: “En el momento en el que los exponemos y les ponemos un espejo delante y todo el mundo puede ver quiénes son, qué cosas nos dicen, cómo se llaman, se cagan de miedo, se cagan de miedo.”

«Nosotras somos más, más listas, más guapas, más fuertes y tenemos la razón, estamos en el lado correcto de la historia, así que exponerlos, enfrentarse, confrontar y no tener miedo«, concluyó Ane en esta entrevista de AraInfo, alentando a las mujeres a mantenerse firmes, a buscar apoyo en su red de contactos y a no ceder ante las amenazas.