Análisis desde Bielorrusia: “¿Cómo llegaron los bielorrusos a…

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Análisis desde Bielorrusia: “¿Cómo llegaron los bielorrusos a rebelarse contra la dictadura?” y “Cuidado con el régimen que está tratando de separarnos”

11-08-2020

Si le hubieras preguntado a la gente de Bielorrusia cuánto tiempo le quedaba a la dictadura de Lukashenko a principios de 2020, te habrían mirado como a un tonto. En una dictadura respetada, esas preguntas no se hacen, porque sabes lo que te puede pasar. Por lo general el reinado del gran líder se ve como algo atemporal. Pero la situación ha cambiado tan radicalmente en los últimos 8 meses que los bielorrusos salieron a las calles y, por primera vez en la nueva historia de Bielorrusia, se enfrentaron a la policía en al menos 33 ciudades diferentes del país.

Hoy los bielorrusos se han despertado en un nuevo país. En él, la gente habla abiertamente de odio hacia el gobierno y se prepara para un enfrentamiento violento con la policía y el Estado. Discuten online y realizan métodos de lucha efectivos. Varias fábricas se declararon en huelga el día después de las elecciones.

Y aunque la comisión electoral informa sobre la victoria del dictador una vez más, objetivamente hablando, Lukashenko perdió las elecciones. No perdió las elecciones frente a un candidato determinado, sino frente al pueblo, que dijo que 26 años eran suficientes.

¿Cómo ha pasado Bielorrusia de ser una dictadura estable, donde la gente vive pacíficamente, a ser un centro de protesta en Europa?

Crisis económica y política

Desde el punto de vista económico, Bielorrusia no es un país independiente. Durante muchos años, el milagro económico de Bielorrusia ha sido capaz de sobrevivir sólo a expensas del petróleo barato de Putin y las transferencias directas de dinero del Kremlin. Contrariamente al hecho de que Lukashenko y Putin no son amigos, este esquema funcionó relativamente bien mientras el gobierno ruso se bañaba en el dinero del petróleo.

Con la caída de los precios del oro negro, el gobierno ruso se enfrentó a la cuestión de la redistribución de los recursos. Los funcionarios comenzaron a mirar dónde el dinero invertido estaba dando algún tipo de resultado. Y Bielorrusia no estaba dando ningún resultado especial. Contrariamente a todas las inversiones, Lukashenko extendió su poder y obstaculizó la integración de Bielorrusia en Rusia, un proceso iniciado en los años 90 durante Yeltsin.

La inestabilidad de Lukashenko en los últimos 10 años ha demostrado que las autoridades rusas no pueden confiar mucho en él. El giro a Occidente en 2015 añadió leña al fuego de la discordia entre Moscú y Minsk. A principios de 2020, Lukashenko se encontró en una situación muy difícil. Los nuevos contratos de petróleo y gas se habían vuelto mucho más difíciles de realizar. Las autoridades bielorrusas querían al menos algunas concesiones mínimas, pero Rusia estaba dispuesta a dar estas concesiones sólo cuando se activara el proyecto del Estado único, con la moneda común y otros puntos para la absorción de Bielorrusia por Rusia.

Las dificultades políticas con Rusia tradicionalmente condujeron a problemas económicos en el país. Durante los últimos 5 años Lukashenko trató de neutralizar esta dependencia trabajando con Occidente, pero las concesiones y préstamos occidentales no pueden tirar de la economía bielorrusa por sí solos. A principios de 2020, el rublo bielorruso comenzó a caer fuertemente contra otras monedas. En los últimos 20 años, los bielorrusos han logrado sobrevivir a varias oleadas de esa caída, la mayor de ellas en 2011. La caída del rublo bielorruso significó para muchos bielorrusos, entre otras cosas, la caída de sus ingresos reales. Además, comenzaron a surgir problemas con el pago de los salarios en las empresas estatales.

Luchando contra el coronavirus con tractores

Lukashenko explicó que debido a problemas económicos, Bielorrusia no podía permitirse ninguna medida de cuarentena contra el coronavirus. Si al principio de la epidemia el dictador seguía gritando que los bielorrusos podrían evitar infectarse trabajando en el campo y visitando el sauna, un mes más tarde tuvo que admitir las verdaderas razones de la falta de cuarentena.

El coronavirus resultó ser uno de los desafíos más graves para la dictadura bielorrusa, que fracasó. En lugar del típico populismo y el cuidado de su pueblo, las autoridades dejaron la salud de la población en las manos de la propia población.

La atención médica en Bielorrusia es en teoría gratuita, pero muchos servicios tienen que ser pagados, ya que no hay suficiente dinero del presupuesto para medicamentos y equipo médico. En muchos casos fue imposible hacer pruebas de coronavirus. Muchos no pudieron permitirse quedarse en casa y salieron a trabajar. Es difícil evaluar la escala real de la epidemia de coronavirus en Bielorrusia. El Estado es la única institución que tiene cifras reales, y estas cifras se mantienen en secreto. Además, muchos casos de coronavirus fueron etiquetados como neumonía, incluso mortal.

A fin de mantener la atención médica, las pequeñas empresas y un gran número de personas comunes y corrientes se han dedicado, de hecho, a prestar apoyo descentralizado al personal médico. Algunos restaurantes y bares prepararon alimentos para el personal médico gracias a las donaciones de los habitantes de la ciudad. Al igual que en otros países, las iniciativas de base produjeron barbijos. Los taxistas transportaron personal médico sin pagar.

Unos meses más tarde, mucha gente tuvo la sensación de que el Estado los había abandonado. Pero, por otro lado, había un sentido de solidaridad, una certeza de que los vecinos, los amigos e incluso los extraños de Internet no te dejarían solo con tus problemas. Este sentimiento ha devuelto a los bielorrusos la conciencia de la importancia del público frente al Estado. La solidaridad se ha convertido no sólo en una palabra, sino en una práctica directa.

Y si en muchos países, que estaban bajo el impacto del coronavirus, con la disminución del número de infectados, la solidaridad comenzó a caer, en Bielorrusia las estructuras de solidaridad siguieron funcionando también en otras esferas. Por ejemplo, en junio, la mitad de Minsk perdió el acceso al agua potable. Y mientras los funcionarios insistían en que no había problemas con el agua, los residentes de los distritos con agua se organizaron y entregaban agua a las partes más necesitadas de la ciudad.

Así pues, uno de los resultados más importantes del coronavirus (la epidemia aun no terminó en el país) fue la creciente conciencia de la fuerza colectiva y los resultados que se pueden lograr mediante acciones conjuntas.

Las elecciones durante el virus

Fue un error que Lukashenko decidiera anunciar las elecciones en medio de la crisis por el coronavirus: a principios de mayo, anunciaron que las elecciones se celebrarían en agosto. Se eligió el momento de máxima insatisfacción con las autoridades. Gracias a esto, las campañas electorales de sus oponentes comenzaron literalmente a ganar un gran apoyo desde los primeros días. Uno de los candidatos presidenciales, el blogger Sergei Tikhanovsky, comenzó a realizar mítines con un micrófono abierto en el lugar de la recogida de firmas. Este formato atrajo a un gran número de personas en todo el país, a quienes se les dio una plataforma para expresar su descontento. Unas semanas más tarde, el propio Tikhanovsky y muchos otros importantes políticos de la oposición fueron detenidos y acusados en casos penales inverosímiles.

En lugar de extinguir la protesta y el descontento con las autoridades, la represión provocó aún más organización en torno a otro candidato – el banquero del Belgazprombank Viktor Babariko. A diferencia de otros candidatos, Babariko no participaba en la lucha política y para muchos parecía un candidato “moderado” que pedía elecciones justas y no planeaba manifestaciones ilegales en todo el país. La popularidad de Babariko también crecía entre la parte más moderada de la población.

Como resultado, las autoridades decidieron arrestar a Babariko y a su círculo íntimo por cargos de corrupción. Este paso provocó otra ola de descontento, cuya etapa final fue el anuncio de que los dos mayores candidatos de la oposición no se inscribirían en la carrera por la presidencia. Esta decisión provocó grandes protestas en todo el país con los primeros enfrentamientos con la policía en Minsk: los manifestantes rechazaron las detenciones y vieron que el OMON (Policía antimotines) no estaba en absoluto preparado para un enfrentamiento violento con el pueblo.

Los enfrentamientos con la policía antidisturbios en julio de este año fueron un punto de inflexión para muchos en la sociedad. La dictadura, que durante 26 años se había construido en parte sobre su indestructibilidad gracias al apoyo de las fuerzas de seguridad, fue de repente extremadamente frágil. Los videos de la confusa policía antidisturbios OMON se difundieron rápidamente por Internet y demostraron que uno no tiene que entrenarse durante 3 años en campos de Rusia o de la UE para luchar contra la policía.

Lukashenko no negó la candidatura a un único oponente serio, la esposa de Sergei Tikhanovsky, Svetlana Tikhanovskaya. Tikhanovskaya originalmente planeaba postularse a la presidencia para dar voz a su esposo y a otros opositores al régimen. Pero después de que la mayoría de los políticos fueron arrestados, ella siguió siendo el único candidato en torno al cual los votantes pudieron unirse.

Tikhanovskaya no es una política y no está tratando de convertirse en una. La principal medida anunciada durante toda su campaña electoral fue llamar a nuevas elecciones luego de vencer a Lukashenko. Ella dice abiertamente que no tiene planes y no quiere permanecer en el poder. Después de su victoria sobre Lukashenko, planeaba anunciar nuevas elecciones justas, que deberían cambiar el país.

Una demanda tan simple unió a muchos grupos políticos. Activistas del staff de los políticos encarcelados se involucraron en su campaña electoral. La propia campaña de Tikhanovskaya se basó en gran medida en la autoorganización de la población en varias partes del país. Se registraron oficialmente reuniones con la candidata en muchos lugares del país que la propia candidata realmente no visitó. En cambio, había un escenario para los discursos y un micrófono abierto. Una vez más, el micrófono rara vez era recogido por políticos de carrera que temían represalias, sino por la población trabajadora y las pequeñas empresas. En algunas ciudades, los anarquistas también hablaban en el escenario.

La popularidad de Tikhanovskaya se disparó en pocas semanas. En julio, logró reunir uno de los mayores mítines de la historia del país: 50.000 personas en Minsk. En otras ciudades, reunió de varios cientos a 8.000 personas. Durante mucho tiempo las autoridades no tomaron ninguna medida y permitieron que la gente se reuniera. Tal vez el papel fue desempeñado por el sexismo de Lukashenko, que nunca tuvo a las mujeres por oponentes serios de las autoridades. La cúpula del equipo de Tikhanovskaya eran mujeres.

A pocos días de las elecciones, las autoridades entraron en razón de repente. En lugar de prohibir las reuniones, la decisión fue jugar a los tontos – todos los lugares declarados abiertos para las reuniones comenzaron a celebrar eventos del gobierno o cerrarse para reparaciones. Esta situación provoco la siguiente ola de descontento, pero estas protestas no se alargaron, ya que sólo quedaban unos pocos días antes de las elecciones.

Al mismo tiempo, durante la última semana la policía bielorrusa comenzó a detener activamente a los bloggers. Estas tácticas no son nuevas y han sido utilizadas por las autoridades durante muchos años – antes de cualquier protesta hay constantes detenciones de periodistas y bloggers, que podrian cubrir estas manifestaciones en línea.

“Anarquistas”: Organización terrorista

Antes de pasar directamente al día de las elecciones, quisiera hacer una breve introducción al movimiento anarquista de Bielorrusia.

Los anarquistas han reaparecido en el país después del colapso de la Unión Soviética. A principios de los noventa, algunos grupos contribuyeron de forma significativa a la formación del movimiento obrero y medioambiental. Los anarquistas desempeñaron uno de los papeles clave en la prórroga de la moratoria de la construcción de la central nuclear de Bielorrusia en 1999 (en 2009 los anarquistas y los ecologistas perdieron la lucha).

Durante todo el período de la dictadura, los anarquistas han participado en importantes acontecimientos políticos, ya sea en nuevas reelecciones, en el movimiento contra la construcción de la central nuclear o en protestas contra las leyes impuestas. Y en la mayoría de los casos, la población percibió la agenda anarquista muy positivamente. Tal vez, en algunos lugares no lo entendieron completamente pero lo aceptaron.

A partir de 2013-2014, los anarquistas se han convertido casi en la única fuerza política que sigue ocupada en la agitación callejera. La mayoría de los partidos de la oposición han dejado de luchar activamente contra la dictadura después de Maidan 2014 por temor a la ocupación rusa. Hoy en día, algunos políticos de la oposición siguen manteniendo la posición de “mejor Lukashenko que Putin”. A su vez otra parte de la oposición fue ahogada en la represión.

Debido a su activismo, los anarquistas atraen constantemente la atención de los organismos encargados de hacer cumplir la ley. Algunos activistas están ahora en prisión por acciones simbólicas, otros están huyendo. Se están realizando iniciativas para ayudar a los pobres y un mercado libre anticapitalista. La represión contra los anarquistas rara vez produce el resultado deseado. Los medios de comunicación de la oposición escriben sobre ellos y así atraen de nuevo la atención y la energía del movimiento.

Hoy en día, la popularidad de los anarquistas en ciertos círculos juveniles es bastante alta debido al hecho de que aparte de los anarquistas ya no quedan movimientos políticos.

Reelección

Incluso antes del comienzo de la campaña electoral, muchas personas esperaban que se produjeran grandes protestas en Bielorrusia precisamente a causa de la crisis económica y el coronavirus. Era lógico que muchos concentraran sus esfuerzos de protesta en el día de las elecciones y los días siguientes. Por ejemplo, grandes plataformas de medios de comunicación en las redes sociales y grupos en telegram convocaron protestas el día de las elecciones varias semanas antes de las elecciones.

Tanto los manifestantes como las autoridades se preparaban para estas elecciones. Había imágenes de equipo militar y policial en Internet. Lukashenko asistió al entrenamiento de la policía antidisturbios para dispersar las protestas. Era evidente que las autoridades no intentarían reducir el grado de descontento, sino más bien presionar a la población por la fuerza.

No es sorprendente que en la noche del 9 de agosto miles de personas salieran por todo el país. Sólo que esta vez, según los informes de las propias autoridades, las manifestaciones tuvieron lugar simultáneamente en 33 ciudades del país. Más de 50.000 personas participaron en esas protestas. Las manifestaciones más grandes tuvieron lugar en Brest, Baranavichy y Minsk. Varios miles de personas participaron en los otros centros regionales.

Para enfrentar a los manifestantes en Minsk, se reunieron tropas internas y policía de todo el país. El día anterior a las elecciones, columnas de transporte policial se desplazaban desde las regiones hacia Minsk. Ese día la ciudad fue acordonada. Autobuses sin matrícula recorrían la ciudad y detuvieron al azar a peatones o periodistas. El acceso a Internet fue apagado o severamente restringido en todo el país.

Por la noche, la situación había cambiado radicalmente. Multitudes de personas comenzaron a salir a las calles y a moverse hacia el centro. La misma situación se observó en las ciudades más pequeñas del país. Hacia la noche, comenzaron los primeros enfrentamientos con la OMON, mientras la gente intentaba liberar a los detenidos. La propia policía antidisturbios corría por la ciudad al principio, llevando camisetas y porras, sin uniformes especiales. Los ataques a la OMON rápidamente dejaron claro que la situación de ese día no sería normal.

Sólo una hora después de los primeros enfrentamientos, el centro de Minsk comenzó a parecerse a una zona de combate. Granadas aturdidoras checas, cañones de agua canadienses, MAZs bielorrusos – todos esto actuando al mismo tiempo para dispersar a los manifestantes. Por primera vez en la historia del país, la gente comenzó a levantar barricadas, así como a enfrentarse directamente con las fuerzas del orden. Un gran número de personas fueron liberadas de las manos de los agentes del orden por la noche en varias partes del país.

La solidaridad durante las protestas demostró una vez más el increíble poder de la oposición colectiva a la dictadura. Las multitudes paralizaron cualquier acción de la OMON y los militares, en contra de todos los preparativos. La falta de Internet sólo jugó un factor negativo para el régimen – la gente salió a las calles para averiguar lo que estaba pasando.

Durante dos horas en el centro de Minsk y otras ciudades la gente luchó contra las autoridades bielorrusas. Lucharon con gran energía, que habían estado ahorrando durante tantos años. El éxito de la confrontación muestra una vez más la fragilidad de la dictadura bielorrusa.

El movimiento en sí actualmente no son los partidos políticos tradicionales que llevarían a los bielorrusos a un futuro brillante. Las protestas se organizan a través de plataformas de internet y no tienen líderes claros. Grupos de personas se reúnen en las calles y deciden el camino a seguir. La falta de un plan claro puede obstaculizar la eficacia de la protesta, pero la falta de líderes visibles hace que sea imposible suprimirla fácilmente.

La represión de anoche fue brutal. Hubo tantas víctimas. La policía antidisturbios lanzó granadas aturdidoras sobre la gente. Al menos una vez un camión de la policía embistió a una multitud en el centro de Minsk y mató a un hombre. Según los defensores de los derechos humanos, al menos tres personas fueron asesinadas por el régimen esa noche. La primera sangre fue derramada, pero la gente no planea detenerse. El plan es salir a las calles todos los días a las 19:00 horas hasta la caída de la dictadura.

En telegram se hacen llamamientos a la democracia directa en el país. Y aunque algunos temen que tales llamadas se deban a la incomprensión real del concepto, Bielorrusia se ha rebelado y muchos exigen el fin de la dictadura y el comienzo de la era de la democracia directa.

Cuidado con el régimen que está tratando de separarnos

15-08-2020

Ayer publicamos un panfleto llamando a respetar todas las tácticas de protesta. La razón de la publicación de este folleto fue la experiencia negativa de algunos activistas del movimiento anarquista en las calles de la ciudad. Los manifestantes pacifistas comenzaron a buscar activamente dentro de la multitud a los que, según ellos, “provocan” a la policía y, supuestamente, hacen que esta disperse las manifestaciones por la fuerza. Todos aquellos que intentan alejar a la gente de la policía e impedir los arrestos, al menos por parte de la gente, empiezan a ser percibidos negativamente. Según la opinión de estos manifestantes pacíficos son estas acciones las que llevan a la dispersión violenta de las manifestaciones.

Después de varios días de protestas pacíficas, cada vez más personas activas en las redes sociales están pidiendo exclusivamente protestas pacíficas. En su opinión, debemos dejar de provocar a la policía y tratar de persuadirla. Lo absurdo de la situación ha llegado a tal punto que a pesar de las historias de torturas y palizas a los manifestantes, hay noticias de personas que regalan flores a las tropas y les dan besos. Pareciera que no hubiera sangre corriendo por las calles de nuestras ciudades.

La situación se está desarrollando tan rápidamente que algunos están empezando a pedir el arresto y traslado a la policía de activistas vestidos de negro y con mochilas que no llevan globos y flores blancas. Creemos que tales llamadas provienen, al menos en parte, de las propias autoridades. Ahora es crucial que la KGB y el Ministerio del Interior dividan la protesta en dos partes y dejen a los manifestantes pacíficos sin ningún apoyo. La detención de anarquistas, antifascistas y otras personas activas en la calle ayudará a las autoridades a reducir la intensidad de la protesta. Quienes sean entregados a la policía seguramente serán torturados y posiblemente asesinados. ¡Entra en razón, estás pidiendo que tus hermanos y hermanas sean puestos en manos de los castigadores!

No podemos derrotar a este régimen si pensamos constantemente en lo que podría provocarlo. Hoy en día cualquier protesta en Bielorrusia es ilegal. Incluso si te paras en la acera durante una acción no autorizada, sigues haciendo algo ilegal, y las autoridades pueden detenerte con el uso de la fuerza en virtud de estas leyes. Las leyes que han estado escribiendo durante 26 años son cadenas que nos retienen en los sótanos del sistema. Es necesario dejar de buscar entre nosotros a algunos provocadores imaginarios, de los que incluso se habla en los canales estatales. Todos sabemos perfectamente que el principal provocador de Bielorrusia lleva bigote, y es de él de quien debemos deshacernos.

Es extremadamente difícil para los activistas del movimiento anarquista hacer algo en las calles ahora. No sólo la policía antidisturbios, sino también otras agencias de la ley están detrás de nosotros. Repartir panfletos o participar activamente en mítines a la entrada de las fábricas puede terminar no sólo en la detención, sino también en casos penales, así como en la tortura. Llamamos a la solidaridad de todos los manifestantes. ¡Sólo juntos podremos vencer!

¡Nos vemos en las calles!

Los anarquistas…

Textos publicados en https://pramen.io/en/main/ y traducidos por un compañer lector de Gatx Negrx.


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