Fuente: https://www.investigaction.net/es/america-latina-en-resistencia-el-ejemplo-de-cuba/ JESSICA DOS SANTOS / RICARDO VAZ 08 Abr 2023
Editorial / Sanciones y elecciones
El pasado domingo 26 de marzo, los cubanos eligieron a los nuevos 470 miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Las elecciones se destacaron por una buena participación.
Según la presidenta del Consejo Electoral Nacional (CEN), Alina Balseiro, 6.164.876 cubanos ejercieron su voto, de los 8.120.072 que conforman el padrón electoral, lo que se traduce en un 75,92 % de participación, una cifra un poco mayor a los comicios previos en 2018.
Asimismo, del total de los votos válidos, el 72,10% votó por todos los candidatos propuestos y el 27,90% optó por el sufragio selectivo.
Este proceso electoral culminará el 19 de abril, con la constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular, posicionándose los nuevos diputados para un período legislativo de cinco años. Una vez asumidas sus responsabilidades, el órgano se encargará de elegir a su directiva, que a su vez domina el Consejo de Estado, y también al presidente y vicepresidente de la República.
Tras el anuncio oficial, las autoridades celebraron la masiva participación y hablaron de un nuevo triunfo de la democracia cubana.
De hecho, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, afirmó que los números dicen más que las palabras: “Un 75,92 % de participación y un 72,10% de voto unido, en medio de tantas dificultades, es un jonrón limpio».
Sin embargo, el mandatario advirtió también que la nueva Asamblea Nacional enfrenta grandes desafíos pues deberá trabajar en superar la actual situación económica y social que vive la nación.
Mientras tanto, el canciller, Bruno Rodríguez, fue el encargado de defender al país de los comentarios «inaceptables, injerencistas y engañosos» del Gobierno de EE.UU. sobre la jornada electoral. «Tenemos poco o nada que aprender del sistema arcaico y elitista estadounidense, donde manda el dinero y dos partidos políticos se turnan el gobierno de la misma minoría», agregó Rodríguez.
El jefe de la democracia cubana se pronunció después que la Embajada de EE.UU. en Cuba publicará una crítica a la jornada electoral, calificándola de “antidemocrática”.
Cuba enfrenta problemas reales en su sistema político, como lo admiten sus propios dirigentes. Los sistemas políticos tienen tendencia a enquistarse, la burocracia se sobrepone a la iniciativa y la verticalidad atropella el poder popular.
Pero Estados Unidos no solo no tiene nada para enseñar en lo que toca a democracia, sino que el trasfondo de la realidad cubana sigue determinado por el cruel y criminal bloqueo impuesto por Washington.
Ya han pasado más de 60 años desde que el embargo unilateral fue introducido por el entonces presidente John F. Kennedy. Las medidas, que buscaban asfixiar a la isla y precipitar el fin de la experiencia revolucionaria, ha causado un daño de nada más, nada menos que 933 mil millones de dólares (una estimación de las pérdidas en exportaciones, sobrecosto de importaciones, limitaciones al crecimiento económico y daños sociales).
El rechazo al bloqueo contra Cuba es hoydía una de las causas más unánimes en el planeta. Todos los años decorre un ritual donde la Asamblea General de las Naciones Unidas exige el fin del embargo. Votan a favor todos los países del mundo con la excepción de EE.UU., Israel y dos os tres aliados de turno.
Esto es algo a tener encuenta siempre que sale algún vocero norteamericano hablando sobre el mítico «Orden Internacional Basado en Reglas».
En los últimos años, el giro a la izquierda en el hemisferio ha subido el tono de la solidaridad con La Habana. La Comunidad del Caribe (Caricom), México y Colombia son algunos de los países que han denunciado la cruel política estadounidense en foros internacionales en las últimas semanas.
La administración Biden no ha cambiado absolutamente nada en las medidas impuestas por Trump para apretar el cerco contra Cuba. Ni siquiera retirar la isla de la absurda lista de “países patrocinadores de terrorismo.”
El gobierno cubano ha tenido que tomar muchas decisiones difíciles, haciendo concesiones en el frente económico. Pero apesar del asedio incesante, ciertos aspectos son absolutamente no negociables.
El pueblo cubano sigue estando en el centro del proyecto, con sistemas de educación y salud que no deben nada a los occidentales. Y la solidaridad internacional tampoco sale de la agenda, con un compromiso inquebrantable con todos los pueblos que luchan.