El nuevo papel militar de Alemania en el campo de la defensa generará polémica y temor en Asia. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes no actuaron a este nivel en la cuestión bélica y ahora están lanzando acciones en dos flancos a nivel mundial, luego de estar involucrados en el proyecto de expansión de la OTAN, ahora vislumbran influir en la disputa en el Pacífico.

Primero, deberíamos apuntar a que intenta señalar a Beijing que la nación alemana está lista para desempeñar un papel más importante para proteger sus intereses económicos y geoestratégicos en la región.

Luego emite una nueva advertencia a Moscú y otros de que Berlín ya no limitará su enfoque a la resiliencia económica y el crecimiento basado en valores basados en los principios de libertad, estabilidad y democracia. Al encontrarse en una nueva base de seguridad tanto en Europa como en el Indo-Pacífico, cambiará gradualmente a una postura defensiva más asertiva.

El rápido despliegue del vuelo de largo alcance pretende mostrar la agilidad y la capacidad de Alemania para extender su poderío aéreo para cubrir un posible conflicto lejano. El mensaje es: si es necesario y cuando sea necesario, Alemania podría montar una intervención quirúrgica para asegurar sus intereses en el extranjero o evitar intenciones agresivas, a pesar de no tener portaaviones.

Todavía podemos citar ese tercero, un propósito que Alemania busca un mayor liderazgo en los esfuerzos de Occidente para contener a China. En este contexto, pretende jugar un papel más solidario en eventos importantes a cambio de más confianza y apoyo a sus necesidades defensivas fuera del ámbito de la OTAN, anticipándose a las amenazas a corto y largo plazo, incluido el desafío de China al liderazgo tecnológico de Alemania.

Y finalmente, en un cuarto enfoque, los líderes alemanes buscan reunir el apoyo público para más elementos de seguridad y piden una mayor unidad nacional y victorias políticas.

No es difícil percibir que mientras el cambio en la estrategia de seguridad nacional de Alemania tranquiliza a sus socios del norte de la «contención de China» en Occidente, tiene el poder de suscitar preocupación y polémica en Pekín y Moscú, incitando a los líderes de estos países del este. lanzar políticas estratégicas para desafiar a este nuevo jugador en Europa.

El alineamiento germánico con la OTAN y EEUU puede, por error, una acción contraria que cruza la línea roja. Sin duda, siempre se usaría para beneficiar a Occidente, y Beijing es lo suficientemente inteligente como para no ser derrotado. Pero mirando a la región oriental, la mayor parte de la rivalidad potencial se canalizará a la región, con Taipei, Seúl y Tokio sufriendo la peor parte de un mayor temor a la zona gris.China sabe bien delimitar posibles adversarios en su área.

Occidente y Alemania saben que esta práctica aumenta la probabilidad de errores de cálculo: cualquier fracaso lamentable en el apoyo a Tokio y Taipei justificará la necesidad de respuestas potencialmente desproporcionadas.

En definitiva, debido al poder que hoy representa China en el mundo, siendo la segunda economía más grande del mundo y una de las tres mayores potencias bélicas del planeta, se debe tener cuidado quirúrgico a esta nueva forma de acción alemana. La línea entre la paz y la guerra puede conducir a la destrucción tras los enormes avances bélicos contemporáneos, en este campo ni siquiera EEUU, Rusia o China pueden traspasar la peligrosa línea nuclear. La inserción de Alemania sólo acentúa el peligro.