Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2020/06/alarmante-uso-antibioticos-humanos-agricultura/?utm_source=Spanish+-+Mejor+de+la+Semana&utm_campaign=69d358dd3f-EMAIL_CAMPAIGN_2020_07_03_03_53&utm_medium=email&utm_term=0_b685ec7ed3-69d358dd3f-5406805
medicina humana en cultivos de arroz, lo que incrementa los miedos de que aumente la resistencia a los antibióticos, en América Latina el mayor uso de antibióticos agrarios se da en granjas de animales y puede llevar a la aparición de superbacterias.
Una encuesta a asesores en temas agrícolas de 32 países encontró que muchos prescriben estreptomicina y tetraciclina, dos antibióticos de uso común en humanos, para combatir insectos, hongos y como protección general, así como ante infecciones bacterianas.
En algunos años, cerca de 10 por ciento de las recomendaciones para el manejo de arroz en una región contenía un antibiótico, según un estudio publicado el 23 de junio en la nueva revista CABI Agriculture and Bioscience.
Las conclusiones del estudio podrían extenderse a América Latina, donde el uso de antibióticos humanos en agricultura se da principalmente en criaderos de pollos, cerdos, salmones y otros animales que permanezca en confinamiento.
“El uso de antibióticos en el ganado es un problema en América Latina, especialmente en Argentina y Brasil, donde es enorme para la cría intensiva en lo que se conoce como feed lot”, dijo a SciDev.Net Rafael Lajmanovich, investigador del argentino Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Lajmanovich, también profesor de Ecotosicología en la Universidad de El Litoral, es coautor de un trabajo que listó los residuos de cinco de criaderos y mostró la forma en que 21 contaminantes llegan a la tierra y al ambiente, entre ellos antibióticos como la tetraciclina.
“El problema es que todo termina en el agua. Y de ahí pueden estar en contacto con fauna silvestre y personas y generar resistencia», explicó Lajmanovich. En general, dijo, no se cumplen las regulaciones del tratamiento de residuos industriales.
“Siempre se asoció el mal uso de antibióticos con la producción animal en la región”, añade Eduardo Blasina, ingeniero agrónomo uruguayo y director de una empresa del rubro. Sobre todo destacó el uso en la producción avícola, porque el ganado vacuno pocas veces pasa mucho tiempo encerrado, que es la condición clave para la necesidad de antibióticos.
Ya en 2018, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió unas Recomendaciones para la implementación de programa de vigilancia de antimicrobianos en América Latina y el Caribe: un manual para tomadores de decisiones de salud pública, donde marcó que hasta 50 por ciento del uso de los antimicrobianos es inapropiado.
En particular, el uso de antibióticos en cultivos es “alarmantemente alto”, según Phil Taylor, coautor del trabajo publicado en CABI y director de entrenamiento de Plantwise, la red global de “clínica de plantas”. “Se usa casi como un tónico general”, afirmó.
“Estos datos parecen indicar que el uso de antibióticos en la producción de granos es más amplia de lo que sugiere la literatura”, escribió Taylor junto con Rob Reeder, su coautor.
La estreptomicina es considerada “críticamente importante” para la medicina humana, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto que la tetraciclina es “altamente importante”.
Los antibióticos, y las bacterias resistentes, pueden permanecer en los cultivos cosechados e ingresar a la cadena alimentaria humana, especialmente en alimentos no bien cocidos.
Además, después de la diseminación, buena parte de los antibióticos pueden permanecer en el suelo sin desgastarse. Y hay una preocupación creciente respecto de que esto crea una reserva de resistencia en el ambiente.
La investigación de la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial para la Salud Animal y la OMS encontró que solo tres por ciento de los países hacen regularmente un conteo de los tipos y cantidades de antibióticos usados en los cultivos.
La regulación y el conocimiento
La investigación recientemente publicada por CABI proporciona datos inusuales respecto del uso de antibiótico en terrenos arables en el mundo en desarrollo, así como de reportes previos del Centro para la Ciencia y el Ambiente (CSE, en inglés) de India respecto a que los agricultores incumplen los protocolos nacionales y usan estreptomicina y tetraciclina de manera liberal.
Erik Millstone, experto en políticas científicas y especialista en políticas de seguridad alimentaria de la Universidad de Sussex, que no participó en el estudio, dijo: “Los reguladores nacionales e internacionales de seguridad alimentaria han hecho un trabajo descuidado al dejar que esto pase por debajo del radar. Lo mínimo que espero tras la publicación de este trabajo es que se logre gatillar una ola de atención y acción de todas las autoridades regulatorias”.
La investigación fue llevada a cabo por patólogos de plantas del Centro para la Agricultura y la Biociencia Internacional (CABI, en inglés), una organización intergubernamental para la investigación y la divulgación en agricultura.
CABI, la organización en cuyo seno está SciDev.Net, entrena asesores agrícolas de países de bajos ingresos, quienes a menudo son empleados por los ministerios de agricultura.
Taylor y Reeder, expertos en datos de Plantwise, examinaron más de 430.000 consultas que los “doctores de plantas” emitieron entre 2012 y octubre de 2018.
No hubo registros de recomendaciones de antibióticos en ninguno de los doce países africanos incluidos en el estudio, ni en la mayoría de los países de América Central y del Sur; y el uso en países del Mediterráneo oriental fue bajo.
Pero en el sudeste asiático (que según la categoría de la OMS incluye a India y Nepal) y el Pacífico Occidental, los doctores de plantas recomiendan antibióticos de manera regular, más comúnmente para arroz, seguido de tomates y cítricos.
El grado del riesgo es controversial. Quienes defienden el uso de antibióticos argumentan que no hay “evidencia de resistencia diseminada de las bacterias patógenas de las plantas hacia patógenos humanos o animales luego de 50 años de uso”, dicen Reeder y Taylor.
Pero Jan Leach, experto en las interacciones plantas-patógenos de la Universidad del estado de Colorado (Estados Unidos), dijo que la transmisión en la dirección contraria (de genes resistente de la bacteria que infectan humanos encontrados en patógenos de plantas) ha sido demostrada, lo que significa que “hay un movimiento de resistencia antimicrobiano entre patógenos de plantas y patógenos de humanos”.
Los expertos no se ponen de acuerdo cuándo si se justifica el uso de antibióticos en cultivos. Pero los antibióticos a menudo no funcionan ni siquiera contra las enfermedades bacterianas. Leach dijo que es mejor adoptar nuevas variedades creadas para tener resistencia a las enfermedades locales y adoptar buenas prácticas de manejo.
Las regulaciones también varían ampliamente. Muchos países no tienen legislación y algunos alientan la práctica como una herramienta valiosa contra la infección, dijo la investigación. La Unión Europea y Brasil no aprueban ningún antibiótico como ingrediente activo de pesticidas; algunos países, como Estados Unidos, aprueban su uso en casos de emergencia.
En 2019, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos aprobó de manera polémica que los agricultores diseminaran cientos de toneladas de antibióticos humanos, incluyendo estreptomicina, en huertos con el fin de combatir la enfermedad del enverdecimiento de los cítricos.
Jeffrey Le Jeune, funcionario de seguridad y calidad alimentaria de la FAO, señaló no existen “muchos datos como para decir cuál es la contribución relativa de la exposición humana a través de los cultivos”.
El Programa conjunto de FAO y la OMS sobre Estándar de Alimentos está diseñando un código de prácticas revisado sobre el uso de antibióticos en la producción alimentaria, que incluirá nuevos componentes sobre la salud de plantas. Hay reuniones y grupos de trabajo previstos para 2021.
Este artículo fue publicado originalmente por SciDev.net