Javier Sáenz Munilla* 21/07/24
Después de dos años y medio de prisión sin pruebas y sin juicio, a los familiares, amigos y miembros del grupo de apoyo #FreePabloGonzález, cualquier atisbo, cualquier sombra de probabilidad nos hace que renazca la esperanza. Para, inmediatamente, llevarnos, de nuevo, un chasco…
Cuando el pasado viernes, el Ministro español de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel Albares, se declaró “profundamente preocupado” por la sentencia a 16 años de prisión del periodista norteamericano detenido en Rusia, Evan Gershkovich y añadio “exigimos su liberación”, calificando de “sin garantías” el juicio celebrado en Yekaterinburgo (Rusia) y añadiendo que “España siempre estará comprometida con las libertades de expresión y de prensa”, la lógica nos llevó a creer que, a continuación, pediría también un juicio justo para Pablo González Yagüe, el respeto a sus derechos, la mejora de sus condiciones de encarcelamiento, poder comunicar con su familia en Euskadi… Pero, ni siquiera le nombró.
Debe opinar el ministro que tener a un español 23 horas al día aislado en una celda minúscula de alta seguridad, esposado y cacheado cada vez, una al día, que se le permite salir y se le obliga a regresar al cabo de una hora de paseo en un patio enano, a quien no se le permite telefonear a sus hijos, esposa, madre; a quien no se le permite tener los libros precisos para terminar su tesis doctoral, a quien se le censuran sus cartas y se le entregan con meses de retraso, a cuyos abogados no se les permite el acceso al sumario para conocer siquiera las acusaciones contra su defendido y preparar el juicio al que, quizá algún día va a ser convocado, no supone que se le estén violando sus derechos como ciudadano español y europeo en un país, Polonia, miembro de la UE. No, qué va.
Ilustración: “El Tiki”
El señor Albares ha recibido ya en estos largos meses de cautiverio, nueve escritos del grupo de apoyo #FreePabloGonzález, presentados y sellados en el registro de entrada de su Ministerio. No se ha dignado a responder. Ni siquiera se ha puesto en contacto con la esposa o con la madre de Pablo, para interesarse por su situación. Nunca.
El señor Ministro de Asuntos Exteriores, ni siquiera ha tenido a bien solicitar al amigo Gobierno de Polonia, que permita que, en tanto se le juzga, Pablo González pueda esperar en España, con las debidas medidas de cautela, la celebración del proceso. Algo que, según comunicó a un eurodiputado español que se interesó por Pablo el hasta hoy Comisario Europeo de Justicia, señor Rainer, la propia Comisión recomienda en estos casos a los países miembros.
Albares más que un ministro, parece un ministril y a veces un menestral. Un instigador, sin duda, cuando desde el comienzo del caso, un 28 de febrero de 2022 Pablo fue detenido mientras informaba para medios españoles de la huida de refugiados ucranianos a Polonia tras la invasión rusa, el pseudo ministro se dedicó a intoxicar a informadores de renombre, aconsejándoles que no se metieran en este asunto, dando a entender que la acusación de espía tenía sus razones. 900 días después, que se cumplen el próximo 15 de agosto, esas razones, esas pruebas no aparecen por ningún lado.
El pseudo ministro no responde, pero el resto del gobierno, tampoco. El pasado 11 de julio, los sindicatos de periodistas de CCOO y UGT, la Asociación Vasca de Periodistas Euskal Kazetarien Elkartea, el Colegio vasco de periodistas, la FAPE-Federación de Asociaciones de Periodistas de España, la Federación de Sindicatos de Periodistas, la Federación Europea de Periodistas, la Federación Internacional de Periodistas, la Red de Colegios Profesionales de Periodistas, Reporteros Sin Fronteras y nuestro grupo de apoyo #FreePabloGonzalez, firmaron un comunicado conjunto en el que piden una reunión urgente con el Presidente Pedro Sánchez o en su defecto con su ministro de exteriores para la “liberación inmediata” de Pablo González. Los firmantes le dicen al Gobierno que haga “todo menos permitir que un periodista, Pablo González, sea la víctima involuntaria del complicado belicoso y convulso escenario internacional”. No hay respuesta.
Si este gobierno tan progresista y concienciado en la necesidad de defender la Libertad de Expresión, el Derecho ciudadano a la Información, la Libertad de Información y, ante todo, el respeto a los derechos humanos, sigue sin mover un dedo para lograr la mejora de las condiciones de reclusión de Pablo González, el respeto a su Derecho a la Defensa y a un juicio justo cuando antes y el regreso junto a su familia en tanto se le convoca a la vista pública, tendremos que pensar que este gobierno ni es progresista ni cumple con su obligación de velar por los derechos de sus ciudadanos, porque le importa un pimiento.
¡ Ya está bien de tanta ignominia|
– Libertad para Pablo – Free Pablo
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* Periodista. Miembro del Colectivo LoQueSomos y activista en la iniciativa #FreePabloGonzalez.
En Twitter: @pepitorias
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