Fuente: https://www.lamarea.com/2022/11/11/al-final-eran-todos-vulnerables-la-primera-crisis-migratoria-del-gobierno-meloni/
Al final eran todos vulnerables: la primera crisis migratoria del Gobierno Meloni
Ahora la incógnita está en saber si este primer pulso entre la política de Meloni y los deberes que tiene con los compromisos internacionales y los derechos humanos se repetirá en los siguientes desembarcos.
Amanece en Catania, el centro neurálgico de la primera crisis migratoria para el Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni. Detrás, desde el Ministerio de Infraestructura y con un buen socio en el Ministerio de Interior, está Matteo Salvini, impulsor de un bloqueo en 2018 que desencadenó un caso de secuestro de personas que aún está abierto. La postura del nuevo Gobierno, a través de un decreto de “desembarco selectivo”, ha sido la de dejar tocar tierra solo a mujeres embarazadas, personas enfermas y menores no acompañados. Los demás migrantes, en cuatro naves que desde hace días pedían desembarcar en Italia, tendrían que permanecer en el puerto y, según la orden ministerial, volver a aguas internacionales.
Desde el primer momento, las ONG se negaron: el rescate termina cuando todas las personas llegan a tierra. Finalmente, tres naves han sido desembarcadas en territorio italiano y una, tras la desesperación al pasar veinte días en el mar, fue acogida por Francia, que –dice– lo hace de forma “excepcional” y acusa a Italia de irresponsable.
El enfrentamiento más directo con el Gobierno se produjo desde Sos Humanity y MSF, que mantuvieron su negativa a abandonar el puerto con migrantes cuyas condiciones psíquicas empeoraban cada hora. Al final de una agónica tarde, el pasado martes, los 214 migrantes que aún seguían en la Geo Barents fletada por MSF desembarcaron tras la valoración de los médicos italianos, que posteriormente se movilizaron para evaluar también el estado de los 35 que aún permanecían en la nave alemana Humanity 1 y que, como en el otro barco atracado en Catania, hacían huelga de hambre. Finalmente, bajaron todos por ser considerados vulnerables por las autoridades médicas. Ese mismo martes por la noche, Meloni reivindicaba que las elecciones habían premiado su visión migratoria en las urnas.
“Es durísimo, el estado era muy preocupante, reflexioné incluso sobre mi profesión, ponían en duda mis valoraciones”, explica una médica que atendió a las personas del barco de Humanity y que prefiere no dar su nombre. Ahora, con los migrantes en tierra, el equipo de Humanity se abraza emocionado con un único objetivo: volver a alta mar para seguir rescatando migrantes. Su nave recoge los aparejos, libera espacio, repone combustible y se dispone a partir.
Mientras tanto, el tercer barco, el Rise Above, desembarcaba también en Calabria, ya en la península, sin ningún tipo de selección. La cuarta nave, que esperaba en el Mar Mediterráneo un puerto seguro desde hacía más de veinte días, se encaminó a Francia tras la luz verde del Elíseo. Finalmente, ha desembarcado este mismo viernes en Tolón, al sur del país.
La postura de Italia era firme: quería trasladar un mensaje ideológico y mantener una dura política migratoria de cara a Europa. Frente al discurso, los datos indican que el 15% de los desembarcos en Italia durante este año provienen de migrantes rescatados por naves de salvamento con bandera internacional, una cifra que no tiene un gran peso con respecto a las llegadas directamente a la costa o a los rescates de la guardia costera italiana, que ascienden al 85%, según explica Flavio di Giacomo, de la Oficina de Coordinación de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) para el Mediterráneo. Además, Italia ha acogido este año a casi 90.000 migrantes, según el Gobierno, pero está lejos de ser el país europeo con más solicitudes de asilo. Alemania y Francia se colocan por delante. Según datos de ACNUR y la OIM, Alemania registró 232.000 solicitudes de asilo; y Francia, 82.000. El dato de Italia es de 57.000 el año pasado.
Las naves alemana y noruega fletada por MSF han comunicado que interpondrán acciones legales contra el decreto del Ministerio del Interior al considerar que vulnera el derecho de asilo. Y, en general, todas las ONG implicadas se plantean una acción conjunta. El comandante de la nave Geo Barents fletada por MSF, Juan Matías Gil, lamenta que se haya creado todo este conflicto usando a los migrantes que, desde el barco, tuvieron que ver tierra italiana desde el puerto durante días en un epílogo agónico de su ya traumático viaje migratorio. En la zona cero están aún los carteles que sostenían desesperados y en donde habían escrito “help us” (ayúdennos).
Con el desembarco de todos los migrantes, Meloni opta por ceder para no enfrentarse directamente a Bruselas tras los avisos de países como Alemania y Noruega y de la propia Comisión desde hace días. Pero el desembarco en Francia abre un conflicto diplomático con el país vecino y, desde este jueves, las acusaciones cruzadas son constantes.
El Elíseo apela al derecho internacional que, dice, es muy claro sobre el desembarco en estos casos: debe ser en el puerto más cercano para evitar mayores riesgos. Francia, además, ya ha anunciado que renuncia al sistema de redistribución voluntario europeo, creado para aliviar la saturación de los países del sur del Mediterráneo en materia migratoria.
Ahora la gran incógnita será entender si este primer pulso entre la política interna de Meloni y los deberes que tiene con los compromisos internacionales y los derechos humanos se repetirá en los siguientes desembarcos, ya que el flujo continuará previsiblemente en los próximos días. De hecho la llegada de migrantes a través de otras vías, directamente a las costas italianas o interceptados por la guardia costera han continuado en estas horas, cuando el flujo mediático estaba centrado en las cuatro embarcaciones internacionales.