Ante las imágenes que llegan desde Gaza, donde miles de personas arriesgan su vida desesperadas por una ración de comida, mientras niños y adultos mayores sufren de desnutrición severa, varios de los países que apoyan a Israel, responsable del genocidio en curso, han optado por tirar comida desde sus aviones para tratar de lavarse la cara. Esta opción, absolutamente insuficiente, cara y humillante, tiene lugar al mismo momento que cientos de camiones cargados con comida y ayuda están listos para ingresar a Gaza pero son impedidos de hacerlo por el Estado de Israel.

Es por esto que el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Philippe Lazzarini, criticó este viernes los lanzamientos aéreos de comida que se vienen produciendo en los últimos días en Gaza, al denunciar que son muy costosos y cargan muchos menos alimentos que los camiones que entran por tierra.

«Los lanzamientos aéreos son al menos 100 veces más caros que los camiones. Los camiones cargan el doble de ayuda que los aviones», denunció Lazzarini en un comunicado en la red social X.

Mientras que la entrada de cientos de camiones permitiría establecer centros de reparto donde todos los palestinos y palestinas podrían tener acceso a la ayuda en condiciones medianamente dignas, y hablamos de todo lo digno que se pueda imaginar en el marco del genocidio y la hambruna de la que son víctimas, los lanzamientos desde aviones obligan una vez más a los habitantes de la Franja a correr y pelearse por raciones que son insuficientes para todos en un acto totalmente humillante y deshumanizante.

En este sentido el director de la UNRWA reprochó que, si en estos momentos existe voluntad política para permitir los lanzamientos por aire, «que son más caros, insuficientes e ineficientes», debería haber una similar para abrir los cruces terrestres a Gaza.

A lo largo de la mañana de este viernes, unas 90 cajas de alimento en hasta seis lanzamientos distintos cayeron en distintas zonas de la Franja, entre ellas un cargamento español con unas 12 toneladas de comida.

Sin embargo, cada lanzamiento individual supone mucho menos de la carga que porta un solo camión (unas 30 toneladas).

En total, las cargas que los aviones dejan caer sobre Gaza diariamente no suman más que el total de varios camiones, cuando el Gobierno de la Franja insiste en que son necesarios unos 600 diarios para cubrir las necesidades de la población.

«La ONU, incluyendo a UNRWA y otras organizaciones, eran capaces de traer entre 500 y 600 camiones diarios durante el alto el fuego a principios de año», aseguró Lazzarini, en referencia a la tregua que comenzó el 19 de enero e Israel rompió unilateralmente el pasado 18 de marzo.

Ya antes de romper el alto el fuego, Israel había lanzado el 2 de marzo un bloqueo total al acceso de bienes básicos a Gaza (comida, medicinas y combustible especialmente), asegurando que Hamás se estaba apropiando de la ayuda humanitaria, algo que nunca demostró con pruebas.

Estas denuncias, no solo no fueron comprobadas, sino que sirvieron de excusa para que Israel instale junto a una empresa de mercenarios estadounidenses la llamada Fundación Humanitaria de Gaza, que en los hechos son una serie de campos de concentración que abren solo 10 minutos al día y donde los palestinos deben llegar para conseguir una ración de comida. En el camino, y dentro del mismo campo, son victimas de disparos por parte de Israel, por la que ya fueron asesinados más de 1.000 palestinos.

Desde octubre de 2023, más de 150 gazatíes han muerto por causas relacionadas con la desnutrición en la Franja, de los cuales más de la mitad perdieron la vida a lo largo de julio, según el Ministerio de Sanidad de la Franja.

Adnan Abu Hasna, asesor de medios de la UNRWA, advirtió el jueves de un grave deterioro de las condiciones sanitarias en la Franja de Gaza y dijo que ya no se puede tolerar más retrasos, señalando que “toda una generación está en riesgo a nivel de salud y psicológico, y si el mundo no actúa ahora, el desastre será más profundo de lo que imaginamos”.

Esta situación de genocidio a los ojos de todo el mundo solo es posible por el apoyo de las principales potencias, incluidas aquellas que dicen querer «reconocer un Estado Palestino», pero que como el primer ministro británico Starmer lo deja sujeto a «que Israel lo permita». Como contraparte, la forma de frenarlo está en la fuerza de la calle. Es necesario redoblar las movilizaciones y acciones de solidaridad con el pueblo palestino en todo el mundo, y es necesario hacerlo ya.

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