Fuente: Umoya num. 102 1er trimestre 2021 Inés Modrón
La lucha anticapitalista de Walter Rodney
Tras una vida dedicada al activismo, el 13 de junio de 1980, a los 38 años, moría asesinado en Georgetown el guyanés Walter Rodney. En 2015, una Comisión de Investigación concluyó que Linden Forbes Burnham, primer ministro de Guyana en aquella época, tenía conocimiento de este plan, que se consideró asesinato estatal. Rodney defendía la unión de los diferentes grupos étnicos contra la clase colonial gobernante, con lo que chocaba con Burnham. Meses antes, el activista había sido detenido junto a otros compañeros, acusados de incendiar dos oficinas gubernamentales. A dos de ellos los asesinaron. La falta de pruebas hizo que se liberase a Rodney, pero el hostigamiento y la represión se mantuvieron hasta su asesinato.
Su trayectoria académica fue excelente y su aportación intelectual prolífica, aunque destaca su faceta en torno al activismo panafricanista. Se mostró muy crítico con la clase media por el papel que jugó en el Caribe post-independencia. Su ideología marxista le convertía en un fuerte opositor al capitalismo y su deriva imperialista. Consideraba que perpetuaba el atraso al que se había sometido a los países en desarrollo y agravaba la desigualdad, por lo que plantó cara al colonialismo y la explotación. En su texto sobre la lucha internacional de clases en África, el Caribe y América carga contra líderes como Joseph Mobutu o Félix Houphouet-Boigny por regresar al tribalismo con la excusa de la “negritud”. Estas ideas se plasmaron en la Alianza del Pueblo Trabajador, el partido con el que se posicionó como dura oposición al gobierno.
En 1972, publicó De cómo Europa subdesarrolló a África, una obra de gran influencia en la que Rodney hace ver que el continente africano tuvo un nivel de evolución parecido al europeo que se frenó cuando se produjo el contacto entre ambos. Culpa de ello a la trata esclavista y al colonialismo que ejerció Europa contra África. También examina los motivos por los que la riqueza está en manos de los no africanos y realiza un análisis crítico de importante calado social. Llama la atención la preocupación por las cuestiones de género que expone en sus disertaciones, como señala Angela Davis.
La influencia de su activismo se refleja en acciones como los disturbios que se produjeron en 1968, cuando el primer ministro Hugh Shearer le prohibió el regreso a Jamaica y se le expulsó de la Universidad de las Indias Occidentales. Hasta que aquella bomba le arrebató la vida, dedicó sus días a demostrar la culpa del colonialismo en la desigualdad económica y a defender los esfuerzos comunales para revertir la situación frente al individualismo del sistema capitalista.