África. Eric Moussambani: llegar a la meta como sea

Fuente: Umoya num. 87 – 2º trimestre 2017                                               Joaquín Robledo.

“Lo importante es participar”. Eric Moussambani, el nadador de Guinea Ecuatorial que casi se ‘ahoga’ en la Olimpiada de Sidney 2000 por llegar a la meta.

El impacto de la histórica zambullida de Eric Mouss... | Página12

Sidney está lejos, muy lejos de casi cualquier sitio. Hasta allí se acercaron más de 10.000 deportistas de casi 200 países para participar enl os Juegos Olímpicos del año en que se cerró el pasado milenio.
Muchos pasaron inadvertidos, algunos lograron vencer en sus respectivas pruebas o colgarse alguna de las medallas, unos pocos elevaron su actuación al nivel de gesta, pero solo uno fue capaz de acaparar la atención de todo el planeta y no precisamente por su brillante desempeño: el ecuatoguineano Eric Moussambani.

Nuestro héroe lo fue por accidente. Acudió a los Juegos porque aquel viejo lema olímpico, lo importante es participar, impelía a invitar a deportistas de países empobrecidos aunque no cumpliesen los requisitos deportivos exigidos. Así, Eric sepresentó en la ciudad australiana para participarsin tener claro en qué deporte lo haría. Ya
en Sidney se enteró de que participaría en la prueba de cien metros libres en natación… sin apenas saber nadar.
Unos meses antes, eso sí, se había lanzado por primera vez a la piscina -que apenas medía 20 metros de largo- de un hotel. Con ese exiguo bagaje se aprestó a competir frente a la flor y nata de la natación mundial. El vencedor de la competición completaría posteriormente los dos largos pertinentes en menos de 48 segundos.
Antes, en una prueba de clasificación en la que los otros dos contendientes fueron excluidos por salir antes de tiempo, Eric luchaba denodadamente contra las aguas para finalizar los primeros 50 metros en ese mismo tiempo. El resto fue una lucha por alcanzar la meta al precio que fuera. Mientras, los atónitos espectadores
aplaudían entusiasmados y la televisión trasladaba a cada rincón del planeta las imágenes de un nadador que parecía pelear por no
ahogarse mientras avanzaba unos centímetros con cada brazada. El hombre, feliz al finalizar, cerca de dos minutos le costó, quiso dejar claro que “nunca había nadado tantos metros seguidos pero no podía parar porque habría sido una vergüenza”.
Nadie, casi, recuerda hoy el nombre del vencedor, no digamos ya el del resto de los participantes.Eric, sin embargo, permanecerá anclado en la memoria de una generación que quedó prendada de su lucha primero y de su sonrisa después. No solo eso, desde entonces,
‘Moussambani’ es la palabra con la que se define la actuación de cualquier atleta cuyo nivel esté muy lejos del de los demás contendientes. En su país, sin embargo, no lo tuvo fácil cuando regresó. Le acusaron de haber sonrojado a todo su país. Hasta en el hotel en el que entrenaba le prohibieron la entrada.
Cuatro años más tarde, tras tomarse en serio el reto, cuando ya era capazde hacer el recorrido en menos de un minuto, le fue impedida su participación en los juegos de Atenas por un problema con el visado.
Sidney está lejos, muy lejos de casi cualquier sitio, casi tan lejos  como la línea de meta para el bueno de Eric, el genuino Moussambani.

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