La Fiscalía General de Justicia Militar de México acusó del delito de desobediencia a cuatro efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que presuntamente causaron la muerte a cinco jóvenes y heridas a otros dos el pasado domingo 26 de febrero en Nuevo Laredo, Tamaupilas.

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Los hechos, acaecidos en la colonia Manuel Cavazos Lerma, provocaron la ira de los pobladores que se enfrentaron violentamente con los uniformados de Sedena quienes recibieron duras críticas tanto de organizaciones civiles, militares y gubernamentales.

Un documento de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) destacó que «Soldados del Ejército acribillaron a seis jóvenes que se dirigían a sus domicilios en una camioneta pick up después de salir de un bar. Uno de ellos sobrevivió». Al parecer, los cuatro imputados eran responsables de la artillería del vehículo militar que interceptó a la camioneta donde viajaban los civiles.

Según las declaraciones del ente no gubernamental la camioneta recibió 20 impactos de bala y dos de los jóvenes fueron rematados con disparos en la nuca cuando ya estaban tirados en el suelo.

Fuentes del Ejército informaron que se trata de un proceso militar, que es independiente del que llevan a cabo las autoridades civiles y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró esta semana que no habrá impunidad en el caso.

El mandatario había prometido justicia para las víctimas, a pesar de las versiones extraoficiales que colocan a las víctimas como miembros del grupo criminal el Cartel del Noreste. «Aunque se trate de supuestos sicarios, no se debe de permitir la ejecución de nadie», indicó el gobernante.

Por la mañana, una funeraria recogió los cadáveres y otros militares intentaron llevarse la camioneta, lo que desató el enfrentamiento con la población, ya que algunos familiares, con el apoyo de vecinos, se resistieron a que se la quitaran.