En un momento en que el debate migratorio enciende los discursos en España, Mulema, en Tenerife, quiere ser un espacio de encuentro y de visibilización de la literatura africana
Denise Biong durante el festival Africamía en el Puerto de la Cruz, Tenerife el 28 de septiembre. MUSSACOMUNICACION
En la lengua ndowé mulema significa corazón. Así se llama la librería que Denise Biong (Guinea Ecuatorial, 46 años) creó hace dos años en Santa Cruz de Tenerife para visibilizar la literatura de autores africanos y afrodescendientes. Además de vender libros y artesanías de diferentes países de África como Mozambique, Mali o Burkina Faso, ofrece talleres para niños en los que habla sobre racismo, como el que ha impartido durante el festival Africamía 2024, celebrado recientemente en la isla, con el objetivo de tejer lazos entre la cultura africana y Canarias, donde de enero a agosto llegaron unos 25.000 migrantes en situación irregular, según cifras oficiales.
“A todos los espacios a los que vas, incluso en la biblioteca pública, es muy difícil encontrar libros de autores africanos y afrodescendientes. También es complicado leer historia negra y entender el porqué de algunas cosas que ocurren hoy”, asegura en una entrevista con EL PAÍS.
Crecer en un entorno donde eres “diferente” es duro, cuenta Biong. Cuando ella tenía cuatro años, a su padre le hicieron una oferta de trabajo en Madrid y desde entonces vive en España. Pero cree que el proceso de adaptación para las personas africanas nunca llega. “El racismo está tan institucionalizado que en cada momento te recuerdan que tú no perteneces a este espacio”, asegura.
Este verano, Canarias conmemoró los 30 años del primer desembarco de migrantes en lo que se ha conocido como la ruta canaria. Tres décadas después, la migración permanece en la primera línea de la política española y provoca encendidos debates. La semana pasada, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recordó que los españoles han migrado durante décadas y no pueden convertirse ahora en “padres de la xenofobia”.
Biong, madre de dos niños y responsable también de un menor que ha acogido en su casa, recuerda que comenzó a cuestionarse respecto a su raza a muy corta edad. Sobre todo, cómo eran representadas las personas negras en la historia, casi siempre retratadas y “limitadas a la esclavitud”. “¿Acaso los negros nunca hemos hecho nada, inventado algo o escrito un libro?”, eran las preguntas que se hacía de niña.
Actualmente, en su librería también ofrece talleres a niños para ayudarles a encontrar respuesta a estas preguntas que se hacen desde pequeños, para que compartan experiencias, entiendan qué es el racismo y cómo puede afectarles socialmente.
“A un niño negro desde que nace se le cuestiona su raza. Cuando va al colegio en un espacio como el español se le cuestiona y sufre racismo. Y piensa ‘qué raro soy’. Entonces, cuando le explicas, no le cuesta entenderlo, pero necesita saber de dónde viene todo eso”, agrega.
Un 60% de las personas africanas encuestadas para elaborar el informe “Aproximación a la población africana y afrodescendiente: Identidad y acceso a derechos”, publicado por el Ministerio de Igualdad en 2021, afirmaron que no se sentían españolas. La principal razón que manifestaron es porque no se les reconoce como tal, pero también porque se identifican más con su país de origen y porque “se niegan a querer a un país que les trata mal”.
Biong explica que hay personas que entran en Mulema y dicen: “Vámonos de aquí que esto es solo para negros”. Pero ella asegura que las lecturas que ofrece son importantes para que adultos y niños se sientan representados y, en el caso de los niños, puedan proyectarse en el futuro y ocupar un espacio digno en la sociedad.
La opinión pública española tiene cada vez una visión más negativa de la migración. Según el barómetro de octubre 40dB. para EL PAÍS y Cadena SER, la inmigración como problema ha escalado entre las preocupaciones ciudadanas, y se sitúa ahora por encima de la crisis climática. Tres cuartas partes de las personas encuestadas asocian la inmigración con alguna idea negativa.
Para Biong, la literatura puede ser una armadura contra el racismo. Los libros que más recomienda, en este momento, son: “Fragilidad blanca: por qué es tan difícil para los blancos hablar de racismo”, de Robin DiAngelo; “Como Europa subdesarrolló África”, de Walter Rodney; o “España no es solo blanca”, de Afropoderossa. En su escritorio, se ven también títulos de Angela Davis, Rosa Parks y Moha Gerehou.
Aunque su librería no es únicamente para niños, Denise Biong confía en que su trabajo influya en la infancia y en los barrios de Santa Cruz de Tenerife. Le gustaría que sus nietos, porque teme que sus hijos no tengan suficiente vida para verlo, cuenten con las mismas oportunidades que un niño blanco y que su raza ya no sea “su tarjeta de presentación”.
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