Fuente: https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgzGqQvpfVhjntKbFMZnQdCBsrtDr José Manzaneda, coordinador de Cubainformación 07.10.22
¿Qué nivel de participación tendría, en otro país, un referéndum sobre un Código de las Familias, como el recientemente aprobado en Cuba? Sin duda, muy bajo. En 2021, en Suiza, un país con gran tradición de consulta directa, el matrimonio igualitario fue aprobado con una participación del 52 % (1). En Italia, el último referéndum, que incluía cinco consultas, solo convocó al 20 % de la población (2).
Primer invento: alta abstención
Por eso, resulta casi cómico leer que el 74 % de participación en el referéndum de Cuba refleja una “elevada abstención” (3). El argumento: que, en el anterior, el que aprobó la Constitución, la participación fue del 84 %. Una comparación demagógica, por la diferencia de temáticas: una, el futuro político a largo plazo de una nación; la otra, una extraordinaria ampliación de derechos pero que, para muchas personas -de Cuba y de cualquier otro país- no representa un tema central en sus vidas. Mucho menos, en el contexto de graves carencias económicas que vive la Isla.
Pero los medios no solo convirtieron alta participación en alta abstención. También una victoria contundente del Sí (el 66 %, el doble que el No) en “un elevado voto de castigo al Gobierno” (4). “Un referéndum con cifras históricas de votos en contra”, decía Televisión española. “Si se suman abstenciones, noes, votos nulos y blancos (…) más de la mitad de la población no apoyó” la “legislación auspiciada por las autoridades”, añadía El País. El mismo mensaje que lanza el Gobierno de EEUU a través de su red de medios subvencionados (5). Como “Diario de Cuba”, que titulaba “Más de cuatro millones de cubanos dijeron No al socialismo” (6).
Pero analicemos los datos. En la consulta popular previa que debatió el Código en barrios y fábricas, ya se percibió un alto porcentaje de personas que aún, apoyando la Revolución, desde posiciones de moral conservadora, expresaron su contrariedad con el texto (7). Hubo, por tanto, un alto porcentaje de voto No que no fue de rechazo al sistema o al Gobierno. Aunque por supuesto, también se sumó al No el voto contrarrevolucionario y un porcentaje más de “voto de descarga”, derivado de la durísima situación económica. En todo caso, el Sí, respaldado por el Gobierno, ganó por goleada, con el doble de votos que el No (8).
Segundo invento: vientres de alquiler
Por otro lado, medios como el diario español “Público” han servido de plataforma de ataque al Código de las Familias, desde posiciones supuestamente “progresistas”. “Ya se alquilan vientres en Cuba”, titulaba un artículo Cristina Fallarás, en el que mentía con toda impunidad: “el paquete de dicha Ley incluye también la aprobación de los vientres de alquiler”, leemos (9). Falso: la “gestación solidaria”, aprobada en el Código cubano, prohíbe todo pago o beneficio, propios del llamado “vientre de alquiler”, solo se permite entre parientes y comunidad afectiva, y debe pasar por un proceso de garantías y autorización judicial (10). Se puede estar o no de acuerdo con esta figura, pero en ningún caso mentir.
En un reportaje en el mismo medio, y con el mismo tono de superioridad, Marisa Kohan calificaba la “gestación solidaria” cubana como un “eufemismo” de la “explotación reproductiva de las mujeres” (11), apoyándose, en exclusiva, en las opiniones de juristas y sociólogas europeas. ¿Para qué preguntar a las juristas, sociólogas y feministas cubanas? Pero lo más cómico era su entrevista a la “experta” Ana Trejo, que aseguraba que, en Cuba “pocas mujeres están dispuestas a pasar por” la gestación solidaria “sin recibir compensación”, que les permita “saldar deudas” o “poder educar a sus hijos”. ¡Educar a sus hijos! Qué sublime conocimiento de la realidad de Cuba, donde la educación -incluida la universitaria- es totalmente gratuita.
No importa que el Código de las Familias haya sido la construcción colectiva de miles de militantes feministas y activistas LGTBIQ+; que haya contado con las opiniones y asesoría de decenas de colectivos y centros de estudio; que haya sido debatido y modificado por seis millones de personas en 79 mil asambleas públicas donde, por cierto, se rechazó el llamado “vientre de alquiler” (12). No, las feministas cubanas deben estar de luto, porque desde la metrópoli, soberbia y neocolonial, aún no les han dado la necesaria bendición. Amén.
(1) https://www.dosmanzanas.com/2021/09/suiza-aprueba-en-referendum-el-matrimonio-igualitario.html
(6) https://diariodecuba.com/cuba/1664378239_42520.html
(8) http://www.cubadebate.cu/noticias/2022/10/04/resultados-del-referendo-del-codigo-de-las-familias/
(9) https://blogs.publico.es/cristina-fallaras/2022/09/29/ya-se-alquilan-vientres-en-cuba/
(10) https://www.cubainformacion.tv/contra-cuba/20220927/99301/99301-cuba-no-hay-vientre-de-alquiler
(12) https://www.prensa-latina.cu/2022/09/09/el-largo-camino-de-un-codigo-para-todos-en-cuba
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