Iñaki Alrui*
La decisión tomada por The Guardian y seguida por La Vanguardia de abandonar Twitter (X) invita a una reflexión que algunos llevamos planteándonos hace tiempo
Así anunciaba el diario The Guardian (1) su decisión el miércoles 13 de este mes: “Queríamos hacerle saber a los lectores que a partir de ahora no publicaremos en ninguna cuenta editorial oficial de The Guardian en la red social X (antes Twitter). Pensamos que actualmente estar en X genera más perjuicios que beneficios y que daremos mejor uso a nuestros recursos destinándolos a promover nuestro periodismo en otros lugares.”
Y así lo comunicaba el diario La Vanguardia, al día siguiente (2): “La Vanguardia dejará de publicar tuits de forma directa en la red social X y dejará en suspenso sus cuentas. Esta red social se ha convertido en una plataforma en la que encuentran una caja de resonancia, las teorías de la conspiración y la desinformación, unas ideas que tienen en lo que una vez fue Twitter una vía para multiplicar su alcance que no tendrían si tuviera una moderación efectiva y razonable.”
Que grandes medios generalistas tomen estas decisiones deja claro que Twitter (en adelante X) es un pozo de ponzoña altamente tóxico. No es que alguna vez fuera un espacio totalmente modélico, no, pero nunca había llegado a estos niveles de intoxicación que, además, prometen ir en aumento. El caso concreto de X se ha convertido en poder tecnológico, financiero, de comunicaciones e influencia mediática, que hacen que el peligroso personaje de Elon Musk pase a ser un agente geopolítico de enorme poder, y no ha tenido ningún problema en eliminar decenas de cuentas y cientos de mensajes con contenido social crítico a pedido de diferentes gobiernos, al final de esta nota dejo una serie de datos.
Las redes sociales, las convencionales, nunca fueron un ejemplo de libertades. Concebidas como espacios comerciales, su primera norma era la máxima capitalista: el principio de lucro. Crecidas bajo un llamativo anzuelo, en el que el consumidor es al tiempo el creador de contenidos, y todo bajo la alegría del gratis total… pero en la que además de alimentar con nuestros datos y likes al “big data” de las corporaciones, la recopilación de nuestros datos y su utilización (venta) en el mercado las han llevado a situarse como las grandes fortunas mundiales y controladoras de la comunicación, una industria basada en influencias digitales que se teje día a día de las actividades y comunicaciones cotidianas de trabajo, familia, educación, salud, política, o del entretenimiento de todas y todos.
Y así, en pocos años —Facebook empezó en 2004 y Twitter (X) en 2006—, hemos construido entre todas y todos las “GAFAM”, las cinco grandes empresas tecnológicas estadounidenses: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (Añadamos X, aunque no entre en el conocido acrónimo). A día de hoy son colosos tecnológicos y se encuentran entre las marcas más valiosas del mundo desde la última década. Y nada del “libre mercado” que pregona el liberalismo, estas compañías poco a poco han ido adquiriendo a las empresas emergentes que podrían hacerles sombra, eliminando así a posibles competidores y concentrando el poder en unas pocas manos.
Conozco infinidad de amigos y organizaciones sociales que han dejado todo su activismo e información en estas redes, sin pensar que el dueño del negocio es el que tiene la llave, y con ella el poder de cerrarte, suspenderte o censurarte la cuenta, lo que se ha creído que era un espacio o página que “pertenecía” al creador/consumidor en redes sociales. Todo un historial/trabajo de activismos e informaciones en manos del, llamémosle, enemigo, que puede dejar de existir en cualquier momento. Las redes sociales son un espacio donde transita todo tipo de mensajes, pero es el dueño quien puede inhibir, censurar o potenciar los mensajes bajo su criterio de negocio y opinión.Culpamos a los algoritmos como si tuvieran vida propia, pero el poder está en la programación y la utilización de esas “Instrucciones o reglas definidas y no-ambiguas, ordenadas y finitas que permite, típicamente, solucionar un problema, realizar un cómputo, procesar datos y llevar a cabo otras tareas o actividades” (3). Y por cierto en las redes sociales generalistas toda su programación, selección, criterios, etc., se encuentran en “cajas negras” a las que no podemos acceder, son totalmente opacas (4).
Vuelvo al inicio de la nota: “abandonar X o no, esa es la cuestión”. La web en la que escribo, LoQueSomos, ha utilizado y utiliza todas las redes sociales con el único fin de ampliar su difusión, buscando romper los límites de comunicación y amplificar sus publicaciones. Como solemos definirnos, somos “un cayuco en medio del océano” y cuanta más difusión, mejor. La cuestión es hasta que punto colaboramos con nuestra participación, por pequeña que sea, a ese estercolero de desinformación y manipulación que es X.Personalmente, creo que ha llegado la hora, y ya es tarde, de dejarlo. Y de animar a nuestras lectoras y lectores a seguir el mismo camino. Nosotras en el colectivo de LoQueSomos, abrimos nuestro debate.
Las redes sociales son (podrían ser) unas herramientas de comunicación fabulosas, con una rapidez y agilidad sin competencia para transmitir informaciones y datos; cierto es que no son el mejor lugar para los debates pero, en cualquier caso, lo que determina lo bueno y lo malo de las redes es el uso que se haga de ellas, y ahí entra en juego también el control y administración de las normas que supuestamente las rigen.
Desde hace tiempo, en este espacio de ciberperiodismo comprometido (LQSomos) se ha apostado por buscar nuevos espacios cercanos al “software libre”, buscando enriquecer el conocimiento común con la participación. Sería y es ridículo renunciar a la tecnología y a las herramientas que nos proporciona, las batallas hay que darlas siempre, pero en espacios de igualdad y respeto, no en la casa (trampa) del enemigo. Ahora mismo hay redes que van creciendo paso a paso con el objetivo de servir a lo “común” (5).
Redes centralizadas vs redes descentralizadas
Vamos a dejarlo claro: X es un ejemplo de red centralizada. Hay una sola X sobre la que descansan cientos de millones de cuentas. Una sola X no significa un solo ordenador: hay decenas de miles de servidores que hospedan a X pero lo hacen de forma centralizada. Otro ejemplo de red centralizada es Bluesky la red que ha crecido como respuesta al cierre de X en Brasil y que promete no comportarse como Twitter.¿Existen redes descentralizadas?
Sí, un ejemplo es Mastodon. Se trata de una red descentralizada y que puede ser manejada por los usuarios de su comunidad, dichas comunidades pueden federarse entre ellas o no para formar parte de una comunidad mayor.
Hay más, y tendremos que seguir creándolas siempre, no podemos, ni debemos, dejar las herramientas en manos del criminal capitalismo, como está pasando actualmente con los chats de la IA (una historia que en breve abordaremos muy seriamente en esta web).
Creo que es el momento de bye, agur, au revoir, adeus, ciao, adéu, poká, adiós X-twitter, adiós.
Notas:
1.- Why the Guardian is no longer posting on X
2.- La Vanguardia’ dejará de publicar en X, convertida en una red de desinformación
3.- Algoritmo
4.- Filtran la ‘lista negra’ de Facebook
5.- ¿Qué son las “redes libres”?
Algunos datos recogidos de la red:
Gente que se borra de X:
NOVIEMBRE 24
– The Guardian
– La Vanguardia
– St Pauli Futbol Club – Alemania
– Free Press
AGOSTO 24:
– Revista Rialto (naturaleza UK)
– Conservatorio de Londres
MAYO 24:
– Televisión pública suiza (RTS y SRF)Retirada de anunciantes:
⇒ Inversores planean retirar o reducir publicidad en X
⇒ Grandes anunciantes se retiran de X
• A torrent of prominent brands halted their advertising on X on Friday, dealing a massive reputational blow to Elon Musk’s social media company after his public embrace this week of an antisemitic conspiracy theory favored by White supremacists.
• The high-profile advertiser revolt includes some of the world’s largest media companies, such as Disney, Paramount, NBCUniversal, Comcast, Lionsgate and Warner Bros. Discovery, the parent of CNN.
• X also reportedly lost Apple, according to multiple news outlets including Axios, which first reported Apple’s withdrawal.Respuestas de Musk:
⇒ Musk denuncia a GARM (Global Alliance for Responsible Media) por boicotear la publicidad en X (9/08/24)
The lawsuit claims GARM organized “to collectively withhold billions of dollars in advertising from Twitter” because the group was concerned that the platform had deviated from brand safety standards after Musk’s acquisition in late 2022.
Miembros de GARM: CVS, Unilever, Mars and the Danish energy company Ørsted y 100 más. GARM was set up in 2019 after the Christchurch New Zealand Mosque shootings, where the murderer livestreamed the shooting on Facebook. Following that, brands’ faced issues where their ads were placed next to illegal or harmful content, the group said in a statement.
⇒ Musk denuncia a CCDH (Center for Countering Digital Hate) Centro contra el Odio en el mundo digital (1/08/23)
• The lawsuit filed Monday in San Francisco federal court accuses CCDH of deliberately trying to drive advertisers away from Twitter — recently rebranded as “X” — by publishing reports critical of the platform’s response to hateful content.
• It specifically claims CCDH violated Twitter’s terms of service, and federal hacking laws, by scraping data from the company’s platform and by encouraging an unnamed individual to improperly collect information about Twitter that it had provided to a third-party brand monitoring provider.
⇒ Musk denuncia a Media Matters por un informe que destaca los contenidos pronazis y antisemitas en X (21/11/23)
* Miembro del Colectivo LoQueSomos. Otras notas del autor
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