Fuente: http://loquesomos.org/a-mi-companera-fallecida-por-el-covid-19/ María Noes
María Noes*. LQS. Marzo 2020
Ser enfermera o personal sanitario es asumir al paciente y sus circunstancias desde su llegada, cuidarlo, observarlo y defender sus intereses, miedos e inquietudes
La pasada noche de este 19 de marzo ha fallecido a consecuencia de la pandemia Coronavirus una compañera trabajadora de la sanidad del hospital de Galdakao (Bizkaia). Al igual que las que prestamos nuestros servicios en hospitales como los del País Valenciano, desde allí, con una afluencia mayor de pacientes infectados, nos contaban que están colapsados, que como nosotras no cuentan con los equipos de protección necesarios, que muchos compañeros habían «caído» ya, que se habían paralizado quirófanos para dar cabida a estas patologías y que no daban abasto.
Desconozco las circunstancias concretas del proceso de nuestra compañera (1), pero desde que esto comenzó las medidas de protección para trabajadoras/es han brillado por su ausencia en diferentes territorios de este estado. Denunciábamos hace poco que los recursos y material de la sanidad privada deberían haberse requisado ya para poder darle uso en esta sanidad pública donde trabajamos sin recursos adecuados ni suficientes (2).
Pero no es novedad, tras el deterioro previo a la privatización que se llevó a cabo en este estado a partir de 1991, cuando el Informe Abril dio comienzo a las primeras privatizaciones para consolidarse legalmente en el año 97. En el hospital donde trabajo, La Fe de Valencia, veníamos ya denunciando hace unos años la falta de personal para atender los picos epidemiológicos, sobre todo cuando numerosos pacientes se hacinan en camas «extra» en columnas del área de camas. Cuando en 2015 nos asignaron 82.000 pacientes más, a nadie se le ocurrió aumentar proporcionalmente el personal. La reforma y rehabilitación del antiguo Hospital la Fe se vio retrasada hasta hoy ya que en ese momento se priorizó el despilfarro en actos políticos como la visita del Papa, la Fórmula 1 y la América’s Cup. Ahora, en estas condiciones, asumimos además la parte que nos toca de una pandemia mundial.
Hay que decir que las «autoridades competentes» cambian a diario los protocolos a medida que se evalúa la evolución de este proceso, pero uno de los errores importantes consiste en no tener en cuenta los criterios de enfermería para ir perfilando los epidemiológicos. Como nuestra compañera fallecida, acudimos cada jornada a nuestro trabajo con el ánimo de hacer las cosas lo mejor posible, de contribuir con nuestro granito de arena, nos esforzamos, prestamos atención a las nuevas órdenes cambiantes, leemos los protocolos, pero la frustración hace mella a lo largo de la jornada y el trato que recibimos de nuestros superiores no es cuidadoso.
Ser enfermera o personal sanitario es asumir al paciente y sus circunstancias desde su llegada, cuidarlo, observarlo y defender sus intereses, miedos e inquietudes, cuando alguna o alguno fallece se te nublan las horas de trabajo que quedan aunque procuras disimularlo para seguir.
Hoy se ha ido una compañera, no la conocía, pero sé perfectamente lo que estaba viviendo y lo que le preocupaba a diario, así que siento hacia ella toda la empatía del mundo. Apostar por la vida y asumir el riesgo de tu profesión es una constante ya interiorizada en esta labor, pero en este momento es muy duro ser consciente de que una sanidad pública de calidad multiplicaría el éxito contra esta pandemia. Me gustaría que la caída en combate sirviera al menos para tomar las medidas mas drásticas y valientes: expropiar a esa sanidad de lucro y mercado, la que en Reino Unido paga 2000 libras a sus pacientes con patologías complicadas para que acudan a que les atiendan en la pública. Ese mercadeo de la cobardía y la negligencia criminal como la no asunción de esta pandemia ha de acabar. Solo nos queda la organización y la lucha por revertir este estado de cosas que se importó desde la vieja escuela de Chicago, cuando se puso en marcha ese liberalismo burgués de la privatización de los servicios públicos; en el País Valenciano fuimos pioneros con el modelo Alzira, que pronto se introdujo en Madrid y otros territorios de este estado.
Buen viaje compañera, seguimos donde lo dejaste. En cada reivindicación te recordaré con orgullo.
Notas:
*.- La autora de este texto, compañera y colaboradora de LoQueSomos prefiere, por asuntos laborales, guardar el anonimato.
1.- Una enfermera de 52 años, primera muerte en España entre sanitarios por Covid-19
2.- Aplausos SÍ, pero con algo más
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