Este artículo, escrito por Hilmi Musa y publicado originalmente en el sitio web árabe Al-Jazeera, examina los desafíos que enfrenta el ejército israelí y las catastróficas consecuencias de sus estrategias en el actual conflicto de Gaza.
La operación de inundación de Al-Aqsa, que comenzó el 7 de octubre de 2023, ha sacudido profundamente al Estado de Israel y ha revelado grietas en la confianza del ejército israelí. A pesar del abrumador poder destructivo del ejército israelí, la duración y las complejidades de la guerra, incluidos los intensos combates en Gaza y el Líbano, han llevado a los líderes militares de Israel a reevaluar su estrategia y reestructurar sus fuerzas a la luz de las lecciones aprendidas de este devastador conflicto.
El ejército israelí, que desde hace tiempo insiste en su doctrina de ejército “pequeño pero inteligente”, ha llegado a una clara conclusión: las fuerzas terrestres son irreemplazables. La abrumadora confianza en el poder aéreo y la inteligencia ha demostrado ser insuficiente para lograr resultados decisivos en esta guerra, especialmente cuando los objetivos de guerra de Israel se ven frustrados en Gaza, donde la situación se ha deteriorado hasta convertirse en una catástrofe humanitaria en gran escala.
El número de víctimas palestinas en Gaza se ha disparado desde el comienzo del ataque israelí: a principios de enero de 2025, se informó de al menos 45.717 palestinos muertos y 108.856 heridos. Miles de personas siguen desaparecidas, presuntamente muertas bajo los escombros de las casas destruidas. Esta violencia en curso, que ha desplazado a casi dos millones de personas, ha exacerbado una aguda crisis humanitaria. Las necesidades básicas como alimentos, agua potable y suministros médicos son casi imposibles de satisfacer para la gente atrapada en el enclave asediado. La guerra, que los palestinos han denominado “Operación Inundación de Al-Aqsa”, ha provocado la muerte generalizada de civiles palestinos, en particular mujeres y niños, lo que ha llevado a las organizaciones de derechos humanos a acusar a Israel de cometer genocidio contra la población palestina.
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En cuanto al ejército israelí, el conflicto ha puesto de relieve las vulnerabilidades de su estructura de fuerzas. Según Maariv, la guerra ha confirmado que no existen alternativas a las fuerzas terrestres en la guerra. Ha quedado claro que sin un ejército terrestre capaz y suficientemente grande, Israel no puede asegurar sus objetivos ni mantener una ventaja en la guerra. Si bien la fuerza aérea y las capacidades de inteligencia de Israel son vitales, la guerra ha puesto de manifiesto lo fácil que es superarlas sin el apoyo de fuerzas terrestres bien equipadas.
Este cambio en el pensamiento militar ha llevado al abandono de la teoría del ejército “pequeño pero inteligente” que guió al ejército israelí durante más de dos décadas. El ejército israelí enfrenta ahora la urgente tarea de reconstruir y fortalecer sus fuerzas terrestres. El primer paso en este proceso incluye un aumento sustancial en el número de fuerzas terrestres, especialmente en el cuerpo blindado, que se ha identificado como un elemento clave de la futura eficacia militar. El desafío es si el ejército israelí duplicará el tamaño de su cuerpo blindado o buscará un aumento más modesto.
El problema del Merkava
Cuando se habla de la reconstrucción del cuerpo blindado, se presta mucha atención a la producción de tanques Merkava, específicamente el modelo Siman 4, que se fabrican en Israel. Estos tanques incluyen componentes importados de los EE. UU., Alemania y el Reino Unido. Sin embargo, las interrupciones de la cadena de suministro global, en particular debido a la guerra en curso en Ucrania y la creciente demanda mundial de armas, han obstaculizado la capacidad de Israel para expandir rápidamente su flota de tanques. Esta situación ha llevado a Israel a posponer el desmantelamiento de los tanques Merkava Siman 3 más antiguos, optando por reacondicionarlos y reintroducirlos en servicio. Estos tanques, que en su día estaban programados para ser vendidos a países más pobres o reutilizados para obtener piezas, ahora serán sometidos a reparaciones y se integrarán nuevamente en el arsenal militar de Israel.
Sin embargo, incluso con estas reparaciones, Israel se enfrenta a una grave escasez de piezas de repuesto para el mantenimiento de estos vehículos y a una falta más amplia de tanques de repuesto. Antes de la guerra, el ejército israelí había estado adquiriendo unas pocas docenas de tanques nuevos al año como parte de su plan de modernización, pero este ritmo ya no es suficiente dadas las grandes pérdidas que ha sufrido el ejército en el conflicto. El ejército israelí debe ahora prepararse para una guerra prolongada y en múltiples frentes, lo que requiere una reposición mucho más rápida de sus vehículos blindados.
Además de sus fuerzas terrestres, el ejército israelí también se ha visto en la necesidad de realizar mejoras significativas en su artillería. Aunque Israel ha modernizado muchos de sus sistemas de armas, gran parte de su artillería está obsoleta, y su producción se remonta a la década de 1960. La necesidad de piezas de artillería más modernas se ha vuelto cada vez más urgente, pero la capacidad del ejército israelí para aumentar la producción se ve limitada por los boicots internacionales, que bloquean el acceso a materiales clave para la producción de armas.
Problemas también en el aire
La escasez de municiones, tanto de proyectiles inteligentes como convencionales, también ha sido un problema importante para el ejército israelí. Durante la guerra, el ejército israelí presionó a las empresas nacionales, como la empresa Bait, para que aumentaran la producción de municiones esenciales, incluidos proyectiles de 120 mm para artillería y tanques. Sin embargo, con las continuas interrupciones de la cadena de suministro y las limitaciones de recursos, sigue sin estar claro si Israel podrá satisfacer sus demandas de municiones en los próximos meses.
En un informe reciente, el corresponsal militar de Maariv, Avi Ashkenazi, destacó que la aceptación por parte de Israel de un acuerdo de alto el fuego con Hamás se vio influida por la difícil situación que enfrenta la Fuerza Aérea israelí. El desgaste significativo de los aviones de combate israelíes, muchos de los cuales superaron sus horas operativas previstas durante la guerra, requerirá que el gobierno israelí invierta fuertemente en la compra de nuevos aviones. La situación es particularmente grave para los viejos aviones de combate F-15 de Israel, que han sufrido un uso extremo y se están acercando al final de su vida útil.
La Fuerza Aérea israelí también ha tenido problemas con su flota de helicópteros. En octubre de 2023, solo dos helicópteros de combate estaban en condiciones operativas cuando comenzó la guerra, lo que revela las consecuencias de la decisión del ejército israelí de reducir el tamaño de su flota de helicópteros durante la última década. Además, la Fuerza Aérea israelí se enfrenta a una escasez de municiones clave, como los misiles Hellfire, y tiene dificultades para reponer sus reservas. Según fuentes del ejército israelí, el presupuesto de la Fuerza Aérea se ha reducido en un 20%, lo que dificulta su capacidad para ampliar y modernizar su flota de aviones.
Israel también tiene previsto aumentar su capacidad de defensa regional, incluida la conversión de ciertas unidades de reserva en batallones regulares. Además, se espera que Israel mejore su capacidad de recopilación de información a lo largo de sus fronteras y amplíe su cuerpo de ingenieros de combate. El ejército israelí ya ha intensificado sus esfuerzos de adquisición, haciendo cinco veces más pedidos a las empresas de defensa israelíes que antes de la guerra.
Nueva ‘Década Perdida’
El costo financiero de esta guerra, que ya se estima en cientos de miles de millones de shekels (al menos 100.000 millones de dólares), está ejerciendo una presión significativa sobre la economía de Israel. Además de financiar la reconstrucción de su ejército y la reposición de sus arsenales de armas, Israel se enfrenta al desafío de hacer frente a los crecientes costos del personal militar, incluidos los aumentos de salarios y compensaciones.
Los economistas israelíes advierten que la carga financiera de la guerra puede asemejarse a la “década perdida” que siguió a la Guerra del Yom Kippur de 1973, y que el gobierno debe tomar decisiones difíciles en relación con el presupuesto militar. El presupuesto de defensa de Israel supera actualmente los 30.000 millones de dólares, y se necesitarán fondos adicionales para compensar las pérdidas de equipo, reponer municiones y hacer frente a los costos de expansión y modernización del ejército.
Mientras tanto, el Ministerio de Finanzas israelí ya está preparando un programa para reducir los salarios de los soldados regulares, una medida que se espera que provoque más tensiones entre el ejército y el gobierno. La última propuesta sugiere una reducción de los salarios del sector público, incluido el personal militar, de al menos un 2,5% en 2025. Esta decisión probablemente provocará más fricciones entre el Ministerio de Defensa israelí y el Ministerio de Finanzas, especialmente ahora que el ejército busca asegurar los recursos necesarios para reconstruir sus fuerzas.
En conclusión, Israel se enfrenta a importantes desafíos en su intento de recuperarse de esta catastrófica guerra. Las lecciones de este conflicto son claras: la excesiva dependencia de Israel del poder aéreo y de la inteligencia, y la excesiva reducción de las fuerzas terrestres, han demostrado ser desastrosas. El liderazgo militar de Israel ha reconocido ahora la necesidad de un ejército terrestre más grande y más capaz para hacer frente a las realidades de la guerra moderna. Como dijo el general Ron Tal: “Pensaban que podían ganar guerras desde el aire. Esta teoría se ha derrumbado”.
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La brutalidad de la guerra, que ha conducido al genocidio de miles de palestinos inocentes en Gaza, es un triste recordatorio de las devastadoras consecuencias de la estrategia militar israelí. El mundo observa cómo Israel se enfrenta a la realidad de una guerra que ya no puede librar en sus propios términos. Las lecciones de esta guerra determinarán el futuro militar de Israel en los años venideros.
(The Palestine Chronicle proporcionó más contexto al artículo, destacando la trágica situación en Gaza como resultado de las continuas acciones militares y el genocidio israelíes).
(Al-Jazeera.net en árabe. Traducido y preparado por The Palestine Chronicle)