10 enero de 2025. Día de júbilo en toda Venezuela. Celebración del triunfo de la soberanía popular, con el epicentro de las actividades en Caracas. Se reafirma una vez más la vigencia de la Constitución en el acto de toma de posesión del cargo de presidente de la República y jefe del Estado, por parte del candidato electo.
Para comprender bien lo que sucede en Venezuela, es importante tener esto en cuenta. Veamos.
Como se sabe, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, fue el resultado definitivo de tres grandes convocatorias generales a lo largo de 1999. En primer lugar, en referéndum nacional, se le preguntó al pueblo venezolano si quería una nueva Constitución. Tal como era de esperarse, la aprobación fue por gran mayoría. Luego hubo un segundo llamado a elecciones para seleccionar a los constituyentes. Estos, una vez elegidos, trabajaron en permanente diálogo con el pueblo, de manera tal que la propuesta de una nueva constitución fue producto de miles de reuniones de trabajo. En tercer lugar, el resultado de todo ese proceso, pulido y ordenado, fue sometido a referéndum en diciembre de ese año y aprobado por mayoría absoluta. Es la Constitución que rige a Venezuela.
Todo esto dejó en manos del pueblo un gran conocimiento de su Constitución. No es un libro cualquiera. De hecho, en ediciones sucesivas, se fueron imprimiendo millones de ejemplares en diferentes formatos. El más popular sigue siendo el de un librito azul de aproximadamente 9 x 6 centímetros que se puede llevar en el bolsillo. Quien siga las intervenciones públicas de los líderes de la revolución bolivariana, verá que, con mucha frecuencia, para apoyar un argumento o una idea, sacan la Constitución que llevan consigo y leen algunos de sus artículos. Las imágenes de Chávez o de Nicolás Maduro, por nombrar a dos de esos líderes, con una Constitución en la mano, en distintas oportunidades, son ya emblemáticas. Pero, el hecho real es que no existe familia venezolana que no tenga en la casa un ejemplar de ese libro considerado sagrado.
Pues bien, todo esto viene a cuento porque allí, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el Capítulo II, que trata Del Poder Ejecutivo Nacional, se disponen con mucha precisión el día y lugar en el que el presidente electo de la República ha de tomar posesión de su cargo. Dice así:
“Artículo 231. El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiera tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia.”
De manera tal, que no hay forma alguna de cambiar lo que allí está escrito, (salvo en una reforma a la Constitución aprobada mediante referéndum) lo cual nos remite a lo que va a suceder el día 10 de enero de 2025, en el centro de Caracas, justamente en el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Ese día, el presidente electo por voluntad del pueblo en las elecciones de 28 de julio pasado, es decir, Nicolás Maduro Moros, se juramentará como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela para los próximos seis años. Así está escrito.
En una ceremonia sencilla, dentro de su solemnidad, y de gran significado democrático, la multitud ocupará las calles adyacentes al Parlamento, en el centro histórico de Caracas. La bandera tricolor con sus ocho estrellas ondeará por todas partes. Una emoción de corazones latiendo al unísono, le dará su sello revolucionario al gran evento colectivo. Y por donde quiera que se vea, será un gran día para la revolución bolivariana y para su pueblo, autor intelectual y material, director y protagonista principal.
Ya con su nuevo gobierno, presidido por Nicolás Maduro, relegitimado en elecciones universales, libres y secretas, llevadas a cabo con un sistema electoral técnicamente perfecto, este pueblo venezolano seguirá avanzando en su proyecto de construcción de socialismo.
No lo tuvo fácil hasta ahora y no lo seguirá teniendo fácil, por el bloqueo criminal y las mal llamadas sanciones. Eso lo sabe. Pero sabe también, que mientras permanezca animoso y unido jamás será vencido, tal como lo dice la consigna. Y avanzará en paz hasta lograr la totalidad de sus propósitos.
¿Que hará la extrema derecha fascista mientras tanto? Bendecida por el imperio y sus países satélites, así como por los medios de comunicación hegemónicos, la oposición violenta seguirá cocinándose en su propia salsa, versión 2.0
(Publicado en NÓSdiario, originalmente en gallego, el 11 de diciembre de 2024)