
Cuando hablamos de racismo, no solo se trata de actitudes individuales o insultos callejeros. El racismo institucional es ese sistema que, de forma estructural y silenciosa, impide que las personas racializadas vivan en igualdad de condiciones. Aquí te damos 10 claves para entender cómo opera en España.
1. La Ley de Extranjería: el corazón del racismo institucional
No es una ley de acogida ni de derechos: es una ley de control, vigilancia y castigo. Define quién puede estar, cómo y en qué condiciones. Con ella, se legitima la exclusión de personas migrantes del acceso pleno a derechos como la sanidad, el empleo o la vivienda.
2. Los CIE: cárceles racistas sin delito
Los Centros de Internamiento de Extranjeros encierran a personas por no tener papeles, no por cometer delitos. En muchos casos, ni siquiera han sido informadas correctamente de su situación legal. No hay garantías jurídicas, pero sí muertes y denuncias de tortura.
3. El racismo policial: identificaciones por perfil racial
¿Te han pedido el DNI solo por tu color de piel? A muchas personas negras, árabes o gitanas, sí. Es una práctica sistemática y documentada. Aunque ilegal, sigue ocurriendo con impunidad.
4. Acceso desigual a la educación
El sistema educativo español tiende a segregar. Las personas racializadas tienen más probabilidades de acabar en formaciones de baja demanda o fuera del sistema, sufrir racismo en el aula o ser señaladas por profesorado que reproduce estereotipos coloniales.
5. Barreras en el acceso a la vivienda
Los “no se alquila a extranjeros” siguen siendo reales. A menudo disfrazado de “ya está reservado” o “solo gente seria”. Las personas negras, árabes o gitanas enfrentan discriminación directa y encubierta en el mercado inmobiliario.

6. La sanidad: universal… pero no tanto
Muchas personas sin papeles no pueden acceder a atención médica, o lo hacen con trabas administrativas, miedo a ser denunciadas o sin intérpretes. La salud no debería tener papeles.
7. La criminalización mediática de la población migrante
La prensa reproduce titulares sensacionalistas: “manadas extranjeras”, “oleadas de inmigrantes”, “efecto llamada”. Así se construye una narrativa que justifica políticas represivas y estigmatiza a comunidades enteras.
8. El empleo: precariedad racializada
Las personas migrantes y racializadas ocupan los trabajos más duros, mal pagados y desprotegidos: cuidados, limpieza, agricultura, mensajería. Muchas veces sin contrato, sin derechos y con miedo a denunciar por su situación administrativa.
9. Ausencia en las instituciones y espacios de poder
¿Dónde están las personas racializadas en el Congreso, en los medios, en la universidad, en la judicatura? La blanquitud se sigue entendiendo como neutralidad, y todo lo demás como “subjetivo” o “militante”.
10. España aún no ha hecho cuentas con su pasado colonial
Marruecos, Guinea Ecuatorial, Sáhara, América Latina, Filipinas… El colonialismo español sigue sin formar parte del relato oficial. Sin memoria, no hay justicia. Y sin justicia, no hay reparación.
El racismo institucional no es un fallo del sistema: es parte del sistema. Desmantelarlo exige nombrarlo, entenderlo, enfrentarlo y construir nuevas formas de convivencia desde la equidad y la dignidad.
Redacción Afroféminas
Si has sufrido racismo, o conoces alguien que lo haya sufrido, contáctanos. Podemos ayudaros a denunciar.