La vida sin maquillaje: O qué anduvo Maryse Condé…

Fuente: https://literafrica.wordpress.com/2020/03/20/la-vida-sin-maquillaje-o-que-anduvo-maryse-conde-buscando-en-africa/       sfqu                                                                                                                                           20 marzo, 2020

La vida sin maquillaje: O qué anduvo Maryse Condé buscando en África

1.-En Corazón que ríe, corazón que llora Condé ya nos contó que había nacido en el seno de una familia burguesa antillana de “Supernegros”, que vivía en un mundo blanco y francés. En 1958, cuando no tenía más preocupaciones que África en su existencia e imaginario, conoció al guineano Mamadou Condé y se casó con él. Embarazada, con su primer hijo en los brazos, dejó a su marido en París estudiando para actor y se marchó a vivir a Costa de Marfil. Después saltó a Guinea Conakry, a Ghana y a Senegal.

2.-“Mi primer contacto con África no fue ningún flechazo”, escribe en el segundo volumen de sus memorias. En estas desbroza la situación de los antillanos; los de Guadalupe –que no eran bien recibidos en el continente- y los de Martinica – que eran legión en aquella época en los centros docentes marfileños y que no se mezclaban con los africanos-.

3.-Ella era considerada blanca, “toubabesse”. Una de sus hijas, la nacida en Guinea y de padre africano, fue la que menos africana se sintió siempre. Ghana estaba llena de afroamericanos como el África francófona lo estaba de antillanos. Volver, quizás.

4.-Integrarse, es una de las acciones que la conminaban a realizar. NO disfrazarse de africana, pero aparentar: hablar malinké, llevar túnicas. Para alguien que había vivido su infancia integrando sin saberlo los valores occidentales, el que la obligaran a que adoptara la cultura africana  de una manera superficial sin pararse a mirar lo que ella llevaba en su interior, la desalentaba.

5.-“Sabes de sobra que los africanos nunca te aceptarán” (pág.153).

6.-En Guadalupe descubrió a Cesaire y la negritud. En África conoció y departió con Amilcar Cabral, Mario de Andrade o Seyni Gueye. Ay, las idealizaciones de aquellos pasados eternos que en ellos intuyó. Se interesó por la política. En Guinea presidía el país Sékou Touré. Condé lo describe como alguien con gran atractivo físico, alabado por algunos y odiado por otros. Su vida de despilfarros contrasta con la de su pueblo. Frente a los que defendían su gobierno, ella hablaba de la represión feroz. Y descubre “El Complot de los profesores”, el primer crimen a gran escala cometido por el régimen de Touré, y del que apenas se ha hablado nada.

7.-En Conakry conoció a un príncipe beninés, Louis, quien poseía una extraordinaria colección de objetos que habían pertenecido a sus ancestros: pipas, una tabaquera, un cortaúñas y sobre todo muchas fotografías del soberano destronado, Gbéhanzin. Condé, en su novela Los últimos reyes magos esbozó el exilio de éste en Martinica: “¿Un rey africano?, Ka sayé sa – ¿y eso qué es? –“.

8.- Condé abre cajas, desde puntos de vista inéditos. Cuando escribes, das tu versión de la realidad, afirmaría muchos años después. La de la escritora nos abre decenas de caminos nuevos por los que transitar, tanto a través de sus obras como de sus experiencias. Todo nos habla de su búsqueda de una tierra a su medida que no existía.

9.-A pesar de confesar la dureza de su periplo africano, es su corazón sabe que lo mejor le llegó de allí: “Más que los discursos teóricos de mis amigos, fue Guinea la que me infundió el amor por el pueblo y la compasión. Allí, aprendí que nada pesa más que el sufrimiento de un niño (…) En resumen, aprendí a apartar los ojos de mis desgracias personales y a preocuparme por las miserias de la mayoría: una lección que me caló muy hondo y que jamás olvidaré” (pág. 163).

10.- La inspiración le llegó infinidad de veces a su máquina de escribir, desde tierras africanas. Ajumako, es un lugar que dio título a una de sus obras. Heremakhonon, su primera novela, era el nombre de una tienda estatal que siempre estaba vacía, y que en malinké significaba “Esperando la felicidad”.

La vida sin maquillaje (La vie sans fards, 2012). Maryse Condé. Trad.: Martha Asunción Alonso.  Editorial Impedimenta, 2020.

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