mpr21 Redacción
Vladimir Katriuk fue un colaborador ucraniano de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942 se unió al Batallón Schutzmannschaft 118, una unidad auxiliar de policía compuesta por colaboradores ucranianos dirigidos por mandos alemanes. Estas unidades participaban en operaciones antiguerrilleras y masacres de civiles, especialmente en Bielorrusia.
Katriuk fue acusado de participar en una de las peores masacres de la ocupación nazi de la URSS. El 22 de marzo de 1943 el Batallón 118, junto con las tropas alemanas, arrasó la aldea bielorrusa de Khatyn, que no hay que confundir con Katyn. Los nazis encerraron a 149 civiles, incluyendo 75 niños, en un granero y los quemaron vivos.
Katriuk estaba presente y portaba una ametralladora, según testimonios y documentos soviéticos. Su tarea consistía en disparar sobre los que intentaban escapar de ser quemados vivos. Una mujer trató de huir y Katriuk la acribilló a tiros. Luego le robó el reloj y la pulsera.
En 1945 logró escapar a Europa occidental y la URSS le incluyó en las listas de criminales de guerra buscados y lo condenó a muerte en ausencia.
Como tantos otros nazis, Katriuk logró huir y se instaló en París, donde se casó. Dirigió un negocio de empaque de productos cárnicos y se unió a la Legión Extranjera para evitar la deportación a la URSS. En 1951 desertó y con su esposa francesa emigró a Canadá usando el nombre de su cuñado.
En Canadá ocultó su pasado y en 1958 obtuvo la ciudadanía canadiense. Se estableció como apicultor en Quebec, llevando una vida discreta.
No obstante, su tapadera quedó al descubierto en 1999 gracias a una investigación periodística de The Globe and Mail que expuso sus antecedentes como criminal de guerra.
Un tribunal federal concluyó que, para obtener la ciudadanía canadiense, Katriuk había mentido sobre su pasado como voluntario en el ejército alemán. El tribunal le retiró el pasaporte por haber formado parte de un batallón nazi involucrado en varias masacres.
Pero el gobierno canadiense siguió apoyándole. En 2007 revocó por “falta de pruebas claras” la decisión que le había despojado de la ciudadanía e ignoró las solicitudes de extradición.
El nazi no era el criminal sino la víctima. A pesar de que en 2012 un informe de la CSIS, la inteligencia canadiense, informó que “probablemente” había cometido crímenes de guerra, el gobierno canadiense le dio una vuelta completa a la historia, presentando a Katriuk como una de las “víctimas del comunismo”.
Unos países persiguen a los criminales y otros les protegen. A pesar de haber logrado su independencia, Ucrania nunca se interesó por la captura de Katriuk, a diferencia de Bielorrusia y Rusia, que en 2012 volvieron a presionar para su lograr sentarle en el banquillo.
El nazi murió en 2015 a los 93 años edad antes de que se resolviera su caso. Murió aliviado. Desde el Golpe de Estado fascista en Ucrania, Katriuk supo que tenía garantizada su impunidad. Los suyos habían ganado la partida que iniciaron en 1933.