
Los Pecadores es más que una historia de terror vampírico, repleta de sustos y de un mucha sangre. Ambientada en el Misisipi de la época de las leyes de Jim Crow, la película de Ryan Coogler rezuma historia del sur de Estados Unidos: una imagen gótica que penetra profundamente en las huellas del dolor, la memoria y la resiliencia de la comunidad negra. Huye del cine lineal, difumina las fronteras entre la realidad y la fantasía, y despierta una memoria cultural que aún perdura en la psique colectiva de los estadounidenses negros.
Rascando la superficie, se descubre una historiografía, un comentario social con múltiples simbolismos centrado en la cultura, el arte, la espiritualidad negra y la explotación racial. Los vampiros actúan como una alegoría de la supremacía blanca, la gentrificación y la apropiación.