El audiovisual detalla el actuar de células criminales vinculadas a la inteligencia saudita.

El documental yemení En las garras de la seguridad, revela detalles sobre células criminales vinculadas a la inteligencia saudita y dirigidas por los mercenarios Muhammad Ali al-Maqdashi y Fadel Hussein al-Maqri.

Esos grupos criminales insertados en Yemen tienen la misión de vigilar y asesinar a figuras políticas opuestas a la agresión así como a personalidades políticas de en Saná y de las gobernaciones de Dhamar e Ibb.

Todos, detalla el audiovisual, recibieron dinero a cambio de sus sabotajes y asesinatos.

La primera célula, dirigida por el buscado Tariq Muhammad Ahmad al-Ghazali —también conocido como Tariq al-Badani— tenía la misión de atacar la seguridad en la provincia de Ibb.

El líder terrorista compró armas pesadas y medianas para abrir un frente militar en la región de Baadan en Ibb bajo la supervisión de la inteligencia de los países de la agresión.

Con dinero enviado desde Arabia Saudita, según sus propias confesiones, Adquirió 40 misiles Laos y cuatro lanzadores de bazooka con 120 proyectiles y ametralladoras.

Asimismo, recibió dos millones de riales sauditas con el propósito de comprar lealtades y reclutar nuevos miembros, confesó Muhammad Ahmad al-Ghazali en el documental.

El filme reveló otros detalles de la segunda célula encabezada por Muhammad Ali al-Hanash, autor del asesinato al ministro de Juventud y Deportes, Hassan Muhammad Zaid y Abdullah al-Salami.

Igualmente trató de ultimar al vicegobernador de Ibb, Abd al-Wahed al-Maroui y a Abd al-Karim al-Habsi, en Dhamar.

Otros de los involucrados en esos grupos también revelan sus culpas en el audiovisual.

El departamento de vigilancia y control de Yemen arrestó al criminal Ali al-Hanash y sus cómplices poco tiempo después de cometer los crímenes.

Durante su detención Al-Hanash mostró resistencia y amenazó con una bomba a los miembros de seguridad que lograron neutralizarlo, señala el documental.