Fuente: https://www.globalresearch.ca/germany-complicity-gaza-genocide/5854963                                                                      John Perry                                                                               Investigación global, 17 de abril de 2024

El jueves pasado, el Dr. Ghassan Abu-Sittah , el cirujano de guerra británico-palestino, pronunció su primer discurso como recién nombrado rector de la Universidad de Glasgow , elegido en reconocimiento a su trabajo en el hospital al-Shifa en Gaza.

Al día siguiente voló a Berlín, donde lo habían invitado a pronunciar un discurso en una importante conferencia sobre Palestina.

A su llegada, la policía se lo llevó, lo interrogó durante varias horas y finalmente le dijeron que tenía que abandonar Alemania y que no le permitirían regresar hasta al menos finales de abril.

Cualquier intento de hablar en la conferencia a través de Zoom podría resultar en una multa o incluso un año de prisión.

Cuando fue puesto en libertad, de todos modos no habría podido participar en la conferencia, ya que ya había sido invadida por al menos 900 policías y cerrada. El alcalde de Berlín calificó de «intolerable» que se celebrara la conferencia.

Hablando posteriormente de su experiencia , el Dr. Abu-Sittah se refirió al hecho de que Alemania, también la semana pasada, se defendió ante la Corte Internacional de Justicia contra las acusaciones de Nicaragua de ser cómplice de una guerra genocida.

«Esto es exactamente lo que hacen los cómplices de un crimen», afirmó. ‘Entierran las pruebas y silencian o acosan o intimidan a los testigos’.

Ver la transmisión en vivo de los abogados alemanes en La Haya unos días antes había sido una experiencia extraña.

Dieron la impresión de sentirse ofendidos por el hecho de que Alemania hubiera sido acusada de tales crímenes, especialmente por un país pequeño que, argumentaron, no tenía ningún interés en el caso. Además, todavía no se puede decir que Israel esté cometiendo genocidio, porque la CIJ aún no ha resuelto el caso presentado contra él por Sudáfrica, cuya impugnación Alemania había apoyado a Israel. Como Israel no era parte en el nuevo caso, simplemente debería ser desestimado.

Algunas investigaciones podrían haberles dado una mejor apreciación de las credenciales de Nicaragua para presentar el caso. Su solidaridad mutua con Palestina se remonta a mucho tiempo atrás.

También tiene más experiencia en La Haya que Alemania, incluida su acción pionera contra Estados Unidos en 1984, cuando obtuvo una compensación de £17 mil millones (que nunca fue pagada) por el daño causado a Nicaragua por la guerra de la Contra financiada por Estados Unidos y la minería de sus puertos.

Carlos Argüello, quien dirigió el caso la semana pasada y muchos de sus casos anteriores, dijo que Nicaragua ofreció su experiencia a Palestina y que ya se había sumado a la acción de Sudáfrica. Había decidido apuntar a Alemania, el segundo mayor proveedor de armas de Israel, porque Estados Unidos, el mayor proveedor, está fuera de la jurisdicción del tribunal en esta cuestión. 

Argüello explica que el objetivo es crear un precedente con una aplicación más amplia: que los países deben asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus ventas de armas para evitar que se utilicen en violación del derecho internacional. El argumento de Alemania de que no se pueden emprender acciones legales antes de que se resuelva el caso anterior de Sudáfrica es un disparate, ya que los países tienen la obligación de prevenir el genocidio, no simplemente esperar hasta que se demuestre que está ocurriendo. En cualquier caso, Alemania debe haber estado al tanto de las numerosas advertencias de altos funcionarios de la ONU sobre la inminencia de un genocidio en Gaza, que comenzó ya el 9 ^de octubre .

Alemania afirmó que cuenta con un “marco legal sólido” para garantizar que sus exportaciones de armas no sean utilizadas indebidamente, y que las ventas a Israel ahora están restringidas a equipos no letales. Pero cualquier suministro que se envíe a un ejército genocida está ayudando a sostener sus acciones criminales, respondió Nicaragua.

Se habló mucho de las obligaciones históricas de Alemania debido a su historia nazi, pero Argüello sostiene que éstas deberían relacionarse con el pueblo judío, no con el Estado de Israel. Añade que el pasado de Alemania también podría obligarla a ayudar a prevenir el genocidio donde quiera que ocurra. El portavoz de su gobierno en el caso de Sudáfrica afirmó que Alemania está «particularmente comprometida con la Convención sobre el Genocidio». 

Al economista Yanis Varoufakis también se le prohibió hablar en Berlín. Planeaba concluir su discurso diciéndoles a los políticos alemanes que «se han cubierto de vergüenza» por su apoyo inquebrantable a las atrocidades de Israel. Carlos Argüello se hace eco de este punto cuando se le pregunta si una decisión de la CIJ realmente puede hacerse cumplir: tenemos que movilizar la vergüenza, dice, ‘…esa es la esperanza con esto. Tal vez sea demasiado idealista, pero es la única arma que tenemos”.

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John Perry reside en Masaya, Nicaragua y escribe para London Review of Books, Covert Action, Global Research, The Council on Hemispheric Affairs, Fairness & Accuracy in Reporting, Counterpunch, The Grayzone y otras publicaciones.

Imagen de portada: Ataque aéreo israelí contra un edificio de apartamentos en Rafah, el último refugio en el sur de Gaza. Crédito de la foto: MENAFN