El lince: Dos palabras chinas.

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Esto es como la revista satírica «El Jueves», tengo dos titulares: el que abre y el que cierra, que es «Abuela, eres la mejor». Los antiglobalistas y simpatizantes de China se van a quedar con el primero, seguro, porque hay que ocultar la decepción por la respuesta de China al viaje de la abuela Pelosi a Taiwán; los occidentalistas se van a quedar con el segundo porque por fin tienen una victoria después de tantas derrotas. Pero los dos olvidan una cosa esencial: aún sigue la guerra, una guerra que, en términos chinos, hay que demoninar «prolongada». O sea, que hay que mirar más allá de nuestras narices.

Este es el problema de los occidentales, que siempre se limitan al hoy y nunca miran hacia el futuro. Somos inmediatistas, el aquí y el ahora. Los chinos son justo al revés, viven el hoy con la mirada siempre puesta en el mañana. Un ejemplo: en octubre de 2020, el PCCh aprobó el XIV Plan Quinquenal que formalmente se puso en marcha en marzo de 2021 y que sienta las bases para la «sociedad moderadamente próspera» en que quiere convertirse China en el 2035. Es decir, China hizo hace dos años un plan que se va a completar 15 años más tarde. Eso en Occidente es impensable. Y como es impensable, los occidentales nunca tenemos en cuenta otras formas de pensar que las nuestras. Y por eso nos decepcionamos con tanta facilidad.

Más de uno y más de dos esperaban casi una guerra tras las amenazas y/o advertencias chinas. Es no conocer a los chinos, aunque tras la llegada de la abuela a Taiwán han hecho algo que ya está poniendo de los pelos al Pentágono: el cierre virtual de Taiwán, o cerco si queréis, a nivel militar.

Estas son las zonas donde se están realizando maniobras militares con fuego real en estos momentos y hasta el domingo. Eso va a acompañado con esto otro, que es cómo afectan esas zonas a Taiwán.

Lo que se ve es que China deja tres corredores para que pueda salir la abuela Pelosi, pero mostrando que puede cerrar el acceso a la isla cuando quiera y como quiera. Es más, en tres de esas zonas se llega hasta los límites de las famosas 12 millas náuticas que se indican internacionalmente como aguas territoriales. Es decir, justo antes del acceso por tierra. Un hecho ya: muchas compañías aéreas han cancelado vuelos a la isla y/o han cambiado sus itinerarios para hacerlos coincidir con esos tres corredores.

Eso en términos militares. En terminos civiles, China ya está apretando la tuerca económica tanto en EEUU como en Taiwán, lo que pone de manifiesto que advierte militarmente y ataca económicamente. Por una parte, «congela» la creación de una fábrica en EEUU que iba a crear 10.000 puestos de trabajo y, por otra, ha prohibido el comercio total de varios productos desde la isla al continente, uno de ellos la arena natural, imprescindible para la fabricación de cemento y vidrio. Esto no solo afecta a la construcción, sino a la fabricación de semiconductores electrónicos (chips). Las pérdidas para Taiwán van desde el 50% al 100% de sus exportaciones en varios productos, y buscar nuevos mercados no es nada fácil. A nivel diplomático, protestas formales y negativa a reunirse con Blinken en la cumbre de países de la ASEAN a finales de esta semana, que se había anunciado.

No va a ir más lejos de eso. Así que los primeros seguirán decepcionados y los segundos, alborozados.

Pero en las relaciones internacionales y en la geopolítica la cosa no es tan simple. Por varias razones: la primera, porque este es un juego de larga duración y esto no es más que un episodio fugaz sin el menor efecto práctico a largo plazo. En segundo lugar, porque este es «el momento ruso», es decir, el momento en el que China ha mostrado a EEUU sus líneas rojas como hizo Rusia en diciembre del año pasado con el documento que presentó a EEUU y la OTAN y que, al ser rechazado por la típica prepotencia occidental, conllevó la actual crisis de Ucrania donde Occidente está siendo derrotado. Occidente humilló a Rusia y Rusia contestó. EEUU acaba de humillar a China, y China va a contestar.

Aquí hay entra el primer titular, las dos palabras chinas. La primera es «mingzi», reputación; la segunda es «fuchou», venganza. Como no tenemos ni idea de la cultura china -ni de ninguna otra que no sea la nuestra- no sabemos ni qué significa una ni qué significa otra en el carácter chino. Porque sin la primera, no hay la segunda. Os lo explico: el valor más importante para los chinos es mingzi, la reputación. La pérdida de mingzi es como peor que mentarles a la madre, es el final de todo. Y cuando se llega a esa situación el chino se vuelve temible y terrible. Por eso en China siempre se intenta evitar esa situación y se deja siempre una oportunidad para salir de ella, para corregir errores y evitar la humillación total. En Occidente siempre se hace al revés, hundir al adversario hasta que no pueda levantar la cabeza nunca más. Eso es lo que ha intentado EEUU con el viaje de la abuela que, en sentido estricto, y esto va para los desaminados, es la tercera en el escalafón del poder nominal de EEUU detrás del presidente y del vicepresidente. Es decir, la provocación de EEUU es evidente porque derribar, interrumpir o lo que fuese ese avión era declarar la guerra sí o sí. China ha actuado con prudencia pese a las amenazas y advertencias, pero lo bueno viene ahora. Mingzi.

China no lo va a olvidar nunca, jamás, acaso, ni. Y va a buscar la venganza más cruel. Fuchou. Y a los occidentales que solo miran el ahora, pese a su simpatía con China, los recuerdo que en octubre tendrá lugar el XX Congreso del Partido Comunista de China. Ese será el momento de ver cómo se diseña la venganza.

¿Que significa esto? Que ya no hay vuelta atrás en la relación EEUU-China y que EEUU y China ya son, de hecho, enemigos totales. La III Guerra Mundial que esperaban unos y otros no ha sucedido, por ahora, pero las consecuencias van a ser mayores que si la hubiese.

La abuela Pelosi lo que ha hecho no ha sido solo a nivel externo, sino interno: dar una baza electoral al Partido Demócrata para las elecciones de este año.

Eso a China le da igual, pero no lo otro: que Pelosi es del mismo partido que Biden, no es alguien que mea fuera del tiesto. Por lo tanto, para China queda claro que la retórica estadounidense de que sigue la política de «una sola China» ya no es creíble. Nada ni nadie de EEUU va a convencer a China que es posible algún tipo de diálogo. Va a haber una mejor compresión de con quién tratan y cómo no es posible defender sus intereses sin recurrir a la fuerza. De nuevo «el momento ruso» para China. Y eso, por supuesto, lo vamos a ver muy pronto sobre Rusia o sobre Irán, con un reforzamiento evidente de los lazos entre ellos.

Así que voy a terminar con el segundo titular: «abuela, eres la mejor».

(Publicado en el blog del autor, el 3 de agosto de 2022)

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