Abraham Ditcher, acusado de crímenes de guerra, interlocutor de la presidenta de la Cdad de Madrid

Fuente: https://www.rumboagaza.org/abraham-ditcher-acusado-de-criminal-de-guerra-interlocutor-de-la-presidenta-de-la-comunidad-de-madrid/                                                              Causa Ärabe Blog

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, viaja a Israel y será su interlocutor Abraham Dither, quien fue Ministro de Defensa israelí en 2002 cuando ordenó el bombardeo sobre la Franja de Gaza que asesinó a quince personas. Dichter es un supremacista acusado de crímenes de guerra en la Audiencia Nacional y activo colonizador además de impulsor de normas supremacistas.

Abraham Ditcher, jefe de los Servicios Secretos de Israel en el 2002, fue el responsable de la matanza de quince personas palestinas, tras ordenar un bombardeo sobre la Franja de Gaza. Hoy, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso está en Israel para reunirse con Ditcher, en su nuevo cargo de ministro de Agricultura y Zonas Rurales.
Ditcher es un promotor de la Ley Estado Nación Judío, considerada por diversas organizaciones de Derechos Humanos, como una Ley que promueve y favorece la política sionista de apartheid y el supremacismo israelí.
El interlocutor de la presidenta de la Comunidad de Madrid y del Partido Popular de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, PP de Madrid, Abraham Dichter, es un activo promotor de la colonización de Palestina. En su cargo, como ministro de Agricultura, expulsa a la población palestina de sus tierras, coloniza la agricultura palestina y destruye bienes donados por la propia Unión Europea, del área C de Cisjordania. Además, restringe el agua de los agricultores palestinos y las desvía a los asentamientos ilegales israelíes. Dichas acciones han sido consideradas ilegales por el Derecho Internacional.
Ampliación informativa sobre la querella contra Abraham Dichter:
«Un cuaderno escolar, maltrecho, con garabatos infantiles en árabe, fue recuperado de un cráter de amasijos de barro, escombros e hierros carbonizados en un barrio de la ciudad de Gaza. En el muro de un dañado edificio cercano al cráter, alguien escribió: “Esta es la paz israelí; estas son las armas americanas”. Gaza. 23 de julio de 2002. El día anterior, una bomba de una tonelada lanzada desde un F-16 de las fuerzas aéreas israelíes había destruido ese edificio. Murieron 15 personas. Casi 200 resultaron heridas.  El objetivo del bombardeo, un ejemplo de lo que Israel llamaba “asesinatos selectivos” o “asesinatos extrajudiciales”, era Salah Shehadeh, líder de Hamás. Shehadeh murió, al igual que su esposa, un hijo y una hija suyos.»
En España, la Audiencia Nacional admitió una querella en el año 2009 de varios familiares de las víctimas de ese ataque contra siete altos cargos del Ejército israelí, entre ellos Dichter. El Comité de Solidaridad con la Causa Árabe fue el acusador popular (1). El fiscal apreció motivos suficientes para encausar a todos los acusados, incluido a Avi Ditcher, por crímenes de guerra y lesa humanidad.
Habiendo sido admitida la querella y el juez mandado diversas rogatorias a las autoridades israelíes, se produjo el acuerdo entre el ministro socialista Moratinos y la ministra israelí, Livni para modificar la jurisdicción universal (2). Posteriormente, el Partido Popular, con Mariano Rajoy, la restringió aún más. Por ese motivo, el juez Fernando Andreu no tuvo más remedio que llevar el caso al pleno de la sala de lo penal que acordó archivarlo. El Partido Popular invitó a Dichter, incluso, a un curso del CESEDEN y estando en España la fiscalía no quiso activar la causa pendiente ante la Audiencia Nacional. (3)
Ya en el año 2005, el americano Center for Constitutional Rights presentó una demanda contra Dichter por las 14 muertes del ataque contra el edificio en el que estaba Shehadeh. En el año 2007, Dichter suspendió un viaje a Londres por temor a ser detenido por una demanda por crímenes de guerra por el mismo caso.
Hace más de veinte años de ese bombardeo, y entonces la frase “Israel tiene derecho a defenderse” no estaba tan asentada en el discurso internacional. Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca de George Bush, dijo: “Esta dura acción no contribuye a la paz. Fue un ataque deliberado a sabiendas de que provocaría víctimas civiles”. La UE condenó con dureza el bombardeo, al igual que la ONU. Amnistía Internacional habló de “acto desproporcionado e inaceptable”. B’Tselem, de “acción terrorista”. Javier Solana, a la sazón jefe de la diplomacia europea, dijo en el Parlamento Europeo que el ataque había frustrado una inminente tregua. Era cierto, según supimos no mucho más tarde con todos los detalles: todas las milicias palestinas, incluidas las Brigadas Azzedim al Qassam, habían enviado un artículo a The Washington Post en el que anunciaban la tregua. Nunca se publicó. Decenas de miles de personas participaron en el sepelio en Gaza ese caluroso 23 de julio del 2002. Lloraron, dispararon al aire, llevaran en volandas los cadáveres, gritaron contra Israel, prometieron venganza. El 31 de julio, siete personas murieron en un atentado en una cafetería en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Eran los duros tiempos de la segunda Intifada.

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