Fuente: Iniciativa Debate/ Juan Carlos González Caldito
El código penal francés de 1791 restableció la decapitación como pena de muerte que Luis XVI había abolido pocos años antes. La introducción de la guillotina permitió poner fin a la tortura en público y a la diferenciación de clases sociales, estableciendo un sistema más igualitario. La guillotina decapitaba de forma rápida, segura e indolora, terminando a la vez con los errores que producía la decapitación tradicional realizada a mano por un verdugo, que en ocasiones fallaba el golpe sin causar la muerte inmediata. Fue el médico y diputado de la Asamblea Nacional, Joseph-Ignace Guillotin, un ilustrado de su época, quien propuso el uso de la guillotina en la Asamblea legislativa. Guillotin era contrario a la pena de muerte, pero a fin de humanizar la decapitación, hizo uso de los valores ilustrados proponiendo el uso de la guillotina para suavizar la barbarie de su época: la pena de muerte volvía con la revolución francesa y los valores ilustrados la positivizaban.