Vuelve Mboudjak, el filosófico perro creado por Patrice Nganang, que…

Fuente: https://literafricas.com/2022/01/11/mboudjak-el-filosofico-perro-creado-por-patrice-nganang-indaga-en-el-tejido-humano-y-politico-de-camerun/

Vuelve Mboudjak, el filosófico perro creado por Patrice Nganang, que indaga en el tejido humano y político de Camerún

Han pasado 20 años (ver nota nº 2) desde que se publicó  Tiempo de perro del escritor camerunés Patrice Nganang (ver nota nº 1)Con su insólito protagonista, Mboudjak (ver nota nº 7), el perro (ver nota nº 3) de Mossa Yo dueño del bar (ver nota nº 4)  el Cliente es Rey en Madagascar, un barrio de Yaundé, la narración a pie de calle (ver nota nº 5)  la realiza este can filósofo (ver nota nº 6)  que cuenta lo que ve.

(Nota nº 1) Patrice Nganang es un reconocido escritor camerunés que ganó con esta novela varios premios entre ellos el Gran Premio del África Negra (2003). También es un hombre que se ha posicionado en múltiples ocasiones contra el régimen de Paul Biya, el presidente de su país que lleva en el poder desde 1982. Tiempo de perro es un retablo de los manejos del presidente, la corrupción y los desmanes violentos que se llevan por delante tanto a opositores conscientes como a aquellos que incluso desde la inocencia hablan en exceso o donde no deben. En sus páginas, Nganang escribió esta frase en boca de uno de sus personajes: “Creo que Biya tiene los días contados”. Esto hace más de 20 años.

(Nota nº 2) Lo cierto es que los años pesan, cambian la perspectiva con su dinámico movimiento y obligan a un ejercicio forzoso de mirar hacia el pasado desde el presente. Asomarse a ciertas ventanas, si además requieren una inmersión en el espacio -Camerún- y tiempo -años 90, en plena crisis económica y política- en el que se enmarcan, exige un ejercicio ya sea previo o posterior: dotarse de algo de información. Imprescindible, dirían muchos si no queremos dejar ciertos libros nada más comenzarlos… Quizás, afirman otros que ubican lo leído en las entretelas de la imaginación, ¿no es acaso la novela pura ficción? En su día Nganang manifestó que agradecía que un libro que sus amigos habían vaticinado no llegaría muy lejos, ya que estaba lleno de especificidades camerunesas, se leyera más allá de esta frontera. Y lo cierto es que se leyó. Una posible pregunta es ¿cómo leerlo hoy? (ver Nota nº 7).

(Nota nº 3) En esta obra un perro con nombre propio Mboudjak es el narrador, lo que es ya toda una declaración de intenciones. Un can a pie de asfalto, de bar, feo y pensador, que se distancia de lo humano y se permite callejear con la invisibilidad de aquel a quien nadie presta atención, mientras cuenta y piensa mostrando la crueldad y los bajos instintos de aquellos. Un narrador “desde abajo” que muestra impúdicamente lo mísero, lo hediondo y lo violento sin piedad que anida en muchos de esos hombres y el papel sexual o maternal destinado a las mujeres. Mboudjak tiene su propia lengua, lengua de perro, en este título que está lleno de diversidades, también lingüísticas (inglés, francés, franglés, pidgin y pidgin de crisis, bamileké…), como el propio Camerún y un dueño, Mossa Yo que se vio forzado, tras la recesión económica, a abrir un bar para subsistir.

(Nota nº 4) el Cliente es Rey no es el único bar literario en el que nos podemos adentrar dentro del contorno africano. Tranvía 83 de Fiston Mwanza Mujila es el nombre de otro garito y está localizado en una ciudad-país imaginario con semejanzas al Congo. A donde precisamente nos lleva el Caracol Tozudo, que es el dueño del bar el Crédito se fue de viaje, otro local mugriento congolés en la novela Vaso roto de Alain Mabanckou. Su creación se le ocurrió a su dueño tras entrar en el bar La Catedral de Camerún. Así que volvemos a Camerún. Los bares como cosmos donde la gente habla sin pelos en la lengua, donde se deja libertad al cuerpo para expresarse, el mejor escenario para mostrar la diversidad social,  cultural y política que anida en toda urbe. Dentro de esas paredes se puede hurgar en las flaquezas, las debilidades, el conformismo y el “dejarse llevar” de buena parte de la clientela, variopinta serie de personajes, reflejo de un mundo que el escritor quiere mostrar.

(Nota nº 5) Porque es la calle y sus gentes, adormecidas y pobres, avivadas y en movimiento la que Mboudjak recorre entre personajes que parecen brujos, dobles que se encuentran por todas partes, caricias y palos. Una visión cotidiana, de presente para poner «la dirección de la Historia en manos de sus verdaderos héroes». Un suburbio que deja pasar los días sin la necesidad de hacer nada por cambiar el mañana. Hasta que algo ocurre y la marea de humanidad engorda, se eleva y explota.

(Nota nº 6)  ¿Qué estamos leyendo? Lo han tildado de novela suburbana, cuento filosófico o realismo social. Me inclino más por una mezcla, en la que incluiría una dosis de escatología con humor y toques de picaresca también. Nganang comienza de una manera más acartonada, como si los personajes fueran títeres en un escenario para terminar en una bola de sensaciones que te arrastra hasta el inesperado final.

(Nota nº 7) Pero no es, en cambio, Tiempos de perro el final de la historia de Mboudjak. Veinte años después Nganang lo ha devuelto.  A partir de mañana, 12 de enero, se puede disfrutar de la segunda parteMboudjak, ou les aventures du chien-philosopheeso sí de momento en francés. Veinte años después, Madagascar se ha vuelto más peligroso que antes. Los tiempos cambian, aunque parezca que nada lo haga. Pero para adentrarnos en el presente es necesario sumergirse en el pasado. Tiempos de perro nos da esa oportunidad. Y mucho de lo que encontremos nos sonará a un presente que también parece no cambiar nunca.

Tiempo de perro (Temps de chien, 2001) de Patrice Nganang. Traducción: Manuel Serrat Crespo. Colección Casa África. Editorial El Aleph-El Cobre, 2010.

Mboudjak, ou les aventures du chien-philosophe (2022). Ed. Teham.

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