Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2020/09/05/algunas-reflexiones-en-torno-a-la-marcha-en-repudio-al-estado-por-todxs-lxs-desaparecidxs-y-asesinadxs-por-las-fuerzas-represivas-ante-la-confirmacion-de-que-el-cuerpo-plantado-en-villarino-es-el-de/ septiembre 5, 2020
Aunque la yuta se vista de rojo, yuta queda: algunas reflexiones en torno a la marcha en repudio al Estado, por todxs lxs desaparecidxs y asesinadxs por las fuerzas represivas, ante la confirmación de que el cuerpo plantado en Villarino es el de Facundo Castro.
El juego tiene sus reglas: o se acepta el Poder o se lo imita. Todo esto, además de ser útil para el mismo, es de gran utilidad para quienes aun declarándose “revolucionarios” quieren edificar un nuevo Estado.
Más, mucho más, Canenero
El virus es el sistema.
Salimos a la calle. ¿Y qué más?
Y por más desilusión que provoque reconocerlo, la infinita cantidad de marchas (o desfiles) a tal plaza o a cual otra, como único mecanismo de defensa ante las inequidades del sistema, a la larga es ineficiente. Como instrumento político puede generar alguna respuesta favorable en el corto plazo, por ejemplo, si se logra instalar “X tema” al menos en la agenda de discusiones. O por supuesto si contribuye a mantener viva la memoria de un pueblo. Ocurre que el sabor amargo de darnos cuenta de que la represión es una política de Estado, da ganas de romper ciertos esquemas, por no decir quemar instituciones. No puede ser suficiente gritar “fuera fulanx” (o “menganx”), sin “brindarle la rebelión exquisita del brazo y de la mente” a la lucha cotidiana, enseñar un poco más los dientes, a ver si aceleramos torcerle el brazo a la historia, cambiar el miedo de bando, y que no siempre algún(e) “fulanx” sea necesario como cara visible de la defensa de los intereses detrás de “la seguridad”, o la propiedad privada. Que se vayan todos.
Los partidos también son el Estado
Aún los que no gobiernan a nivel ejecutivo, son parte de la misma moneda. Hasta la pretendida izquierda cae en la trampa reformista de considerar como una herramienta de transformación a los instrumentos legales y políticos que mantienen vivo al sistema. De hecho garantizan su estabilidad. El capitalismo no va “a caer por su propio peso”, ni lo vamos a tirar abajo transando con sus sostenedores. ¿Cuánto más ingenue se podría ser para creer en esas afirmaciones, en un contexto mundial en el que una pandemia provocada por el propio sistema económico y social, termina encontrando como salida de la pobreza en la que hundió a los pueblos, las mismas fórmulas de siempre? Cada vez es más obvia la irrupción en la naturaleza para su explotación. Incendios intencionales, deforestación a gran escala, variabilidad de modos de destruir las montañas y extraer petróleo y minerales.La historia demuestra que a los capitalistas, con tal de ver crecer las cifras en sus cuentas bancarias, les resulta tan poco importante la contaminación de la tierra, el agua y el aire, como a lxs fumadores compulsivxs la salud de sus pulmones. No hay etiqueta en paquetes de puchos, ni discurso en el parlamento, que vayan a cambiar los rumbos. Sabemos que hay miles de opciones creadas y por crear, pero para ser esquemáticxs, planteemos básicamente una división entre dos, por más que a los partidos les convenza siempre la misma y descarten, e incluso rechacen, la otra:
1) Se puede seguir protestando dentro de los límites que el mismo sistema impone, pretendiendo imponer un programa que empoderará a les oprimides del mundo en detrimento de les opresores, con la ingenua convicción de que el resultado será sólo cuestión de tiempo, mientras se le hace cosquillas al sistema, lo cual validaría seguir yéndonos a dormir con la conciencia tranquila por sencillamente haber desfilado en la calle, como acto de rebelión ante cada Facundo Astudillo Castro. Ante cada Ismael Ramírez, Diana Sacayán, Facundo Rivera Alegre. Ante cada despido, atropello, injusticia. Cooptar, repetir de memoria, no permitir un centímetro de disidencia. Formar “cuadros”. Iluminar a la bruta sociedad, señalándole el camino a cada paso.
O…
2) Probamos con la óptica desde la cual “arrastrar una masa inerte de carne y huesos no es vivir, es solamente vegetar”, y provocamos, alentamos, o al menos no sofocamos, demostraciones con carácter más efusivo de la digna rabia. El compañero Santiago Maldonado, que inmortalizó la mencionada frase de Severino Di Giovanni en un mural, y a quien se cansaron de usar a modo de oportunismo electoral, volcó su lucha a través del arte, como una alternativa propagandística. Sus canciones, escritos, paredes pintadas proponían un agite provocador, radical. Y cuando lo desaparecieron y asesinaron ahí estaba, acompañando de cuerpo y alma en sus reclamos a una comunidad mapuche. Reclamos que contribuyeron en buena medida a la explosión de la revuelta en el territorio dominado por el Estado chileno. Con manifestaciones quizás menos elegantes que nada más que marchas. Sin jetones encabezando columnas de partidos. Con la esperanza de contagiar un modo no convencional de encarar la lucha.
Quieren identificarnos, tienen un problema
No hay manera de estar en la calle y escaparle al ojo de tanta cámara. De tanto rati de civil, de tanta prensa, de tanto celular. Lo que les resulta difícil no es observarnos. Sino entendernos. Estamos fuera de sus márgenes de comprensión. Somos incorrectxs. No nos interesa ningún prestigio. No queremos sacar ninguna tajada ni rédito político. No vamos a hacernos notar, si eso ocurre es porque le escapamos al respeto riguroso por el orden al que tanto apego tienen quienes sí buscan sacar ventaja, lucrar, o al menos figurar. La normalidad nos da asco, no soportamos la nauseabunda paz producto de la tolerancia tan alta como el costo que paga cada día alguien más en manos de la represión estatal. Acá no hay obsecuencia con líderes, ni relaciones clientelares. Nadie es traídx de los pelos a cambio de nada. No se busca “poner fuerza” a tal conflicto por conveniencia.
Simplemente vamos y acompañamos poniendo el corazón, a donde nos dicta que tenemos que estar. Nosotres nos encontramos en la calle, nos reconocemos en la complicidad de sentires y pensares amorosos y rabiosos, fuera del autoritarismo y la jerarquización.
Les molesta que tensionemos la calma, que rayemos nuestras ideas en las sagradas paredes, límites de la propiedad. Están tan acostumbradxs a la pasividad, que una capucha o una piedra, en el contexto de una protesta contra el gobierno y la policía, les da miedo. No lo entienden. No estaba planificado. ¿Quiénes son? ¿De dónde salieron? ¿Qué buscan?, tratan de responder. Pero como para que una manifestación resulte un éxito, hay que evitar el enfrentamiento con las fuerzas represivas, entonces nos separan. Nos aíslan, como está de moda decir. Ellxs, que se llenan la boca hablando en nombre del pueblo y en contra de la yuta, prefieren cuidar su lugar de privilegio cerca del escenario, para que la sigla de su bandera salga en más fotos. Siempre se trata de eso, demostración de poder. Se puede estar en contra de la yuta, pero no del “poder”. Es importante ser vanguardia, no reventar el orden establecido. Asco.
Desmemoria, vergüenza e injusticia
La convocatoria a desfilar desde el Congreso hasta Plaza de Mayo nació del seno del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Un organismo que reúne a múltiples organizaciones antirrepresivas, sociales, estudiantiles, sindicales, partidos e individualidades, para luchar de conjunto por la defensa de los Derechos Humanos. Es una red que ha sabido ganarse un gran respeto dentro del ámbito militante y activista por sus aportes a la lucha en pos del esclarecimiento de diversos casos de represión estatal, desde el último golpe de Estado y durante la democracia. Resultaría sospechoso no mencionar la dignidad que caracteriza a varixs de sus promotorxs. Pero tampoco debemos dejar de destacar que entre la heterogeneidad de sus participantes, podemos encontrar, por ejemplo, hasta impulsores de la sindicalización de las fuerzas represivas. Así de reformistas. Sin ir más lejos, Razón y Revolución, célebre tras la defensa al vallado que protegía a la catedral y a la policía (así de patriarcales) el 21 de octubre de 2017 en una concentración tras el reconocimiento del cuerpo de Santiago Maldonado, participó en esta oportunidad con voluntarios haciendo de seguridad de la marcha. Lo propio hicieron el MST y el Nuevo MAS.
Dicho esto, vale aclarar que la participación de las individualidades ácratas durante la marcha misma surgió, por un lado, por la convicción de cada quien que se sintiera convocade a salir a protestar, y por otro, por el llamado a hacerlo de conjunto, en un “bloque”. Sumándonos a la cita antes mencionada, no por sus impulsores ni por el horario ni por el lugar, sino por el reclamo, por el apoyo a familiarxs y amigxs de Facundo Astudillo Castro, desde ya.
Estamos donde creemos que tenemos que estar. Del mismo modo que el 1ero de agosto nos autoconvocamos a un encuentro para salir a exteriorizar las sensaciones de rabia que los actores que conforman al Estado y sus falsos detractores nos despiertan. También en nombre de Facundo, y en homenaje a Santiago, a 3 años de la desaparición forzada de uno y a 3 meses de la del otro. Por supuesto que los partidos y organizaciones, que no ven mucho más allá de su ombligo, no se hicieron eco, y recién pretendieron sacar a relucir su oportunismo disfrazado de interés cuando se viralizaron las imágenes en las que no quedaban dudas de la selectividad represiva, al registrarse las detenciones de 13 compañerxs. De todos modos, como no nos interesan sus aparatos que aparatean hasta lo inaparateable, les agradecemos no sumarse a participar opacando y desviando del foco de atención la genuinidad del reclamo con sus banderas de colores. Porque entendemos que, como mencionamos antes, si a pesar de otras iniciativas más radicales, la manera indefectible de exigir un reclamo termina en una consigna a través de un micrófono, por más organización y lucha que exista atrás, sería un reflejo de lo adaptadxs que estamos al sistema.
Que sean las acciones las que contagien
A partir de ahora, el relato toma un vuelco de timón más puntual a los hechos que, otra vez, nos vemos en la necesidad de manifestar. No porque nos caiga en gracia señalar las contradicciones o defectos de nadie, sino porque nos afectan directamente. Quizás no acordar con el criterio exclusivamente pacifista de la marcha convocada por el EMVyJ intimidó a sus convocantes.
Como siempre, el tema de la capucha molesta. No saben diferenciar entre quienes prefieren que se reconozcan sus acciones antes que sus rostros; sus ideas antes que sus nombres. La capucha iguala en la lucha, hermana a quienes queremos visibilizar el reclamo y activar la protesta consecuente. Se nos ofrece como una herramienta para evitar el reconocimiento del enemigo y cualquier pretensión que quieran adjudicarnos de hegemonizar. No queremos ser el blanco fácil del Estado, la figurita por la que hay que votar, ni el ejemplo a seguir. Que sean las acciones las que contagien. Que sean las paredes, los periódicos y los panfletos la voz que niega la prensa del Capital. Y que las consignas que se erigen sobre las balas que “van a volver” y demás, se permitan ver representadas en fuego de vez en cuando también, no sólo en el cúmulo de algunas palabras bien acomodadas para rimar.
Durante la marcha se escuchó durante la lectura del documento “Cuando por arriba se premia a las fuerzas de seguridad, por abajo se reprime a las luchas populares y sociales, las tomas de tierra, los reclamos ambientales…” y también arengaron a través de los parlantes “No pueden ser las fuerzas represivas las que supuestamente nos cuidan, porque ellas nunca nos cuidan, no nos cuida la policía, no nos cuida gendarmería, no nos cuida la prefectura, ni mucho menos los militares”, “No vamos a ser cómplices, no vamos a ser indiferentes”. Insistían: “Queremos que dejen de decir que la seguridad de nuestra población está en manos de las fuerzas represivas del estado. Porque la policía lejos de cuidarnos, lejos de protegernos, lejos de brindarnos confianza y seguridad, para lo único que está es para prostituirnos, para meter la droga en los barrios, para torturarnos, para asesinarnos. Fuera la policía, nosotres nos cuidamos!” “Nuevamente nuestro pueblo sale a repudiar y exigir el juicio y castigo a los verdugos de nuestra juventud”. Agitaban “No puede ser que nos digan que la policía está para cuidarnos”. Interpelaban “Si la policía nos cuida, ¿quién nos cuida de la policía?”
Sin embargo, alguien de quienes escribimos este texto fue testigx presencial del momento en el que un policía se acercó a avisar que estaba dada la orden de cazar a lxs manifestantes si persistían en su actitud dañina para con las paredes del Cabildo y uno de los encargados de la seguridad le marcó con sutil precisión el detalle del límite entre “a partir de acá es mi columna; de acá para allá no tenemos nada que ver” habilitando, con un contundente visto bueno, que repriman. Siempre y cuando garanticen el cuidado de no intervenir “de acá para allá”. Y por las dudas, este mismo encargado de la seguridad, le pidió a sus soldaditxs del MST, que respondían con religiosa fidelidad cada palabra, primero “dense vuelta” para quedar todxs de cara al Cabildo. Y después, volviéndole a mostrar a la policía para que no queden dudas, “todos un metro adelante, vamos”, marcando como un árbitro la barrera antes de un tiro libre. Fue a buscar refuerzos para el cordón y volvió a hablar con la yuta, agente del aparato represivo, unas dos o tres veces más. Siempre aclarándole que podían hacer lo que quisieran con la gente que estuviera del lado de afuera de su vallado humano, porque “con ellos no tenemos nada que ver”.
Cabe aclarar que la masividad de la marcha fue tal, que aún afuera de su cordón de muy obedientes borregxs, no solo quedaban un conjunto de encapuchadxs a quienes claramente no les iban a permitir acercarse más a la plaza, sino también militantes identificadxs con partidos y organizaciones. La política fue transar con el aparato represivo del Estado al que supuestamente se fue a denunciar y escrachar, pedirles que velen por la seguridad de lxs propixs y entregar a compañerxs. A pesar de que entre esxs “30 mil detenidxs desaparecidxs” por quienes el EMVyJ supo y sabe levantar la bandera bien alto y luchar, hay varixs anarquistas también, y muy a pesar de que se recordó durante toda la jornada a Santiago Maldonado a viva voz por los parlantes, la seguridad de la marcha no pudo esconder sus reales intenciones.
Porque aunque la yuta se vista de rojo, yuta queda.
Como el fotógrafo con visera, también del MST, al que en un momento fueron a llamar para que no quedara escrachado entre las filmaciones de la policía mientras lxs compañerxs sentenciaban sus deseos a Berni en las paredes del Cabildo. “Fui a sacarles un par de fotos”, volvió jocoso y haciendo gala de su vigilanteada, porque era evidente que estaba en la misma sintonía que el resto de lxs entregadorxs.
Es necesario mencionar, también, algunas otras actitudes, prácticas espontáneas que se dan en la calle. Cuando apareció la Policía que viste el chaleco celeste (ese primer grupo de choque con aires de chetaje palermitano que tiene la función de comenzar con las detenciones), varixs manifestantes los increparon con cánticos y al verse, quizás, acorralados y en una posición de fuerza menor, se fueron retirando del lugar a paso lento.
Ya lo habíamos manifestado en otra reflexión: “Qué tristeza saber que hay tantas personas hermosas con sentimientos genuinos para cambiar las formas autoritarias de relacionarnos, pero que estén siguiendo las directrices de estructuras que al luchar por la conquista del poder, ya están, desde el comienzo, reproduciendo las relaciones sociales que (supuestamente) quieren combatir”. Parecería ser que la película se vuelve a reproducir. Cambian algunos personajes pero la lógica queda intacta, pulcra, incuestionable. Si antes era Bullrich y gendarmería, ahora es Berni y la bonaerense; si antes era Infobae, ahora es C5N; si antes era Santiago, ahora es Facundo; si antes señalaron a compañeres, ahora señalan a compañeres; si antes era el Estado, ahora es el Estado.
Nosotrxs no pedimos nada. Que ellxs sigan con sus prácticas de fiscales autoritarios, si se sienten cómodxs así. Y en el confort de pedirle justicia al verdugo, al enemigo de clase, como les gusta decir. Nosotrxs seguiremos anunciando la venganza.
POR FACUNDO, POR TODXS LXS DESAPARECIDXS Y ASESINADXS POR EL BRAZO ARMADO DEL ESTADO, QUE VIVA LA REVUELTA.
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