Este sábado los chalecos amarillos volvieron a tomarse las calles de Francia en su décimo novena protesta que, en esta oportunidad, es reprimida con contingente militar, según la ordenanza del Gobierno de Emmanuel Macron.

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El dispositivo de seguridad militar, anunciado por Macron, causó preocupación entre los simpatizantes e integrantes del movimiento ciudadano, que, pese a eso, no claudicó en una nueva salida a las calles.

La movilización -que continúa en desarrollo al cierre de esta nota- ya cuenta con varios arrestos, además de 60 ciudadanos y 17 policías heridos, en los Campos Elíseos de París, capital del país y principal foco de las protestas que han marcado los escenarios sabatinos, desde sus inicios en noviembre de 2018.

La ministra de Defensa, Florence Parly, dijo al respecto que «la repartición de tareas entre militares y policías está muy clara (…) se trata de permitir a los policías hacer aquello que solo ellos pueden: el mantenimiento del orden público».

Desde hace cuatro meses, el movimiento se encuentra manifestándose todos los sábados de manera consecutiva, rechazando las políticas neoliberales del presidente francés y su Gobierno, y exigiendo exigiendo mayor justicia social.

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