Estados Unidos siempre ha tratado de dictar el modelo neoliberal de controlar la inflación con políticas fiscales y monetarias conservadoras y utilizar las tasas de interés para controlar los aumentos de precios. Este discurso fue muchas veces utilizado para imponer soluciones que generaron recesión y pobreza a la población de los países subdesarrollados, especialmente a los latinoamericanos.

Aunque la inflación se desaceleró año con año por primera vez en meses en abril, significó un aumento mayor al esperado, en gran parte debido a las restricciones de la cadena de suministro, la operación previa de Rusia en Ucrania y la fuerte demanda de los consumidores continuaron manteniendo los precios altos. Consumidor cerca de un máximo de 40 años.

Este dato fue declarado por el Departamento del Trabajo el 11 de mayo, referente al índice de precios al consumidor. Una medida de los bienes cotidianos, incluida la gasolina, los comestibles y el alquiler, aumentó un 8,3 por ciento en abril respecto al año anterior, por debajo del aumento anual del 8,5 por ciento registrado en marzo.

Los precios subieron un 0,3 por ciento en el período de un mes desde marzo. Sin embargo, esas cifras superaron el 8,1 por ciento de los titulares y el 0,2 por ciento de aumento mensual pronosticado por los economistas.

Los llamados precios básicos, que excluyen las medidas más volátiles de alimentos y energía, subieron un 6,2 por ciento  en abril respecto al año anterior, también más de lo que esperaba la agencia de análisis de riesgos y datos financieros Refinitiv.

Los precios básicos también subieron un 0,6 por ciento mensual, el doble del aumento del 0,3 por ciento registrado en marzo, lo que sugiere que las presiones inflacionarias subyacentes siguen siendo fuertes.

Según Seema Shah, estratega jefe de Principal Global Investors, dijo: «Esta es otra sorpresa de inflación alcista y sugiere que la desaceleración será meticulosamente lenta. El enfoque pronto comenzará a cambiar de donde la inflación alcanzó su punto máximo a donde se estabiliza, y tememos alcanzará un nivel incómodamente alto para la Fed».

Los aumentos de precios fueron generalizados: los precios de los alimentos subieron un 1 por ciento en el mes, marcando el 17º aumento mensual consecutivo para ese índice. Los mayores aumentos mensuales se produjeron en lácteos (2,5 por ciento, el aumento mensual más fuerte desde 2007), carne, aves, pescado y huevos (1,4 por ciento) y cereales y productos de panadería (1,1 por ciento).

Mientras que la ligera desaceleración de la inflación el mes pasado se produjo cuando los precios de la energía cayeron un 2,7 por ciento, impulsada por una caída del 6,1 por ciento en la gasolina (que había subido un impresionante 18,3 por ciento el mes anterior como resultado de la operación de conflicto Rusia-Ucrania)

El alojamiento, que representa alrededor de un tercio del IPC, también subió un 0,5 por ciento en abril. El indicador subió 5,1 por ciento anualmente, el aumento más rápido desde 1991. Las tarifas de las compañías aéreas también aumentaron a medida que más personas comenzaron a viajar: los precios subieron 18,6 por ciento en el período de um mes y aumentaron 33,3 por ciento el año pasado. El mayor aumento en un mes desde el inicio del informe en 1963.

Es una nueva y dura realidad para un pueblo acostumbrado a gastar y consumir los ingresos del mundo. La aceleración de la inflación según los estándares históricamente moderados de EE.UU. está erosionando las fuertes ganancias salariales que los trabajadores estadounidenses han visto en los últimos meses: el salario promedio real por hora cayó un 0,1 por ciento en marzo con respecto al mes anterior, ya que el aumento de la inflación erosionó la ganancia salarial total de 0,3 por ciento, según el Departamento del Trabajo. En cuanto a la utilidad real, esta cayó 2,6 por ciento en abril.

En el ámbito político para el presidente Biden el aumento de la inflación fue una mala noticia, su aprobación cayó a medida que subían los precios al consumidor. Este 10 de mayo, Biden volvió a atribuir el aumento de los precios a los cuellos de botella en la cadena de suministro y otras interrupciones en la economía inducidas por la pandemia, así como a la operación rusa en Ucrania, sin informar sobre la responsabilidad de provocar al gigante euroasiático, lo que generó inseguridad en la región.

Los economistas conservadores culpan a esos «niveles sin precedentes de estímulo gubernamental» y una recuperación más fuerte de lo esperado de la pandemia también ha jugado al menos un papel en la exacerbación del aumento de precios.

Una máxima de culpabilizar al consumo, olvidando la irresponsabilidad de la amenaza de EE.UU. y la Unión Europea a Rusia, con origen en la idea fija de ampliar la OTAN.
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