La Sudáfrica blanca de Damon Galgut

Fuente: https://literafricas.com/2021/12/11/la-sudafrica-blanca-de-damon-galgut/

La Sudáfrica blanca de Damon Galgut

Damon Galgut ha ganado el Booker Prize este año, cuajado de premios para los autores africanos, con The Promise. Otro tanto ha ocurrido con David Diop que se ha alzado también este año con el Booker Prize International por Hermanos de alma. Ambos, con diferente alcance geográfico, premian obras escritas en lengua inglesa.

El Booker Prize ha galardonado, hasta la fecha, a otros dos autores sudafricanos -también como Galgut- JM Coetzee, en dos ocasiones, (Vida y época de Michael K y Desgracia), Nadine Gordimer(El conservacionista), al nigeriano Ben Okri (La carretera hambrienta), a la anglonigeriana Bernardine Evaristo con Niña, mujer otras y al jamaicano Marlon James por Breve historia de siete asesinatos. Pero muchos han sido los nominados. En cambio, el Booker Prize International, de carácter bianual, solo contempla en su lista de premiados a un escritor del continente: Chinua Achebe.

El sudafricano, que también ha escrito teatro, estaba hasta hace poco en ese grupo de escritores nominados varias veces. En concreto, en 2003 por El buen doctor y en 2010 por In a Strange Room, Con la novela con la que finalmente ha conseguido el codiciado premio, The Promise, obra que Libros del Asteroide publicará en castellano el próximo año, se comenta que ha conseguido una ficción que refleja «la historia de los últimos cuarenta años en Suráfrica«.

Galgut, nacido en Pretoria (1963), donde localiza precisamente la novela galardonada, siempre quiso ser escritor. Una grave enfermedad, diagnosticada en su infancia, le obligó a permanecer meses encamado con el único refugio de la literatura. Así publicó su primera novela con tan solo 17 años. En sus inicios fue muy criticado, se le acusó de tener una posición privilegiada, hombre blanco e hijo único de una familia bien de juristas, a la hora de narrar la historia de un país como Sudáfrica y no comprometerse de manera expresa. “Recuerdo que me sentí muy dolido por estas observaciones, ya que de alguna manera sabía que en el fondo eran verdad. El atractivo de la ficción para mí no es solo que ilumina la historia, sino que puede decirte cómo se siente un ser humano dentro de la historia”, ha comentado.

El dolor de la gente blanca

En 1991 publicó El hermoso chillido de los cerdos. Por esta novela, Galgut recibió el CNA Prize, el más importante premio literario de Sudáfrica. La obra fue traducida al castellano dentro del catálogo de Baphala, un proyecto independiente que se inició en 2015 con la intención de ofrecer  literatura poscolonial LGTBQIA. Su editora, la gallega Mariana Jorge Lozano, soñó grande, a pesar de intuir desde el principio las dificultades, y lo más importante lo hizo posible trayendo 5 títulos y 1 antología. Galgut, abiertamente homosexual, figura en dicho catálogo con una obra de la que Lozano se prendó “por su fácil lectura, pero porque plantea también temas muy interesantes como el de la independencia de Namibia y de la llegada a la democracia, con esa esperanza, ese optimismo. Esa lucha en paralelo con la del propio protagonista más interna, también buscando su identidad sexual”.

Namibia, el país más seco de África subsahariana, emerge con fuerza en la que es, cronológicamente, la tercera obra de Galgut. Colonizado por el imperio alemán en 1884, que acabó formando el África del Sudoeste. Tras la I Guerra Mundial, las tropas sudafricanas depusieron la administración alemana y en 1920 pasó a ser colonia de este país. En 1948, Sudáfrica impone el apartheid en la, después renombrada, Namibia. La lucha por la independencia fue sangrienta y traumática. En ella participa Patrick, el protagonista de El hermoso chillido de los cerdos.

Patrick lucha por encontrar su sitio, no solo en cuanto a su sexualidad, sino también en un país donde los blancos consideran aquella tierra como propia y en la que ven a los nativos como un “otros” lleno de desprecio, idea de la que cada vez se siente más alejado. Galgut indaga en la psique blanca, también a través del personaje de la madre del protagonista. Una mujer, “una niña afrikáans” que quiere convertirse en una “africana auténtica” y que tiene un amante negro, un activista del SWAPO, con el que consigue sentirse más enraizada, más encajada, hasta el punto de considerar dicha situación como un acto político, “¿crees que te puedes follar a la historia y hacerla desparecer?”, le preguntará en un momento dado su hijo.

El escritor muestra a través de Patrick las aristas de una masculinidad blanca, sobre todo en el pasaje en el que describe la traumática guerra, con la que no se identifica, frente a otra masculinidad negra, la de Godfrey, el amante de su madre, a la que se va acercando paulatinamente, comprometida en la lucha política.

El apartheid emerge en el mismo corazón de una trama que gira constantemente en torno a la imposición de este sistema depredador.

Junto a El impostor, otra ficción, que fue llevada al cine, El buen doctor, completa la tríada de obras de Galgut traducidas al castellano.

Banalidad y violencia

Tildada de ser “la continuidad de Desgracia de Coetzee”, el mismo Galgut admite que su sombra es demasiado alargada, la quinta obra del sudafricano nos lleva a las entrañas de un hospital rural en una Sudáfrica post-apartheid.

Inaugurado durante el apartheid en un homeland (reserva tribal rural promovida a estado – nación) sobrevive con escasos recursos. Con un estilo evanescente y lleno de hurtos al lector, la trama se va deslizando con la apariencia de que nada ocurre. Cuatro médicos, entre ellos la directora, los médicos cubanos y los dos protagonistas, nos sumergen en una narración que plantea algunos dilemas morales y en la que ni siquiera podemos contar con la fiabilidad de los nuevos amaneceres. La experiencia del veterano Frank contrasta con las ganas y el idealismo de un Lawrence lleno de buenos propósitos que se topará con todo un sistema opresor y corrupto. La inactividad, la apatía, la pasividad del primero contrastan con la intensa actividad optimista del segundo.

El racismo encubierto y la relación entre los dos hombres, que el primero se ve forzado a soportar, forman parte de una historia que no se completa nunca del todo. El intento de contar un pasado que aún no es pasado, “se construye sobre las fisuras que atraviesan la nueva Sudáfrica e intenta dar forma a los problemas y cuestiones morales que el apartheid ha dejado a su paso”.

Ambos personajes parecen las dos caras de la psique blanca masculina sudafricana que conviven dentro del propio escritor, tal y como ha comentado en diversas entrevistas. ¿Actuar o no hacerlo? Es un dilema que se plantea mucho más allá del cuadrilátero sudafricano aunque no con las premisas desde las que emerge esta obra. ¿Los buenos propósitos pueden desembocar en cambios imprevisibles? Es otro que también. Quizás son cuestiones que interesan pero que merecen más profundidad.

Un galardón que invita a seguir leyendo

Al recoger el Booker este año, tal y como se ha señalado en múltiples medios, Galgut declaró: “Este ha sido un gran año para la escritura africana y me gustaría aceptar el premio en nombre de todas las historias contadas y no contadas, los escritores escuchados y no escuchados del extraordinario continente del que soy parte. Por favor, sigan escuchándonos, queda mucho por venir”.

El hermoso chillido de los cerdos (The Beautiful Screaming of Pigs, 1991). Traduccion: Mariana Jorge Lorenzo. Ed. Baphala, 2016

El buen doctor (The Good Doctor, 2003) Traducción: Jordi Fibla. Ed. RBA, 2005 (1ª edición)

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